Su trabajo llevó a la declaración BIC de la Zambomba
Eva Cote Montes, antropóloga, historiadora y etnógrafa, formó parte del equipo que elaboró el expediente que permitió la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) de la Zambomba de Jerez y Arcos. Con un amplio recorrido académico y numerosas conferencias, está considerada una de las expertas más reputadas en el estudio de las costumbres y tradiciones populares.
Ahora, cuando se cumplen diez años de aquella declaración, vuelve la mirada hacia aquel expediente de inscripción como Actividad de Interés Etnológico, un trabajo que realizó en 2012 para el Instituto Andaluz del Flamenco y que sentó las bases de la protección cultural de esta celebración navideña.
En esta entrevista, Eva Cote analiza el presente de la Zambomba y la evolución —para bien y para mal— que ha experimentado a lo largo de los años. Desde su perspectiva experta, se muestra crítica con la deriva que ha tomado esta expresión popular, que, según afirma, poco tiene que ver ya con sus orígenes. Mercantilización, turistificación y una fuerte flamenquización han transformado profundamente la esencia de la Zambomba, aspectos sobre los que reflexiona desde su conocimiento y experiencia.
Respuesta: No creo demasiado en los reconocimientos BIC cuando se utilizan para el turismo. Debería servir para dar a conocer una tradición, una seña de identidad, un patrimonio; dar a conocer sus orígenes, cómo ha ido transformándose en el tiempo, porque todas las tradiciones se transforman, no permanecen inmutables.
R: Todas las tradiciones, todas las costumbres, todas las celebraciones van cambiando a lo largo del tiempo porque se van adaptando a las nuevas mentalidades. En el caso del oficio, a los nuevos materiales, a los nuevos modos de hacer y de estar. Todo cambia, todo evoluciona conforme a los tiempos. Aferrarse a que algo no se puede cambiar porque “ha sido así toda la vida” es mentira. Te pones a observar y, con poco que prestes atención, ves los muchos cambios que se han ido incorporando y que tienen que ver con los cambios de mentalidad en cualquier tradición, en cualquier patrimonio, por lo tanto.
"Las Zambombas de Jerez son otra cosa, esto ya es un espectáculo pasado por el filtro de la mercantilización"
R: Cuando hablamos de patrimonio inmaterial, como por ejemplo la Zambomba, es patrimonio inmaterial, no tangible, porque los bienes materiales se protegen de otra manera. A la hora de proteger un bien material, se trata de que permanezca lo más fiel posible a cómo fue en origen. Pero cuando hablamos de lo inmaterial, ya estamos viendo que es todo lo contrario: es un patrimonio vivo y que tiene que ir cambiando y evolucionando conforme evolucionan los modos de pensar.
R: Se puede hacer todo lo que la gente del lugar quiera con una seña de identidad propia, pero avanzar no siempre es positivo. Muchas veces sirve para dejar atrás tradiciones y crear otras nuevas; también para hacer que una tradición deje de ser lo que fue y se convierta en otra cosa, que es lo que nos está pasando, a mi entender, aquí con la Zambomba. Cuando se hizo el expediente que sirvió de base a la declaración, ya se estaba viendo. Cada vez había más zambombas comerciales, zambombas que habían pasado por el filtro de la mercantilización, y entonces habían perdido ese sentido genuino, ese sentido que tenía de compartir, de socializar; no de venderla, no de comprarla, sino de compartir un rato, de cantar en coro, todo el mundo, sin que nadie se sintiera excluido, y no unos artistas frente a un público. Eso se veía venir; ya estaba sucediendo cuando se hizo la declaración del expediente.
R: Ahora las Zambombas de Jerez son otra cosa, esto ya es un espectáculo pasado por el filtro de la mercantilización. Ya no es una seña de identidad para la mayoría de las jerezanas y los jerezanos. Esto no es con lo que nos sentíamos identificados, ni siquiera para el que viene de fuera, a quien, en cierto modo, se le engaña también, porque se le habla de la inmutabilidad de las Zambombas. No es verdad. Lo que se hacía al menos dos generaciones atrás, en la época de nuestros abuelos, no tiene absolutamente nada que ver con lo que se hace hoy en día.
R: Empezando por el nombre de Zambomba, que pertenece a una generación atrás, es muy reciente, de los años 70. Eran fiestas de Navidad, fiestas de Nochebuena… La Nochebuena de Jerez, así era conocida, al menos en mi tiempo, por lo que me contaban mis ascendientes.
"Ya no es una seña de identidad para la mayoría de los jerezanos, ni siquiera para el que viene de fuera, a quien, en cierto modo, se le engaña también"
R: Las Zambombas se empezaron a promocionar turísticamente por parte de la administración local, principalmente, y por el gremio de hostelería con fines turísticos. Eso, sin lugar a dudas, se empezó a promover en Jerez. Y eso ha ido atrayendo gente, ha provocado que haya muchos más grupos de zambombas, que haya bares que celebren incluso durante las navidades una zambomba cada día, con artistas contratados. También se dice que es una entrada de dinero para la ciudad, algo que pondría entre comillas, porque ¿para quién es una entrada de dinero? El gremio de la hostelería, que no son los dueños sino los camareros, las camareras, las cocineras, cobran lo mismo y trabajan el doble o el triple. Si hablamos de los servicios públicos de limpieza, tres cuartos de lo mismo. Ellos cobran lo mismo a fin de mes y trabajan el doble o el triple. Y luego no hablemos de los vecinos del centro, entre los que me incluyo. Eso es una locura.
R: Mala suerte, porque... ¿Qué es lo auténticamente jerezano? ¿El compás flamenco, las letras de los villancicos? Eso no era lo auténticamente jerezano, porque hasta los años 70 las Zambombas no eran flamencas. Se hacían en las casas de vecinos, tanto en las que vivían gitanos y flamencos como en las que no. También se hacían en los cortijos de la campiña y en las casas de los poblados de colonización, y no eran flamencas. Había una musicalidad extensísima con tonos antiguos, una riqueza que se perdió cuando las Zambombas aquí en Jerez —que entonces no se llamaban Zambombas, sino fiestas de Navidad— estuvieron a punto de desaparecer por distintas circunstancias, porque, como decimos, todo evoluciona.
R: La gente empezó a mudarse de las casas de vecinos a los bloques, y esos espacios de sociabilidad que se compartían en las casas de vecinos dejaron de existir. En los bloques había vecinos de distintas procedencias que ya no se conocían. Fueron los años 70 cuando empezaron los primeros programas de televisión en Nochebuena y Nochevieja. La gente se quedaba viendo la tele. Empezaron a perderse esas fiestas que se hacían en Navidad. Fue una iniciativa de la Cátedra de Flamencología, cuando el director era Juan de la Plata, que retomó esas fiestas llevándolas a las peñas flamencas de la ciudad, donde, lógicamente, se aflamencaron. Se metieron por bulería muchos de los cantes y, cuando tuvo éxito, se fundó el coro de la Cátedra de Flamencología con el maestro Parrilla, que incorporó la guitarra, algo que antes no existía en las fiestas de Navidad. Entonces, si a lo genuino le llamas Zambomba flamenca... eso es desde finales de los años 70. Lo anterior era otra cosa. ¿Qué es la Zambomba auténtica? Yo diría que, si lo que se busca es ese origen de sociabilidad, de compartir, de familia, de amigos, de candela… esa época ya pasó. Lo que se va a encontrar ahora es otra cosa muy diferente.
"¿Qué es lo auténticamente jerezano? ¿El compás flamenco, las letras de los villancicos? Eso no era lo auténticamente jerezano"
R: La identidad, si hablamos de lo que se está vendiendo —que no olvidemos que se vende turísticamente a la gente de fuera—, la zambomba genuina es en la que una vecina saca los buñuelos, otra los pestiños, otra la botella de anís… No es lo que hacemos ahora. Eso ha desaparecido, ya no nos identifica. Lo considero un consumismo desmedido y sin respeto al descanso de los vecinos.
R: Primero, habría que definir qué es la Zambomba tradicional, hasta dónde se quiere remontar para buscar el origen de lo tradicional, porque lo tradicional, en realidad, no es más que lo que se ha venido manteniendo en el tiempo, con los cambios que haya tenido. Porque las cosas que no cambian terminan desapareciendo. Cuando algo ya no nos representa, dejamos de hacerlo, dejamos de consumirlo y listo. Entonces, primero habría que definir qué es la Zambomba tradicional, y después tener claro que lo que hay hoy en día no es la Zambomba de los patios de vecinos. Son fiestas, espectáculos flamencos y, como en cualquier espectáculo, tú pagas una entrada o la consumición para la entrada gratuita, hay unos artistas, se hace fiesta y la gente se divierte, pero se pierden las letras de los antiguos romances.
R: Es verdad que sí, que hay grupos —no siempre hermandades— que se preocupan de recuperar las letras antiguas, aunque incorporen nuevos instrumentos, pero eso está dentro de la evolución. Se intenta rescatar letras antiguas. Pero se han perdido muchas y se ha perdido la musicalidad de las antiguas tonás. Había una riqueza musical que se perdió, aunque reconozco que todavía se pueden escuchar algunos romances. Pero creo que es tal disparate, sobre todo en el centro de la ciudad, es tal la muchedumbre, que tampoco luce demasiado. El centro se pone intransitable. Y desde la administración local tampoco se destina lo necesario para la cantidad de gente que viene al centro.
"La fiesta, como patrimonio, debe ser definida por la gente de la ciudad, no impuesta por el Ayuntamiento: será lo que nosotras y nosotros queramos que sea"
R: Creo que la fiesta, como patrimonio festivo, debe ser definida por la propia gente de la ciudad, no impuesta desde el Ayuntamiento. La fiesta será lo que nosotras y nosotros queramos que sea. No lo que nos impongan desde el Ayuntamiento. En el caso de las peñas, los bares, los que organizan zambombas de este tipo, ellos seguirán haciéndolo. Ellos ven ahí su negocio o su fiesta.
R: La Zambomba tomará distintos caminos y no sé si terminará llamándose Zambomba unas sí y otras no. O habrá distintos tipos de zambombas que se celebren en distintos contextos dentro del municipio. No lo sé, pero la Zambomba será lo que nosotros queramos que sea.
