"La cultura ha dejado de significar educación"

El poeta Luis García Montero presenta en la ciudad 'Conversación con Luis García Montero', un libro en el que aborda con Jesús Maraña, director de infoLibre, "el desprestigio de la política y la importancia del periodismo independiente".

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Luis García Montero (Granada, 1958) llega a la cita junto a Jesús Maraña, director de infoLibre. Viste camisa celeste, pantalones vaqueros y sandalias negras. En el bolsillo de la camisa, unas gafas y un bolígrafo, complementos indispensables del buen lector y que luego le serán útiles durante la presentación de Conversación con Luis García Montero, que tiene lugar en los Jardines de la Luna Nueva poco después de concluir la entrevista, que se realiza en un salón de la vivienda anexa. Poeta y político de primera línea circunstancialmente, ahora ha vuelto a dar clases en la universidad y piensa publicar el año que viene su próximo libro de poesías, cuatro años después del último.

La última vez que vino a Jerez fue como candidato de IU a la Comunidad de Madrid, ¿ahora vuelve a ser poeta o nunca dejó de serlo?

En política estoy metido o tengo relación desde que entré en la Universidad de Granada. El ambiente universitario en el que estudié estaba muy politizado. Eran los últimos años del franquismo y había una presencia muy activa de la tradición de la lucha clandestina estudiantil obrera contra el franquismo. Estoy hablando del año 76. Y después en el año 86 fui miembro de la fundación de IU, de manera que relación con la política he tenido siempre. Es verdad que mi actividad tiene más que ver con la cultura, con la escritura, no con la política institucional.

¿Cree que le perjudicará a su carrera haber sido candidato de un partido político?

Uno se plantea estas cosas antes de dar el paso y comprende lo positivo y lo negativo. La política está muy desprestigiada y hay un sector que cuando te ve representando a una organización política pues proyecta en ti el desprestigio general de la política. Después, la vida política es muy sectaria, hay mucha gente dispuesta a considerarte un enemigo porque te apuntas a unas siglas que son distintas a las suyas.

¿Le ha pasado?

Sí. Estoy muy acostumbrado a eso, en el sentido de que cuando he mantenido posturas que tienen que ver con la Iglesia católica ha habido mucho beato que se ha puesto en contra mía. Estoy acostumbrado también a que me miren con mal ojo la gente de la derecha tradicional. Incluso he recibido algunos mensajes de gente que piensa que no se debe militar en IU porque ahora hay que estar en Podemos y que me ha recriminado que me mantenga en IU. Frente al descrédito que se está viviendo y frente a esa coletilla de “todos son iguales”, “corruptos”… Hay que reivindicar que la política es un ejercicio fundamental en la vida democrática.

"La vida política es muy sectaria, hay mucha gente dispuesta a considerarte un enemigo porque te apuntas a unas siglas que son distintas a las suyas"

Las generalizaciones nunca son buenas…

Ni todos son iguales ni uno puede caer en la trampa de desprestigiar la política. A mí siempre me gusta repetir una cosa que afirmó Antonio de Machado en el Juan de Mairena: “Cuidaos de quien os dice no os metáis en política porque eso es que quiere hacer la política sin vosotros”. Reivindicar la dignidad de la política me parece fundamental. Uno puede mostrar en público sus simpatías políticas, la organización de la cual se encuentra más cercano, sin convertirse por eso en un enemigo de gente que esté en otras acciones políticas.

Finalmente no obtuvo representación en la Asamblea de Madrid, ¿qué falló?

La situación era muy difícil. Cuando me llamaron de la dirección de IUCM las encuestas daban que estábamos por debajo del 5% que hace falta para entrar en la Comunidad de Madrid. Además, la compañera que había ganado las primarias había decidido salirse de IU preparando su entrada en Podemos, como ha hecho después. La situación de IU en general era muy difícil y más en Madrid, donde había una división interna muy fuerte. La dirección del Partido Comunista en Madrid (PCM) había perdido la asamblea de IU en la Comunidad de Madrid y había un enfrentamiento muy fuerte entre un sector de la dirección del PCM y la dirección de IUCM. Lo que ha tenido más protagonismo ha sido la lucha de unos contra otros que la defensa de un proyecto político. A mí me tocó vivir una situación donde un sector del Partido Comunista había decidido que de lo que se trataba era de liquidar IU para buscar la entrada en Podemos y eso ha ido deteriorando la vida de IU desde las elecciones europeas hasta la situación en la que estamos ahora.

Después de las municipales y las autonómicas, ahora la dirección de IU sí que apuesta por la convergencia, algo con lo que usted no está de acuerdo…

Milito en Izquierda Abierta, que es un partido que se fundó dentro de IU para apoyar la configuración de nuevas mayorías y la convergencia. El político mas significado del grupo es Gaspar Llamazares y nosotros fuimos los primeros en pedir democracia interna, convergencia con otros partidos y celebración de primarias. Lo que pasa es que la vida interna de IU está muy marcada por el control del PCE. IU, en buena medida, es la máscara electoral del Partido Comunista y el PCE toma decisiones según sus propios intereses, no los de IU. Entonces, cuando dentro de IU nosotros defendíamos la necesidad de buscar convergencia con otras fuerzas, el PCE hizo todo lo posible para que no se celebraran primarias y no hubiera convergencia. A partir de la situación creada después de las elecciones europeas un grupo del PCE decidió dar por acabada la realidad de IU y en principio lo que se podía era un pacto con Podemos. Yo sigo creyendo en la necesidad de crear una nueva mayoría y procesos de convergencia, en lo que no creo es que esos procesos de convergencia sean la máscara que ahora necesita el PCE para seguir funcionando en beneficio propio y no según las respuestas que la izquierda debe dar a la situación actual.Visto el panorama, ¿no es paradójico que se siga llamando Izquierda Unida?

Pues sí, es muy paradójico. Creo que IU fue un intento de poner en marcha un movimiento político y social de renovación y no haber dejado que IU se desarrolle ha hecho que hayan surgido otras fuerzas como Podemos que han conectado con una realidad social que debería haber sido el horizonte de IU.

¿Tiene la política algo de poesía?

A mí me parece que sí. La política entendida como la defensa de unos valores sociales tiene que ver con la poesía, que siempre es una indagación en la condición humana, en los valores éticos y un ajuste de cuentas con la realidad. La imaginación siempre mira por el ojo de una cerradura a la realidad para tomar conciencia de ella y para ajustar cuentas con ella. Y en ese sentido, pues hay un punto de encuentro en defensa de esos valores entre la poesía y la política.

¿Cómo eran las comidas familiares en su casa? Lo digo por eso de ser usted militante de IU y tener a un hermano concejal del PP…

Nosotros hemos tenido la suerte de tener una vida familiar muy razonable y eso es mérito de nuestros padres. Tengo que aclarar que la oveja negra de la familia soy yo, que mi familia es bastante conservadora y soy yo el que está acostumbrado a ser el raro. En ese sentido se ha creado un clima donde las diferencias políticas no han roto la fraternidad. Mi hermano, siendo concejal del PP, me ha permitido que defienda posturas contra los intereses del PP en Granada sin que eso se convierta en una ruptura de la fraternidad ni en un problema de carácter personal. Se puede pensar de manera distinta sin ser adversario ni ser enemigo y yo he tenido la suerte de que mi familia me permita eso.

¿Cómo se hace uno de izquierdas criándose en una familia tan conservadora?

Verás, yo viví en una época en la que la sociedad española se estaba transformando. Estudié en los Padres Escolapios de Granada, y en los años 60 era un colegio religioso tradicional pero en los 70 me llevaron a hacer unos ejercicios espirituales donde se leía a Bertolt Brecht, a Antonio Machado y donde había un cura rojo, gente que decía que era más difícil que entrara un rico en el reino de los cielos a que pasase un camello por el ojo de una aguja. A partir de ahí, de manera natural fui generando una conciencia social contra las injusticias que después me hizo conectar en la universidad con sectores que eran herederos de la lucha clandestina contra el franquismo y con el Partido Comunista. Como estudiante de Literatura nunca vi una ruptura entre la dedicación a la literatura y el compromiso político, porque por ejemplo yo soy granadino y para mí leer a García Lorca era buscar la ciudad que había quedado borrada con el asesinato de un poeta. Después hice mi tesis doctoral sobre Rafael Alberti, que había tenido un compromiso claro y había estado 40 años en el exilio por su compromiso. En el primer movimiento poético en el que participé se tenía como un maestro a Antonio Machado, que era algo así como la encarnación del espíritu republicano español. Y si pienso en poetas como Blas de Otero, al que tuve la suerte de conocer, o Ángel González, que fue uno de mis maestros, pues todos eran poetas que habían estado en el compromiso político. De manera que siempre viví con naturalidad mi entrega total a la poesía con mi vinculación cívica.

"La vida interna de IU está muy marcada por el control del PCE, en buena medida es la máscara electoral del Partido Comunista"

Siendo granadino y poeta imagino que es casi inevitable que Lorca sea uno de sus referentes.

A Lorca me lo encontré en la biblioteca de mis padres, una edición de sus Obras completas, y me fascinó. Los primeros poemas que escribí y que mi madre conserva en una caja de galletas donde se conservan las gracias de tus hijos pequeños, son poemas muy lorquianos. Para mí Lorca fue un primer deslumbramiento y después libros como Poeta en Nueva York o El diván del Tamarit me han enseñado mucho a configurar un modo de construir imágenes, de imaginar, de construir, de perseguir metáforas y sigue siendo uno de mis referentes. Para mí crecer en Granada y dedicarme a la poesía fue buscar el hueco que había dejado en la ciudad García Lorca después de su asesinato.

¿Se acuerda de su primer poema?

No. Me acuerdo que escribí un final distinto para un poema de (Ramón de) Campoamor, porque mi padre tenía la costumbre de leer en alto Las 1.000 mejores poesías de la lengua castellana y uno de sus poemas favoritos era El tren expreso de Campoamor, una historia de amor que se interrumpe porque al final muere ella. Cansado de oír ese final triste me inventé uno distinto para que ella pudiese sobrevivir y vivir con felicidad su amor. Esa sí recuerdo que fue de las primeras cosas que hice.

¿Con qué edad?

Podía tener 12 o 13 años, al principio de mi adolescencia.

¿Y qué ha cambiado en su poesía desde entonces?

Empecé siendo muy heredero de la vanguardia, del Rafael Alberti de Sermones y moradas o de Sobre los ángeles; de García Lorca con Poeta en Nueva York y poco a poco fui buscando una poesía que tuviese más que ver con la música de la meditación, con el ejercicio de conciencia, con la indagación individual para ver cuales eran los lazos de mi personalidad con la realidad. He ido haciendo una poesía quizás cada vez más controlada, buscando la intensidad en el ejercicio del conocimiento más que la búsqueda de metáforas llamativas. A partir sobre todo de Habitaciones separadas, que es un libro mío de 1994, fui descubriendo mi mundo propio, marcado por una melancolía optimista, de alguien que reconoce la ingenuidad de sus sueños a través de la lucidez pero que quiere seguir manteniendo por convicción unos ideales a los que no quiere renunciar.¿Con qué libro suyo se queda?

En lo que se refiere a mi poesía es muy complicado porque hay libros que me aportan cosas distintas. Juan Ramón Jiménez decía que se levantaba todos los días con ganas de hacer una antología distinta de su poesía. Lo que le gustaba un día otro dejaba de gustarle y al revés. Hay libros en los que me siento más cómodo que en otros, pero cada uno me ha aportado una cosa distinta. Habitaciones separadas, Completamente viernes, Vista cansada y el último Un invierno propio son libros a los que acudo cuando tengo que hacer una lectura en público.

También ha sacado Poesía completa, ¿ya lo ha publicado todo entonces?

No. Mi primer libro salió en 1980, hace 35 años, y eso significa que buena parte de lo que podía aportar a la tradición poética española ya está hecho. Ahora, más que la impaciencia del que quiere encontrar un mundo propio, pues tengo la paciencia del que no quiere repetirse. No quiero escribir con recetas, volviendo a escribir el poema que ya he escrito, acumulando poemas que no añaden nada. En esta situación resulta lógico ordenar lo que ya has publicado. Estoy muy agradecido a la editorial Tusquets por eso, por haber sacado un volumen con todos los libros que he escrito desde 1980.

Como poeta me puedo imaginar cómo le sienta el elevado IVA cultural...

Me parece una barbaridad. Fue una medida del PP para castigar a la cultura, sobre todo para castigar a los actores de cine, de teatro, que habían mantenido una postura clara contra el PP desde el conflicto de la guerra de Irak. Todo el movimiento del No a la guerra movilizó mucho a la gente en contra de aquella barbaridad y el PP siempre creyó que su derrota electoral en las primeras elecciones de Rajoy se debió al movimiento de la gente de la cultura.  Se propuso ese objetivo, hundir el mundo del teatro y del cine y una de las medidas fue la del IVA cultural. El entorno neoliberal en el que nos movemos ha hecho que la cultura haya dejado de significar educación, conciencia crítica, para confundirse cada vez más con el entretenimiento más zafio y más superficial. Eso me parece muy peligroso a la hora de pensar en una sociedad democrática.

Quizás fuera por eso de que es más fácil manejar a una población menos culta…

No es solo manejar como rebaños a una población no culta o analfabeta, con todas las nuevas formas de analfabetismo que están surgiendo, es también pensar qué tipo de ciudadanos producen. Aquí se está produciendo un tipo de ciudadano que ve la vida como competencia, desde el egoísmo, el pegarse codazos, el sálvese quien pueda… Quedan en último lugar las ilusiones colectivas, la capacidad de comprender al otro y el dolor ajeno, de ser responsables de lo que ocurre con los demás. Las humanidades, y muy en concreto la literatura, te ayudan a educarte sentimentalmente, a comprender que los otros no son objetos de usar y tirar, que tienen su vida interior, que tienen sus derechos. Todo lo que sea liquidar eso te hace tener a ciudadanos dispuestos a devorarse, a competir entre ellos.

"Para mí crecer en Granada y dedicarme a la poesía fue buscar el hueco que había dejado en la ciudad García Lorca después de su asesinato"

Viene a Jerez a presentar Conversación con Luis García Montero, ¿qué se puede encontrar ahí?

Es un libro en el que Jesús Maraña y yo hablamos de las responsabilidades de la sociedad actual, de las claves de la sociedad democrática, del desprestigio de la política... Hemos hablado de la importancia del periodismo independiente como una clave de la democracia. En ese sentido, Jesús Maraña como director de infoLibre representa para mí la apuesta por un periodismo independiente en un país donde los grandes medios están en manos de los bancos y de las multinacionales y donde cada vez más parece que el periodismo está al servicio de los gabinetes de prensa de los poderosos. Hablamos de eso y de cómo el compromiso con la sociedad empieza con el intento de cumplir bien con el propio oficio. Un periodista no puede ser un divulgador de consignas.

¿No le parece triste que haya tenido que venir una crisis tan profunda para que surjan medios independientes como infoLibre, eldiario.es o La Marea?

A mí me parece que la crisis, que ha dejado sin posibilidad de trabajo a muy buenos periodistas, ha desviado hacia las plataformas digitales la posibilidad de un periodismo independiente. Creo que es falsa la polémica entre periodismo en papel y digital, porque de lo que se trata es de hacer buen periodismo sea de la forma que sea. Un poco lo que Mediapart propuso en Francia, un periodismo que no acepte la determinación ni de las multinacionales ni de los bancos, ni de los grupos políticos, un periodismo que dependa de los profesionales y de los lectores.

¿En qué trabaja ahora?

En varios proyectos. Mi último libro de poemas, Un invierno propio, salió en 2011, y ya me va tocando sacar un libro nuevo, a ver si para el año que viene puedo tenerlo. Y aparte estoy haciendo poquito a poco una biografía de Federico García Lorca como lector, de lo que fue leyendo desde que era un niño: Cómo se fue formando, qué leía, a qué tradiciones pertenecía… Leyó a Víctor Hugo, a Shakespeare, a Walt Whitman, cuento cómo buscaba autores que le ayudaban a comprender su propia homosexualidad, cómo leyó a Oscar Wilde... La biografía de un escritor es la biografía de un lector.

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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