Pedro Vázquez, el peluquero que guarda sus tijeras (y los secretos de sus clientes) en La Azotea Loca

Este profesional de casi treinta años de trayectoria combina en su local, de nombre tan característico, la tradición del afeitado clásico con los cortes modernos que piden los más jóvenes

Pedro Vázquez, el peluquero de la calle Corredera.
Pedro Vázquez, el peluquero de la calle Corredera. JUAN CARLOS TORO
12 de agosto de 2025 a las 19:17h

Un nombre inspirado por la música

Pedro Vázquez, de 47 años, no dudó cuando tuvo que elegir el nombre de su peluquería: La Azotea Loca. Puede que parezca un nombre peculiar para una barbería, pero es una canción de Miguel Campello que encierra parte de su esencia.

Se inició en este oficio a los 18 años de edad y desde entonces no ha parado. Ante estuvo ubicado en la calle Caballeros, pero optó por irse a la Corredera por ser un lugar de más tránsito de personas. Una amiga le animó a formarse en peluquería y, casi sin quererlo, descubrió que era lo suyo. En su local del centro de Jerez, conviven generaciones enteras de clientes.

Desde mayores que buscan el afeitado clásico a jóvenes que piden los cortes degradados del momento. Le gusta cortar con navaja, una técnica que ya casi no se estila, y con tijera. Está convencido de que lo clásico no se pierde, pero no quita que atienda a las modas con cortes más modernos.

La Azotea Loca, ¿por qué este nombre?

Pues ese nombre viene por una canción de Miguel Campello que me inspiró, por el nombre de una canción que significa mucho para mí. De ahí viene lo de La Azotea Loca.

Un nombre peculiar para una peluquería y barbería.

Sí, peluquería y barbería donde tenemos afluencia de gente de todas las edades, sobre todo personas mayores, que buscan el afeitado clásico de toda la vida. Llevo 27 años cortando el pelo y sé hacerlo con navaja y con tijera. El corte clásico.

¿También los cortes más innovadores, lo que buscan los más jóvenes?

Voy de un extremo a otro, que son degradados, cortes desfilados, pelos largos… La gente joven busca más bien los cortes degradados, mucho más cortos, tipo americano.

"Me gusta crear cortes al gusto del cliente, pero si me dan libertad… la navaja siempre entra en juego"

¿Cómo comenzó en esto?

Por una amiga del instituto que estuvo haciendo el curso de peluquería, ella fue la que me impulsó a hacerlo. Y ahí empecé desde los 18 años. Ella estuvo en la academia, en la misma en la que estuve yo dos años. Desde entonces no me ha faltado el trabajo, hasta el día de hoy. Fui por probar y me gustó.

¿Qué es lo que más le atrae de su oficio?

El trato con la gente. En cierto modo el peluquero se convierte hasta en confesor de sus clientes. Confesor, psicólogo… Es un cúmulo de todo. Hablan de las mujeres, de cómo está el ambiente, que si el autónomo está muy caro…

¿Y cómo está la vida para los autónomos?

Estamos demasiado ahogados en impuestos. Antes no. Ahora ya es para sobrevivir. Y más en el centro, ahora que tenemos autobuses pasando cada hora. Eso se nota mucho.

"Estamos para sobrevivir. Los impuestos y la falta de servicios en el centro lo ponen muy difícil al pequeño autónomo"

Se ubica en la calle Corredera, en un local que está situado en esa vía importante en cuanto a tránsito de gente. ¿Eso es importante?

Es muy importante. Estoy en todo el centro. Y la verdad es que siempre tengo tránsito de gente a tope. Cada vez entran más turistas.

¿Y el que entra en la peluquería tiene claro cómo quiere pelarse o lo deja en sus manos?

Depende. Si llevo mucho tiempo con este cliente, no hace falta ni que me lo explique. Pero vamos, como profesional, nada más que entra por la puerta, ya sé cómo meterle mano. Para eso me fijo en su pelo, la forma de peinarse, la forma de vestir, su forma de hablar. Así ya sé más o menos cómo arreglarle el pelo.

Antes estuvo en la calle Caballeros, donde empezó.

En la calle Caballeros estuve once años. Me cambié porque en este punto donde estoy ahora, la calle Corredera, hay más tránsito de gente. En la otra calle solamente había tránsito, pero de coches.

En la puerta de su establecimiento, 'La Azotea Loca'.
En la puerta de su establecimiento, 'La Azotea Loca'.    JUAN CARLOS TORO
¿Y cuál es el peinado o el corte que más le gusta hacer?

A mí el corte a navaja. Me gusta mucho la navaja, afeitar a navaja, todo lo que tiene que ver con los cortes larguitos.

Ahora se usa mucho la maquinilla, ¿no?

Muchísimo más. Ya no se utiliza la tijera tanto. Y la navaja menos, muchísimo menos. Hay muy poca gente que sabe manejarla.

¿Llega gente con alguna revista, alguna foto de alguien famoso como modelo para que le arregle el pelo como a ellos?

Sí, un montón. Eso me da mucho coraje. No me gusta nada. Porque veo que son gente que no tiene personalidad. Si tienen un estilo propio y te dicen yo quiero esto, esto y esto, no hace falta foto, no hace falta nada.

"Las modas están bien, pero todo está inventado. Lo que importa es tener estilo propio"

En esto de la peluquería influyen también las modas.

Sí, pero las modas duran 10, 15 años y van cambiando. En la moda de ropa como en la peluquería, está todo inventado. Absolutamente todo. La raya al lado, para adelante y para atrás, y poco más.

¿Los futbolistas más famosos suelen marcar tendencias?

Mucha tendencia. Es lo que piden los chavales jóvenes. Piden pelarse como Cristiano Ronaldo o cosas así. Eso no me gusta: voy anti-moda.

Pedro atendiendo a un cliente.
Pedro atendiendo a un cliente navaja en mano.    JUAN CARLOS TORO
En pocas palabras, no le gusta imitar o copiar, le gusta ser creativo.

Crear siempre al gusto del cliente, claro está, o cuando me dejan al gusto mío, que pasa por la navaja. A los hombres mayores les gusta también. El terminado a la navaja da un toque especial en el corte.

Volvieron los barberos porque se puso de moda la barba.

A la gente joven le gusta no solo la barba. También la perilla, bigote, hay muchos tipos de terminaciones. Y recalco que se está volviendo a ir a la barbería a afeitarse, como antaño.

¿El corte de pelo, el arreglo de la barba o afeitarse, es caro?

Bueno, yo lo veo a su precio. Los impuestos están cada vez más altos, lo que nos obliga a subir. Un corte y barba lo tengo a 15 euros, que tampoco es caro. El precio está en lo habitual en casi todas las peluquerías.

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Kiko Abuín

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