Revaliente: "No habría entendido la vida sin periodismo"

El veterano periodista jerezano Ángel Revaliente, parte esencial de un periodismo local en extinción, acaba de jubilarse tras casi medio siglo ejerciendo un oficio que aprendió a amar de niño, viendo a su padre leer periódicos mientras él ya soñaba con sus primeras crónicas deportivas

Ángel Revaliente, ante el número 2 de la calle Bizcocheros, donde empezó su vida en el periodismo en la antigua 'La Voz del Sur', en una imagen de esta semana.

Revaliente significa dos veces valiente, dos veces periodista. Gabo decía que el periodista debería acabar por el principio, haciendo periodismo de calle, no siendo nombrado director o haciendo editoriales. Hemingway decía, o eso escuchaba decir a Carlos Piedras, que fue compañero de Revaliente, que el periodismo está muy bien si sabes retirarte a tiempo. Revaliente pertenece a una estirpe de periodistas en peligro de extinción, de los que no saben retirarse a tiempo, de los que aprenden a fracasar mejor, a la manera de Beckett. Veteranos de muchas guerras, gente de la noche, de los cuartos de revelado, de los teletipos y linotipias, a menudo gente de mal vivir. "Éramos muy bohemios", nos recuerda. De los que encaraban el turno de guardia con una botella de Jack Daniels y un radiocassette en la redacción con Van Morrison o Los Zambo en familia. Me acuerdo del maestro Juan Pedro Simo al escribir eso último.

Escribe borracho, edita sobrio, era un viejo lema de las antiguas redacciones, con fotos amarillas en las paredes por la nicotina, con la niebla espesa del humo de los cigarros en una atmósfera cargada de sueños rotos y exclusivas de pueblo. Con periodistas sin título que tecleaban con dos dedos y les corría el oficio por las venas. Uno de ellos, que tecleó en la calle Bizcocheros, en la plaza de Las Angustias, en la calle Córdoba y, por último, en una vía perdida de un polígono empresarial, se llama Ángel Revaliente Domínguez. Nació el 11 de enero de 1955 en la plaza del Arenal, "en lo alto del caballo de Primo de Rivera" y acaba de jubilarse como periodista en el grupo Publicaciones del Sur, editora de cabeceras como Viva Jerez e Información. Tras entrar a trabajar con 17 años en la primigenia La Voz del Sur, prensa del Movimiento que luego pasó a ser, ya en democracia, un medio de comunicación social del Estado, Revaliente se ha jubilado haciendo algo que jamás creyó que haría: 500 programas de televisión en siete años. Todos los lunes en 7TV, la tele local de Mallousconi, como se conoce en el mundillo a José Antonio Mallou, el empresario isleño dueño del grupo que ha dado trabajo durante tantos años y ha jubilado a Revaliente.

Jubilarse viene de jubileo, cuya segunda acepción proviene de esa fiesta solemne que los judíos celebraban cada medio siglo en la que se cancelaban las deudas, se devolvían las propiedades a sus antiguos dueños y se daba la libertad a los esclavos. ¿Esclavo del periodismo Revaliente? Cualquiera que ame este oficio como él lo ama lo sería. No pueden esperar una entrevista al uso porque esta entrevista es la de un periodista tratando de entrevistar a otro periodista. Y Ángel, viejo zorro, la lleva y la pone donde él dispone. Quedamos en La Moderna, viene bajando la Porvera desde Icovesa, donde lleva más de medio siglo viviendo, y no pide nada que echarse al gaznate. No se quita la FFP2, pero en sus ojillos claros se adivina emoción por lo que ha vivido en los últimos días: homenajes y despedidas. No era para menos, aunque los clásicos nunca se jubilan. Revaliente, con su aspecto serio, pero todo un cachondo mental, relata la cronología de toda una vida volcado en su oficio.

Empiece por el principio. ¿Cómo empezó todo?

Yo empecé el 1 de septiembre de 1972 en el periódico La Voz del Sur, y tenía yo 17 años. Siempre he tenido el gusanillo de ser periodista y ese agosto, después de que hubiese cateado dos o tres asignaturas, me dijo mi padre que hablara con Alejandro Daroca del Val, entonces director del periódico, para que colaborase. Empecé a llevarle articulitos, algunos me los publicaron, pero el 1 de septiembre se puso malo el corrector de pruebas, que fue profesor mío en el colegio, y cuando llego por la tarde, Daroca me dice: Chaval, ¿quieres trabajar? ¿Qué edad tienes? Como tenía 17 años, mi padre me tenía que dar un consentimiento para que trabajase de noche, porque se entraba a las diez y se salía a las cuatro de la mañana. Bajé al Bar San Pedro, donde José Manuel Trillo trabajaba de camarero, pedí un papel, lo escribí, firmé como si fuera mi padre y se lo entregué al director. Esa noche empecé a trabajar como corrector de pruebas, aunque también colaboraba con redacción. Mi primer sueldo fue en talleres. Estuve uno o dos meses hasta que me hicieron un contrato como auxiliar de redacción, y ya empecé a hacer crónicas… eso sí, cada vez que se ponía malo el corrector bajaba y estuve cuatro años o así entre las dos cosas.

En el 76 marcha a Vitoria a cumplir con el servicio militar y vuelve dos años después. La antigua La Voz del Sur ya no estaba en Bizcocheros. Ahora esperaba su puesto en Las Angustias, donde ahora está la redacción y los estudios de Canal Sur en Jerez. Allí estuvo su periódico hasta el 30 de marzo de 1984. "El periódico era prensa del Movimiento y luego fue medio de comunicación social del Estado con el adiós del dictador. Salió a subasta pero como nadie lo compró, se cerró, Aquel fue un día para mí malísimo. Ten en cuenta que aquello era una sociedad totalmente distinta a esta, era una sociedad en la que el periodista era parte de un periódico que era dueño de Jerez. Es difícil decirlo, pero es verdad, éramos los protagonistas de la ciudad. Todo lo que se hacía en la ciudad pasaba por La Voz del Sur. Había una conferencia en la Academia de San Dionisio y hasta que no llegaba el redactor y el fotógrafo de La Voz del Sur no empezaba. Me regalaban en Navidad el EcoJerez, y eso que yo era el mindundi de la redacción, un cheque de 25.000 pesetas para que comprase productos allí. Era un dineral, yo compraba para mi casa y para todo el mundo. Por las tardes, había colas para hablar con el director. Como si fuese el médico. Yo incluso le hice posteriormente una entrevista a Alejandro Daroca y me decía que el poder que teníamos entonces no era normal. Pero era cierto. Pedro Pacheco salió elegido alcalde en el 79 y la primera visita que hace es al periódico, fue casi a la par que al Ayuntamiento.

Un momento de la conversación con este medio, en el café bar La Moderna. Autor: Manu García

¿Cómo fue su infancia?

Nací el 11 de enero de 1955 en la plaza del Arenal, en el hospital 18 de julio, donde están ahora los sindicatos. Nací en lo alto del caballo de Primo de Rivera, como siempre digo, y hasta los 13 años viví en una casa de vecinos de la calle Fontana, con dos habitaciones llenas de humedad, sin cocina, sin cuarto de baño, bañándome en un baño de zinc… una familia humilde. Mi padre estaba en el banco, pero en aquel entonces en el banco se ganaba muy poco dinero. En el banco se iba muy bien vestido, que era un traje, con una chaqueta y una corbata, que era siempre el mismo todos los días, y se ganaba muy poco dinero. Ya luego se compró un piso en la barriada de Icovesa, aunque estuve antes un año viviendo con mi abuela en la plaza Ponce de León, en otra casa de vecinos. Lo de Icovesa me encantó y me quedé para siempre. Llevo allí viviendo 52 años. Me casé, tuve cinco hijos, una nieta, y llevo casado toda la vida, para 42 años.

Su mujer merecerá un monumento...

Te voy a decir una cosa: Ángel Revaliente ha llegado a los 65 años sano y salvo gracias a mi mujer, Soledad Mera. En mi vida hay tres personas fundamentales: en lo profesional Alejandro Daroca del Val; en lo personal, tenía 20 años cuando falleció mi madre, y mi padre es importante, pero también mi mujer. Mi mujer ha sido un sostén importante porque la vida periodística de antes era muy bohemia. Las redacciones estaban llenas de cubatas, de copas de cognac, de Ducados, salías a las cuatro de la mañana… ¿ahora me voy a ir para mi casa? Era otra vida. Ella lo sufrió, pero me supo encauzar. He sido tremendamente feliz con mi mujer y ahora con mi nieta estoy loco.

"Las redacciones estaban llenas de cubatas, de copas de cognac, de Ducados, salías a las cuatro de la mañana… ¿ahora me voy a ir para mi casa? Era otra vida"

¿Cuándo empieza su vocación?

Desde chico. Mi padre, no sé por qué razón, era muy aficionado a los periódicos. Cuando nací era el Ayer y luego en los 60, en la Vega, leía La Voz del Sur. Yo trabajé en La Voz del Sur y los domingos en La Hoja del Lunes, porque no descansábamos. Cuando era chaval, con cuatro o cinco años, mi padre siempre llegaba con un periódico bajo el brazo. El España, que se hacía en Tánger, de la época del Protectorado, Informaciones de Madrid o Pueblo, y él se ponía allí a leer, mientras nosotros, que comíamos papas fritas con huevo por el día y huevos fritos con papas por la noche, se ponía con el periódico y el parte. A las diez y diez estaban los minutos deportivos de Manuel Deportista, que los patrocinaba Bobadilla, la radio se acababa y yo me acostaba con esas imágenes y sonidos. Desde entonces, yo jugaba al fútbol en la calle, me aprendía las alineaciones, y con siete u ocho años, la gente me preguntaba: Angelito, ¿cómo ha jugado el Xerez? Y yo ya entonces iba diciendo que quería ser periodista, que quería contar cosas… y de ahí me viene.  La afición de mi padre por los periódicos y la mía por el fútbol me decantó.

¿Siempre tuvo claro que quería enfocar su carrera por el periodismo deportivo?

Sí, pero he hecho muchísimas cosas que no ha sido deportes. En La Voz del Sur me pusieron al frente de la sección deportiva y luego me reinventé porque me apartaron. En el año 78, cuando me quitaron de deportes, empecé a hacer sucesos, una sección que se llamaba Cosas y casos de Jerez, y después cree la sección de flamenco. Creo que hasta entonces jamás se había escrito de flamenco en un periódico de Jerez. Tuve la suerte de tener como compañero a Antonio Benítez Manosalvas, que estaba en fotograbado. Y empecé a sacar una página diaria con entrevistas a los artistas, con información de las peñas (por eso tiene insignias de oro de las peñas Tío José de Paula, Chacón…). En el periódico, en el bar El 27, echaba muchas tardes con Moraíto, Periquín, Rafael Fernández El Nene… hicimos festivales… Estuve escribiendo de flamenco hasta el cierre del periódico, en el año 84.

"Con esto que ha pasado en el fútbol de Jerez, ha habido mucha gente que ha estado en contra mía porque decía que yo era de tal o cual equipo. Profesionalmente, he sido equitativo con los dos equipos. ¿En mi corazón? Yo soy del Xerez Club Deportivo"

Ese cierre le marcó...

Yo lo viví llorando como un niño chico. Y no tenía por qué llorar porque como éramos trabajadores del Estado nos transferían a la administración. Pero ese día llegué a las siete o las ocho de la mañana a mi casa y mi mujer me preguntó: ¿Te has hartado de beber y te ha dado por llorar, no? Y le digo: No, no me he tomado ni una cerveza. Lloraba porque la vida que habíamos tenido desde que nos casamos hasta ahí, había terminado. Y era verdad, ya esa vida no volvió más. La sociedad evolucionó, ese poder tan tremendo del periódico no era normal. Los equipos de fútbol nos hacían regalos, éramos amigo de la gente, nos buscaba todo el mundo…

¿Qué vino luego?

En el año 84 nos pasaron a diferentes instituciones, éramos unos 70, y a mí me transfirieron a la Junta de Andalucía, a Gobernación. Junto con José María Pomar y José Alberto Chichón, fotógrafo, inauguramos el primer gabinete de prensa de la Junta de Andalucía en la provincia de Cádiz. Yo me quedé en Jerez con José Alberto y José María se fue a Cádiz. En el año 88 me llamó Antonio Castro de ABC para que me hiciera cargo de la corresponsalía deportiva, volví al periodismo activo compaginándolo con lo otro, y empecé a dar muchas primicias porque dentro del club me lo daban todo. Y luego me mandaron a Cádiz, siendo yo muy de Jerez. Eso de ir allí todos los días… un amigo me llamó del Información en el año 94, que José Antonio Mallou había comprado El Guadalete, que iba mal. Él le dio un cambio total al periódico, y yo, con cinco hijos ya en el 94, mira si me gustaba el periodismo y lo llevaba tan dentro, el periodismo de calle, que pedí excedencia en la Junta, me la jugué el todo por el todo. Y tengo muchos amigos que lo hicieron al revés: o se fueron a la administración, o han hecho el CAP tras pasar por el periódico y ahora están dando clases en los institutos. Yo no, es que mi vida ha sido el periodismo, no podía haber vivido sin periodismo.

Revaliente, un clásico del periodismo jerezano. Autor: Manu García

Al final, incluso tuvo que compaginar el periodismo con la administración, por aquello de lo mal pagado que esta este oficio, ¿no?

He estado 20 años de excedencia y los últimos cinco los he compaginado para no perderla. Opté por volver a mi puesto para subir la cotización porque tampoco sabía, por el momento en el que está el periodismo, qué iba a pasar. Los últimos años los he compatibilizado entre Publicaciones del Sur y la oficina del SAE de Madre de Dios. Fíjate las vueltas que da la vida. La vida es como una montaña rusa, unas veces estás arriba, y otras estás abajo; y ahora me ha llegado la jubilación, estoy encantado de cómo la gente se está portando conmigo, pero sabiendo donde estoy y lo que soy. El periodista, mientras interese, la gente va a estar contigo, pero en el momento en el que no interese… he hecho reportajes a gente que a la semana cruzaba de acera al verme…

¿Es difícil no tener enemigos en este oficio?

Yo creo que no los tengo. He intentado no hacer daño a nadie. He intentado informar y me he peleado con presidentes del Xerez Club Deportivo, claro, con Luis Oliver, Gil Silgado, Joaquín Morales… alguna que otra encerrona me han hecho por no estar de acuerdo con lo que yo estaba escribiendo: 25 jugadores y cinco técnicos encerrados conmigo a pedirme explicaciones en la sala de prensa, pero salí airoso. Tan amigos. He intentado escribir desde el corazón, la verdad y sin hacerle daño a nadie. Cuando escribía algo negativo era porque sentía que se estaba dañando a un emblema de Jerez como era el Xerez Club Deportivo, pero sinceramente creo que no tengo enemigos. Ahora, en los últimos años, con esto que ha pasado en el fútbol de Jerez, ha habido mucha gente que ha estado en contra mía porque decía que yo era de tal o cual equipo. Profesionalmente, he sido equitativo con los dos equipos. ¿En mi corazón? Yo soy del Xerez Club Deportivo. Pero jamás le voy a hacer daño al FC, aquello se hizo y aquello hay que respetarlo como jerezano porque hay jerezanos que han entendido que ese era el camino. El que haya entendido otra cosa, se ha equivocado de persona. Ese no es Ángel Revaliente.

¿Cómo es posible haber llegado a esa división?

En Jerez hay dos de todo. Uno se peleaba en una hermandad o en una peña flamenca y se iba a otra o intentaba montar otra. En el fútbol estaba el Xerez Deportivo y el Industrial y había una rivalidad sana. Ahora se ha radicalizado todo y las redes sociales, bajo los perfiles falsos, lo soportan absolutamente todo. Eso genera odio. Hoy en día, por las dos partes, hay odio. Y esas posturas irreconciliables no llevan a nada, acabará cuando uno de los dos desaparezca. Hay familias en Jerez peleadas por el tema del fútbol, eso es lamentable, inaudito y triste.

"Se ha profesionalizado la política, se está en elecciones permanentes. Todo el cambio ha sido malo para la política y para el periodismo, especialmente para el periodismo local, que ha perdido la esencia"

Ha tenido mucho que ver con la política de los últimos veinte años...

Igual. La política ha tenido mucha culpa en todo esto. El Xerez Deportivo se politizó en los 90, con unas peleas de Pacheco con todos, y aquello se debió evitar con un paso al lado del Ayuntamiento, con una SAD, con un acuerdo para ceder el estadio y se acabó. Incluso con el nacimiento del otro equipo, desde el Ayuntamiento, entonces en manos del PP, se aprovechó para vía ordenanzas específicas cargarse al Xerez Club Deportivo. En la política entendieron que tanto en el fútbol como en la Semana Santa había una bolsa de votos, y no se enteraron que lo que hacían con el fútbol y las hermandades les interesaba a los ocho que iban todos los días. Los 300 que se visten de penitente no están en eso, no quieren saber nada más. Creo que ha pasado en más sitios, no solo en Jerez, pero te hablo de lo que he vivido.

¿Alguna vez le dijeron no publique tal o cual cosa?

Trabajé en la prensa del Movimiento y era un periódico muy local, donde se hacían entrevistas al que estaba aparcando el coche, a gente de la calle… el periodismo ha cambiado y está solo en manos de la política. La política es la que siempre abre los periódicos, salvo ahora desgraciadamente por la pandemia. En aquel entonces eso era impensable. En el comienzo de la democracia, cuando no había políticos profesionales y todos trabajaban por el bien de Jerez, el periódico que se hacía era el periódico de la ciudad, no de los políticos. Yo hacía una entrevista a un concejal e iba a su puesto de trabajo a entrevistarlo. Ahora se ha profesionalizado la política, se está en elecciones permanentes. Todo el cambio ha sido malo para la política y para el periodismo, especialmente para el periodismo local, que ha perdido la esencia, la esencial del pueblo, de mostrar a la gente más cercana. Los gabinetes de prensa también han hecho que los periodistas se acomoden… es otro mundo. A mí jamás me han puesto cortapisas. Una vez, cuando Daroca se jubiló, llegó otro director, ya con el gobierno socialista en Madrid, y había una persona de Madrid que llamaba todos los días a dar instrucciones al periódico. Con la campaña de Pacheco, Tú ya sabes, me llamaron y me dijeron que sacáramos fotos de todos los desperfectos de Jerez, y yo hacía, pero no firmaba, una sección que se llamaba Pacheco, tú ya sabes. Luego Pacheco ganó con mayoría absoluta aplastante, por lo que sirvió de poco la consigna de ir contra Pacheco. No sé a qué se debería, si fue algo político o personal con Pedro, que era muy asequible y tremendamente querido en aquella época.

Otro momento de la entrevista. Autor: Manu García

¿El futuro del periodismo por dónde pasa?

El periodismo en papel es muy complicado que dure mucho más y, en general, creo que hay que volver un poco a lo que vosotros estáis haciendo, hablar con la gente del pueblo, volver a esa esencia. A pesar de que Jerez es una gran ciudad, sigue siendo un pueblo grande y nos gusta nuestras cosas. Para que el periodismo se arregle debe volver al periodismo local de raza, de calle, a retratar a la gente que da calidad de vida a la ciudad. Y huir del periodismo de partidos. Todo es política y a la gente no le interesa lo más mínimo. Obviamente, los medios informativos tienen que comer, pero el futuro del periodismo está en lo local, en eso quizás que pueda ser pueblerino.

"La gente iba a buscarte, un futbolista venía a buscarte diciéndote que estaba lesionado y que no iba a jugar el domingo… Nosotros vivíamos en la calle"

¿Está infravalorado el periodismo local?

A nosotros nos decían el tebeo. Pero es que el tebeo lo leía todo Jerez. Todo Jerez se identificaba con ese tebeo. Hoy en día las redacciones de los periódicos están apagadas a las nueve de la noche, y hay actos que se celebran por la tarde que no se cubren. Nosotros a la redacción íbamos a las siete de la tarde, comíamos algo a las nueve y media, y ya hasta la madrugada. El periodismo debería volver a esas raíces, a que la gente se lea porque los periodistas están en la calle. En las radios pasa igual. ¿Tú te crees que en una ciudad cuna del flamenco no haya programa de flamenco en ninguna emisora de radio? Nosotros hablábamos con la gente, la sacábamos, pero también proyectábamos cosas, montábamos eventos para la ciudad…

¿La relación entre compañeros de los medios también era distinta, no?

Yo entraba en Radio Jerez, por ejemplo, y era como si entrase en mi casa. Con Carlos Vergara, uno de los mejores profesionales de la radio que ha pasado por esta ciudad, en Radio Jerez, pero también con Andrés Cañadas en Radio Popular, donde éramos todos amigos. Con los compañeros de deportes del Diario siempre he tenido una relación extraordinaria, aunque nos cabreásemos si uno daba la primicia y el otro no. Pero eso es normal. Todo eso se ha perdido un poco. Ten en cuenta que era un periodismo que se hacía en la calle, en la Cruz Blanca, en la calle Consistorio, parábamos todo el mundo, políticos, periodistas, artistas, deportistas… era como el Café Gijón de Madrid. Entrabas por la mañana y te ibas a trabajar a las seis de la tarde con dos copas de más. La gente iba a buscarte, un futbolista venía a buscarte diciéndote que estaba lesionado y que no iba a jugar el domingo… Nosotros vivíamos en la calle.

Revaliente posa, tras la entrevista con lavozdelsur.es. Autor: Manu García

¿Se ha arrepentido en algún momento?

Jamás. He dejado un puesto fijo en la administración por este oficio. Mi vida ha sido esto. No habría entendido la vida sin periodismo. Date cuenta que yo no he hecho otra cosa, nada más que contar cosas y juntar letras. El pasado ya no se puede mover y he tenido la fortuna de trabajar en sitios como Publicaciones del Sur donde no me han dado nunca ninguna orden ni me han puesto cortapisas, y aquello ha sido una escuela de periodistas. 40 antiguos compañeros hablaban de anécdotas y cachondeos de redacción en un video que me hicieron de despedida… yo era el mayor y era un poco el bufón… Y les decía, mucho dinero no habremos ganado, pero divertirnos nos hemos divertido un montón. Nos hemos divertido trabajando. En 26 años en Publicaciones del Sur lo he pasado muy bien, aunque lo pasé mal cuando se hizo un ERE cuando Información pasó a publicarse solo los domingos. Allí se fue un íntimo amigo, el que era director, Manu Garro, con el que hablo casi a diario. Tengo la satisfacción de que la gente se acuerda de mí y para bien, aunque alguna cosa mala habré hecho alguna vez. Seguro.