Amor del bueno y un montón de bodas: profesionales de Cádiz esperan un 2022 “aterrador, gracias a Dios”

Cristina Chacón (catering en Sanlúcar), Esteban Pérez (fotógrafo de bodas) y Noelia Ramos (peluquera y maquilladora) cuentan a lavozdelsur.es sus sensaciones como trabajadores de un sector castigado en pandemia que ahora empieza a experimentar su recuperación

La estilista Noelia Ramos, una de las profesionales de Cádiz que esperan un 2022 “aterrador, gracias a Dios”.
La estilista Noelia Ramos, una de las profesionales de Cádiz que esperan un 2022 “aterrador, gracias a Dios”. MANU GARCÍA

Una bolsita con una mascarilla, gel hidroalcohólico y toallitas en una canasta al entrar en un salón de celebraciones. Quién iba a decir a las parejas que regalarían material anticovid en sus bodas además de puros o abanicos. El sector nupcial agonizaba aquel marzo de 2020 que parece tan lejano en el tiempo. La crisis zarandeó a los caterings, los wedding planners, los floristas o los fotógrafos, sin precedentes, dejándoles fuera de juego y obligándoles a readaptarse mil y una vez.

Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2020 se registró un 50% menos de compromisos que en 2019, es decir, se celebraron 1,9 bodas por cada 1.000 habitantes, “el valor más bajo desde el año 1976”. El varapalo se notó, sobre todo, en abril y mayo cuando se produjo un descenso del 90% con respecto al año anterior. El golpe fue tan duro que incluso se creó la primera organización de España que engloba al sector nupcial -Asociación de Profesionales de Bodas en España (APBE)- para intentar salir del temporal sin despeinarse. Además de dar visibilidad a los trabajadores que temblaban ante un futuro incierto donde sus trabajos no tenían cabida.

Catering de la familia Chacón en una boda.
Catering de la familia Chacón en una boda.  CEDIDA

“Nos vimos totalmente perdidos. Si tengo una palabra para definirlo como tal es miedo”, comenta Cristina Chacón, del catering Chacón, una empresa sanluqueña al cargo de su padre José Manuel, que lleva 22 años en el servicio. Los expertos en montar cocinas piloto en cualquier lugar y diseñar menús para los prometidos se encontraron con todos sus proyectos paralizados e “incertidumbre al no saber cuánto iba a durar todo lo que estaba pasando”. Justo el día que se declaró el estado de alarma tenían una boda que tuvieron que cancelar.

“Nos vimos totalmente perdidos"

Cristina recuerda que pudieron celebrar algunos compromisos desde que acabó el confinamiento hasta el 28 de agosto. “Ese día vino la famosa palabra toque de queda. Y nada, septiembre todo cancelado”, resopla. Según cuenta a lavozdelsur.es, han tenido que hacer filigranas para salir adelante. “Hemos estado adaptándonos durante toda la pandemia a cualquier cambio. Si no podía haber coctel de bienvenida, poníamos los aperitivos sentados. Si no se podía barra libre, poníamos una copa en mesa”.

Los sanluqueños preparando el servicio de catering en una celebración.
Los sanluqueños preparando el servicio de catering en una celebración. CEDIDA

Este año, el catering que ofrece desde comida tradicional hasta fusión asiática, “ha sido mejor de lo que pensábamos”. Aún así, no alcanza el volumen de trabajo que tenían antes de la crisis. Las parejas cancelaban o posponían al 2022 ante los acontecimientos y los constantes cambios de restricciones. Un vaivén de medidas que, según Cristina, llevaba a la desinformación dentro del sector. “Había falta de información, los clientes nos preguntaban si podían celebrar su boda y nosotros no sabíamos, hablábamos desde nuestro punto de vista”, comenta la sanluqueña que más de una vez tuvo que darle vueltas a la cabeza para organizar las mesas en base a los aforos.

"La recuperación se nota bastante"

Ahora, el devenir de los trabajadores da un giro progresivo que ya se empieza a percibir. “El sector de bodas ahora mismo está overbooking, saturado. Está recuperándose, el 2022 va a ser brutal”, expresa Esteban Pérez, fotógrafo especializado en captar momentos llenos de ternura. Los nuevos compromisos se unen a los que se habían aplazado, por lo que la recuperación “se nota bastante”. Según el profesional de la imagen en que también elabora reportajes para prensa en Jerez, las celebraciones ahora “son prácticamente normales”. Sin embargo, en los últimos meses ha sido testigo de los cambios en los enlaces matrimoniales.  

Autorretrato.  ESTEBAN
Autorretrato.  ESTEBAN

“Todas las bodas que he hecho han sido en exterior, espacios abiertos, ahora llega el frío y a ver que pasa”, dice Esteban que ha visto bailes con mascarillas, invitados con miedo y muchas carpas. “El 99% se han celebrado por la mañana por las medidas, las que estaban previstas por la tarde se han cambiado, y eso dio problemas porque había fotógrafos te tenían dos bodas seguidas”, explica.

Cuando la pandemia aterrizó, los clientes empezaron a posponer sus eventos y elegir nuevas fechas de 2021, 2022 e incluso al 2023. “En esa espera, la gran mayoría han seguido para delante, pero ha habido casos de separación y de parejas que han decidido no casarse y simplemente se han ido a vivir juntos”, comenta el fotógrafo colaborador habitual de este medio.

Noelia peina a una clienta en la peluquería.
Noelia peina a una clienta en su peluquería.  MANU GARCÍA

Tensión, imprevistos, desesperación. Algunos novios han aplazado sus celebraciones numerosas veces y otros aún esperan el gran día. Esa “locura” de cambios de fecha también la vivió la jerezana Noelia Ramos, peluquera y maquilladora que “desde pequeñita ya jugaba con los peines”. Antes de la crisis, la profesional ofrecía sus servicios a domicilio, sin embargo, en noviembre de 2020, “en pleno apogeo”, decidió abrir su peluquería Noelia Ramos hair & make up en la calle Hijuela de la Canaleja. “Me la jugué”, dice la estilista. Aún así, continuó yendo a los domicilios de las novias a las que últimamente suele peinar con trenzas o coletas adornadas con tiaras.

Noelia Ramos, peluquera y maquilladora jerezana.
Noelia Ramos, peluquera y maquilladora jerezana. MANU GARCÍA
La jerezana trabajando en su local.
La jerezana trabajando en su local. MANU GARCÍA

Tras 13 años en este mundo, de buenas a primeras, “todo cayó en picado” y tuvo que adaptarse a las medidas de higiene y a los aplazamientos. “A muchas novias las perdimos, cuando cambiaban de fecha ya estaban cogidas y no coincidían. Se vivió mal también por ellas, te daba pena”, expresa. Después, comenzó a peinar y maquillar a sus clientas en función de las circunstancias.

“Como las bodas eran de mañana el maquillaje era más tenue”, dice la jerezana que este año ha experimentado “mucha” recuperación. “Ahora están todas a la vez, este año que entra es aterrador, gracias a Dios”. Incluso se desplazará a Córdoba para arreglar a una de sus clientas.

Una luz alumbra el camino para los trabajadores nupciales que miran con optimismo el nuevo año, cargado de mucho amor y mejores ganancias en la provincia de Cádiz.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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