Letras jóvenes desde Chiclana
Blanca Cabañas (Chiclana, 1991) es maestra y pedagoga que, si bien "en el DNI pone Cádiz", es chiclanera por criarse allí toda la vida. Ha escrito Perro que no ladra en la editorial Suma, de Penguin Libros, una historia que transcurre en Chiclana "como si fuera un personaje más". Ganadora de varios certámenes literarios como Dos Hermanas Divertida, el Concurso de Relato Breve de Cornellá o el de prosa en su localidad, ha escrito relatos y novelas cortas hasta su primera novela con una de las grandes editoriales del país, que comenzó siendo una autoedición para Kindle.
¿En qué se parecen enseñar y escribir?
Quizás, en la enseñanza, según el ámbito, se puede ofrecer la posibilidad de hacer llegar la literatura al alumno. Este curso escolar he estado trabajando en un instituto de Granada, y al ser instituto, he podido hacerlo con adolescentes, donde hice una actividad para que participasen en un certamen literario. Eso en un colegio de Primaria no se puede hacer.
¿Se puede encarrilar a un alumno por la escritura?
Sí, porque hace trabajar la expresión escrita, y es una manera de incitar a leer.
"A ciertas edades, se lee menos porque quizás las lecturas no son las más acertadas"
¿Los estudiantes actuales saben expresar lo que sienten?
Te diría que la gran mayoría, no. Uno de los ámbitos transversales de la educación es la inteligencia emocional. Es una tarea pendiente.
¿Leemos menos de lo que necesitamos?
Es posible, porque a ciertas edades, como en la adolescencia, se lee menos porque quizás las lecturas de instituto no son las más acertadas. No sé si a esa edad necesitan el Don Quijote o algo más cercano a tu centro de interés en ese momento, como Harry Potter.
Somos de la misma generación, más o menos. Nos tocó Luces de Bohemia, de Valle-Inclán, y El árbol de la vida, de Pío Baroja.
Al alumno le tiene que gustar leer, y para eso tienes que motivarte. Luego sí tienes que hacer leer lo importante para la literatura. Con La Celestina, por ejemplo, puede haber un impacto brutal.
Escribir es hoy uno de los oficios más difíciles que existen, sobre todo porque, quien quiere, de una manera o de otra, puede autoeditar sus propios libros. ¿Está hoy el mercado saturado?
La vida de los libros hoy es muy corta por la gran cantidad que hay en las librerías. También hay muchas formas de llegar al mercado, como el crowdfunding, o la autoedición. No sé si hay que evitar eso o que haya una criba mayor. No lo veo factible. Como todo, hoy en día hay más de todo y es más difícil ser visible. Antes, al autopublicar en Amazon, con un cierto número de ventas llegabas al Top 100. Hoy hay tal variedad, que para ser muy top hay que llegar a vender cierta cantidad de libros. Los libreros acaban devolviendo muchos libros porque siempre hay novedades. Yo misma autopubliqué en diciembre de 2020 y Suma de Letras (de Penguin Libros), en mayo del 21, decidió editarlo con nuevas correcciones. Está disponible en todas las plataformas digitales y librerías.
¿Hay historias para escritores y lectores jóvenes o una buena historia no entiende de edades?
Eso es muy personal, depende de cada lector, de a qué narrativa quieres acercarte. Hoy, los libros, aunque sean para todos, tienen su etiqueta de juvenil o adulto. Pienso que eso da igual. El autor de La chica invisible se cataloga como autor de novela juvenil, pero es para cualquiera que lo quiera leer. Fíjate dónde ha llegado Harry Potter.
"El síndrome de Capgras está en la novela, implica pensar que las personas que recuerdas son dobles idénticos, y apenas hay 100 casos confirmados desde 1923"
¿Hacen bien siempre a la literatura la, digamos, moda de las adaptaciones al cine o las series?
Es un aliado totalmente. A mí me encantaría que mi novela fuera adaptada, como opinaría creo cualquier escritor. Hay una parte de la población que no conoce la novela y llegaría a ella a través de la adaptación.
Me ocurrió con Los Miserables, y, lógicamente, disfruté luego más el libro que el musical. ¿Con qué adaptación se quedaría usted?
Me hizo mucha ilusión La Trilogía del Baztán, de Dolores Redondo, que me hizo cambiar la forma de ver la escritura. Eso me animó a escribir y a ambientar en Cádiz. Redondo lo hace en su tierra. Pensé entonces: ¿por qué no ambientar a Chiclana?
¿Por qué deberían leer su novela?
Es una novela muy fresca, con narrativa que puede llegar a cualquier lector, ambientado en Chiclana, que es un personaje más. Lo dicen los lectores, que les engancha, y ayuda a ver Chiclana desde otros ojos. Supone también leer a jóvenes escritores, y nos ayuda a hacernos un hueco en este mercado tan complicado. La novela tiene dos líneas temporales, una en el pasado, hace 14 años, que nos ayuda a conocer a los personajes; y otra en la línea actual. La trama es la desaparición de una amiga con creencias supersticiosas. El Pinar de El Hierro tiene también un papel muy importante.
En su novela también reluce algo que cuenta que aprendió como pedagoga.
Realicé un máster en necesidades especiales y ahí estudiamos el síndrome de Capgras, que implica no reconocer personas en el recuerdo y pensar que en realidad es un doble idéntico. Es decir, pensar que lucen, hablan e incluso se mueven como esas personas, pero piensan que no son ellas. Desde 1923 solo se han confirmado 100 casos. Es muy interesante y se ve reflejado en el libro.
En esta sección de Veraneantes, siempre hay un test final común a todos los entrevistados. Dígame, ¿cuánto echó por última vez al tanque y qué se quitará para compensarlo?
Siempre lo lleno. Me quitaré al menos una gran cena.
Un platito de verano.
Tortilla de patatas.
Un lugar para perderse.
Las playas de Cádiz, de toda la provincia.
Puesta de sol o ver amanecer tras una larga noche.
Puesta de sol en Sancti Petri.
Un libro o película para el verano.
Un libro, por supuesto, Perro que no ladra (ríe). Y una película, La maniobra de la tortuga, que es una novela adaptada de Benito Olmo.
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