Ramón Reig, catedrático de periodistas: "El ser humano ha entrado en una dinámica de confusión absoluta"

Sus investigaciones y publicaciones han tratado de explicar qué hay detrás de los medios, cómo funcionan y sus porqués. En consecuencia, significa también entender el mundo actual. "Vivimos en un mundo intoxicado de inmediatez; el periodista debe interpretar, no adoctrinar"

Ramón Reig, en un kiosko de prensa, para la entrevista.
Ramón Reig, en un kiosko de prensa, para la entrevista. MAURI BUHIGAS

Hablar de periodismo es hablar del mundo

Ramón Reig (Sevilla, 1954) es un histórico de la Universidad de Sevilla. Catedrático de Estructura de la Información en la Facultad de Comunicación, sus investigaciones están relacionadas con la influencia del poder en los medios de comunicación, estudiando, por ejemplo, las consecuencias de que haya bancos con intereses en los grandes grupos mediáticos. Ha ejercido también como periodistas en diversos medios y era, hasta ahora, veterano articulista en El Correo de Andalucía, entre otros. Este domingo se estrena como nuevo columnista semanal en lavozdelsur.es. En esta entrevista, repasa mucho de lo investigado hasta ahora y lanza algunas propuestas que podrían servir como respuestas a las grandes preguntas del mundo actual, no solo del periodismo. Deja casi un mandato para la profesión: "Hay que interpretar, no adoctrinar". Y un lamento: "La sociedad está cansada y lo que busca es entretenimiento". Quien quiera conocer más sobre su visión del mundo, la de un intelectual e investigador, puede hacerse con su último libro Estructura y poder de la comunicación. Entre la libertad, la dependencia y la 'esclavitud digital', de Editorial Comunicación Social.

Este domingo publica su primer artículo como nuevo columnista en lavozdelsur.es. ¿Qué encontrará el lector?

Algunas de las columnas no le gustarán, y otras seguramente, sí. Me niego a seguir el discurso que hay ahora en el periodismo en general, y el español en particular, en el que parece que se atraviesa por una guerra mediática de nacionales contra rojos. La profesión se resiente, porque, como decía Balzac en el siglo XIX, hay periodistas que todos los días escriben lo mismo. Hay periodistas en España que todos los días tienen que escribir a favor de La Moncloa, y otros en contra. Eso es muy triste y no tiene nada que ver con el periodismo riguroso. En gran medida, de eso es culpable el público, que quiere que les den aquello que quieren escuchar. De mí, no van a tener eso. No me debo a ninguna empresa, sino a mi conciencia y al Estado, porque soy funcionario público. Utilizaré el sarcasmo, la ironía y el humor, desde un punto de vista plural. Un columnista tiene que reflejar su estado de ánimo, siempre y cuando no sea para contar cosas que no interesan a nadie.

¿Se refiere a ese columnismo anecdotario, como Paco Umbral, que podía escribir sobre fiestas a las que iba y que otros trataron de copiar?

Hay que tener las vivencias y la mente de Paco Umbral para hablar de esas cosas. O las que tenía Vázquez Montalbán, o Eduardo Haro Tecglen. Yo me he criado con esos grandes columnistas. Había quien se compraba El Mundo solo para leer a Umbral. Era sincero y por eso enganchaba. Yo intentaré ser yo mismo y, al que le guste, bien, yal que no le guste, que no me lea.

"Cuanto más poderosos son los medios, menos libres son sus periodistas"

Hace poco, Sevilla ha despedido a Antonio Burgos, referencia del columnismo. Le he leído a usted alabarle, sin tener amistad, e incluso reconociendo ciertas distancias.

Habré hablado con él un par de veces en mi vida, pero ambas muy jugosas. Tenía su forma de pensar. Pertenecía a una generación que venía de la Transición y que nos hizo mucho bien, siempre por delante del régimen imperante. Fueron muy valientes. Había gente en el progresismo que creo que luego se desilusionaron mucho con el PSOE por culpa de la corrupción. Ha pasado con intelectuales como Mario Vargas Llosa o Fernando Savater, que eran muy de izquierdas y pasaron a ser otra cosa. No es que se cambiaran la chaqueta, es que han evolucionado intelectualmente, como pasa con los pintores. Al margen de estar de acuerdo o no, hay que reconocer esa capacidad para escribir. Hubo un tiempo en que la columna de Antonio Burgos se comentaba al día siguiente en los bares de Sevilla.

¿Sigue vigente la figura de ese 'líder de opinión' que convence cuando toma postura por un asunto?

No, el problema es que hay demasiados líderes de opinión. Y es normal, cada uno tiene el suyo en la sociedad digital, se llame youtuberinfluencer o como quieras. Hay una hiperinformación, que a la vez lleva a la censura del lápiz rojo. No sabemos lo que pasa y cada cual optar por escuchar a fulanito o menganito. Yo mismo, a veces, me pregunto para qué escribir, en lavozdelsur.es o en La Voz del Norte, del Oeste o del Este con tanta gente opinando ya. A la vez, soy tan del postureo de toda la vida, y me gusta que me lean y me digan qué bien o qué mal. Pues también tengo mi canal. El problema es que lo que abunda no tiene valor y somos más jefes que indios, casi más escritores que lectores. Ante tanta opinión, es un totum revolutum en las redes. Vivimos en la desinformación por exceso de información y de opinión.

"Con mi columna en lavozdelsur.es, me dirijo a una minoría exigente"

En sus investigaciones, y en su último libro, Estructura y poder de la comunicación (Ed. Comunicación Social), habla de la influencia del poder político y del mercantil, y de la importancia que eso tiene para entender las líneas editoriales de los medios. 

A veces me acuerdo del sociólogo Alberto Moncada, que publicó un libro a principios de los 90, donde decía que pensábamos que al llegar la democracia, los medios serían independientes, y resulta que no ha sido así. Mientras más poderosos son, o, entre comillas, más 'poderosos' crean que son, más intereses tienen detrás y menos libertad tienen sus periodistas. Si ves accionistas y anunciantes de esos medios, te das cuenta de que están todos detrás menos los empresarios de los medios de comunicación. Esos empresarios puros de los medios ya no existen. Los medios tienen su perfecto derecho a llevar su línea editorial y procuran tener influencia con el fin de ganar dinero, como es lógico, me parece estupendo. Ahora bien, un medio que tiene desde la primera hasta la última línea una intencionalidad, eso deja de ser periodismo. Qué triste para un periodista levantarse cada día pensando que tiene que llevar a cabo un enfoque siempre en la misma dirección. Eso es tristísimo. Por eso he aceptado, con sumo gusto, escribir en lavozdelsur.es, porque al menos tenemos medios de comunicación que tienen una línea editorial, pero dejan a sus colaboradores escribir lo que quieren. No es un coro de voces. El problema es que hay medios donde los titulares de noticias ya son en sí un editorial, una opinión. Es un fenómeno muy complejo, pero un medio no debe ser progresista o conservador, tiene que decir lo que tenga que decir sobre unos y sobre otros. Eso es un exceso de simplicidad, hacer una película de indios y vaqueros y contar siempre que los yanquis son siempre los más listos. Yo me dirijo con mi columna a una minoría exigente. No me voy a sacrificar en pro de la masa ni de las visitas. Y junto a eso, hemos pasado a que el periodista no sepa ni quién es el dueño del medio en el que escribe, que quizás está en Qatar. Por lo menos, en lavozdelsur.es veo transparencia, que hay buenos periodistas y que ficha a jóvenes competentes, y que por eso sube considerablemente. Vamos a ver qué puedo aportar, porque quiero estar en el buen periodismo, aunque sea para una minoría.

RAMON REIG 5
Reig posa con su último libro para la entrevista.   MAURI BUHIGAS
Por lo que explicaba, viene a decir que a los medios de comunicación no tan grandes les salva no tener millones de euros de facturación.

Qué paradoja, ¿verdad? Tenemos la mala costumbre de comer, y a la vez, la necesidad de hacer buen periodismo. Uno es importante cuando llegan las llamaditas, sobre que me ha molestado esto o lo otro. Eso es señal de que eres importante. El problema llega con la sumisión, y el periodismo tiene montones de ejemplos. Cuando entran los lobbies financieros y los fondos de inversión, quizás seas poderoso, pero no es periodismo, amigo. Tampoco lo es adoctrinar ni contar siempre lo mismo, ni decir a quién hay que votar en Galicia este domingo, que es lo que hacen los medios ahora.

Es bien sabido que en los 90 hubo una reunión de grandes periodistas conservadores para coordinarse contra el Gobierno de Felipe González. Además, antes existía una menor variedad de medios, porque para leer el periódico había que pagar, y se pagaba quizás por uno solo, lo que coloca al lector en una especie de cámara de eco, donde solo escucha una voz. ¿No venimos de una situación similar o peor?

La historia no se repite, como dicen algunos, no fue lo mismo. Es verdad que a Felipe González le frieron a críticas y que está demostrado que en un momento dado, una serie de periodistas se reunieron en un despacho para terminar con él mediáticamente, y lo consiguieron. Ahora, la situación es mejor, aunque a menudo se divida en dos bandos. ¿Por qué? Porque no había un mundo digital. También es cierto que esos bandos no eran tan claros como ahora, donde el asunto se ha radicalizado mucho más, y se trata al de en frente como a un enemigo. En esos bloques también hay luchas. La diferencia está en que en el bipartidismo anterior, PSOE y PP eran iguales en dos asuntos: la política económica y la política exterior. Por ejemplo, la privatización de Telefónica comenzó con Felipe González y acabó con José María Aznar. Había acuerdos fundamentales, fue la socialdemocracia quien desmontó el sector público, que pasó a ser menor que en tiempos de Franco. A lo mejor, Podemos firmaría ese gran sector público que había en el famoso fascismo, pero bueno. Ese sistema del bipartidismo funcionaba también en Estados Unidos, en Francia, en Inglaterra, con ligeras variaciones. Yo inventé la teoría del huevo: que si huevo duro o pasado por agua, pero siempre huevo. Ahora, al resultar el bipartidismo corrupto y fallar en sus pretensiones, surgen otros medios a derecha e izquierda. Y surge un discurso posmoderno, no solo en España sino en todo el mundo, que se basa en la ortodoxia y en una dictadura oculta, una censura woke, que tensiona mucho a la gente. Es la demagogia, la radicalidad de convertir a un sector en el bueno y a otro en el maligno. El ser humano ha entrado en una dinámica de confusión absoluta, lo que provoca que aumente la desilusión, llega la falta de energía. Eso provoca que la gente mira hacia formaciones de ultraderecha, hacia personalidades que te prometen poner orden en el mundo, está todo muy crispado. A nivel de las ciencias sociales, es muy interesante, pero muy preocupante como ciudadano. Hay quien quiere un Bukele. Es el nuevo mundo desde que no hay un enfrentamiento entre comunismo y capitalismo. La izquierda actual es pseudomarxista. 

"Pablo Iglesias tiene buena intención, hacer periodismo libre de presiones, pero acaba él mismo presionando"

¿Los medios de comunicación son responsables de simplificar excesivamente el debate público?

Simplificar es un mandato del periodista, es un mandato comunicacional. Para complicarse, están los libros de filosofía y de ciencia. Los medios venden noticias, y para venderla, debes ponerla lo más simple posible. La novedad es que ahora se simplifica más. Como dice el profesor Román Gubern, vivimos en la sociedad de las pantallas. Vemos muchas noticias, pero están desunidas, sin estructurar. Ahora, además, está la tendencia del anzuelo, lo que llamo el periodismo misterioso, porque ahora se vende el tiempo dentro de la noticia. En las facultades, enseñamos que con el titular debe conocerse la noticia, ahora no. Eso es nuevo también. El futuro está en el periodismo más interpretativo, porque la noticia ya la conocemos de forma inmediata en el mundo digital. En la gente se produce la infoxicación, la intoxicación por información en el cerebro. Tienes que aclararle un poco, pero sin adoctrinar, ofrecer contexto y perspectiva histórica.

En su libro, habla en varias ocasiones de Pablo Iglesias, y comenta su postura sobre asuntos como que debe limitarse la propiedad de los medios de comunicación. ¿Son los medios indecentes, como dice Iglesias? ¿Quién manda en los grandes grupos mediáticos?

En España mandan los fondos de inversión y los bancos, que son el poder del mundo. ¿Quién regula los pisos? Los fondos de inversión. ¿Y el fútbol? Los fondos de inversión. ¿En los medios? Los fondos de inversión. Son empresas poderosas que pueden, como pasó en Argentina, embargar al Ejército un barco de guerra porque no había pagado determinadas deudas. Eso es el poder. Ahora, Alberto Garzón, que estaba en el poder político, ha dado marcha atrás porque quería estar en el poder empresarial, que es realmente donde se mueve lo interesante. He sido periodista económico y he visto la diferencia entre el mundo económico y el político. El mundo político suele ser reflejo del poder económico, aunque no siempre. Los fondos de inversión son los nuevos amos del mundo. Los nuevos mil millonarios jóvenes se han unido a los que ya eran millonarios antes del mundo digital. ¿Quién les respalda? La banca y los fondos de inversión. Quien se rebele, paga las consecuencias. Pablo Iglesias tiene muy buena intención, hacer periodismo libre de presiones. Pero claro, después presiona él y ha prescindido de los servicios de quien le ha cuestionado. Y además ocurre una cosa, Pablo Iglesias lucha contra una realidad que no va a poder nunca transformar, porque procede de la evolución natural del ser humano. Esa realidad se llama mercado. Ha tratado de copiar lo que se hacía en América Latina, limitar el poder de los grandes grupos de comunicación, que están unidos al mundo de las finanzas. Ese poder reacciona contra ti. Pablo Iglesias fue un producto de esos mismos medios. Pablo Iglesias puede tratar de acabar con esa libertad de capitales de tener el dinero donde les dé la gana, pero se pierde el desarrollo económico. No podemos pasar del lavado de cerebro y el adoctrinamiento de la sociedad de consumo al adoctrinamiento del llamado mundo progresista. Cada uno que haga lo que crea conveniente. El mercado, para lo positivo y lo negativo, es nuestra vida. Desde el mercado, eso sí, se pueden tener posturas más éticas o menos éticas, como lavozdelsur.es. En Argentina y en Venezuela intentaron acabar con los grandes grupos. Cuando Cristina Fernández perdió las elecciones, fue lo primero que cambiaron. En Venezuela, poco a poco, los medios y los bolivarianos poco a poco están colaborando, esos mismos medios que antes llamaban al golpe de Estado. Volviendo a Iglesias, está bien pedir lo imposible, como la pintada del Mayo Francés, pero no lo vamos a conseguir porque ir contra ese mercado es contra natura. Los grandes medios se forman por evolución del ser humano, no han llegado de platillos volantes. Es la crítica que le hago al progresismo y a la izquierda de la que procedo. Hasta cierto punto, uno puede ser de izquierdas, pero no gilipollas, con perdón.

Ramón Reig, nuevo columnista de lavozdelsur.es.
Ramón Reig, retratado por  MAURI BUHIGAS.
Ha mencionado una dictadura de la izquierda woke, que en cualquier caso habría surgido dentro de la propia sociedad de mercado. Que, además, es criticada por algunos nuevos multimillonarios, como Elon Musk. ¿Cómo surge entonces esa contradicción?

Hay una derecha contra otra derecha, una sin principios contra otra que los tiene. Perdón por irme tan atrás, pero cuando cae la Unión Soviética, comienza a desmontarse el Estado del Bienestar. A partir de ahí surge una derecha salvaje que incluso El Vaticano define a ese mercado como salvaje. Un capitalismo salvaje que abusa del ser humano, contra la ética del capitalismo, que la tiene, ¿eh? Aparece primero una izquierda fraccionada, confundida, que no levanta cabeza desde que cayó el Muro de Berlín. Y aparece una derecha de recuperación de valores de otros tiempos. Ahí está el liberalismo de los ácratas, el del nuevo presidente de Argentina, Javier Milei, o de personajes como Elon Musk. Cuando liberó la cuenta de Twitter de Trump, se convirtió en enemigo de la izquierda. Lo que genera todo esto es una lucha del pensamiento. ¿Qué es el pensamiento woke? Es una huida de la izquierda de sus propias responsabilidades, que es cambiar la sociedad en su esencia, de raíz. Como eso es muy complicado, pues se va a cuestiones menos complicadas, como la defensa de colectivos vulnerables. Pero es una defensa mística que conduce al pensamiento débil. A la vez, contra la derecha neoliberal surge otra derecha que pide orden y concierto, que aunque la historia no se repite, se parece a muchas cosas que ocurrieron. Ahí surgen millonarios que quieren ir a un capitalismo con principios, aunque sean discutibles. Los principios del señor Abascal son muy discutibles, pero que atraen a mucha gente, a la que prometen un mundo más ordenado. Esa es la lucha en la que estamos. No es la lucha de la izquierda contra el capitalismo globalizador, sino de capitalismo con principios y sin principios.

"Como la sociedad no encuentra explicaciones, prefiere entretenerse. Tenemos trabajo por delante como periodistas"

En este mundo confuso del que habla, ¿qué quiere el lector? En España, el podcast más escuchado es uno de entrevistas al estilo de Jesús Quintero, pero que duran cuatro horas en YouTube, The Wild Project, que además pasa desapercibido para muchos periodistas. ¿Qué reclama de verdad la gente, la ciudadanía, la audiencia?

La mayor parte desea entretenimiento. Estamos en un momento de crisis donde no acaba de morir lo viejo ni nacer lo nuevo. Es lo que nos toca vivir. Por eso hay tendencias suicidas en aumento, por ejemplo. Antes no se hablaba de eso, y ahora hasta se habla abiertamente de que la depresión es una pandemia, y me alegro por eso. La cuestión es que el cerebro no se puede adaptar tan rápidamente a tanto avance tecnológico, y avanzamos muy poco en humanitarismo. La gente está atosigada por muchos problemas. Cada vez hay más burocracia informática. Nietzsche dijo que Dios ha muerto, y fue un genio, porque ahora aparece un mundo lleno de dioses y de mitos, donde convertimos a cualquier cosa en Dios. En este aparente caos, estamos cansados. La reacción es divertirnos, estar tranquilos. Es una enorme fiesta falsa, una huida al mundo digital, un transhumanismo. Esa confusión genera una crisis. ¿Cómo dominas a la máquina? ¿La máquina te domina a ti? Ese es el reto. Algunos estamos al pie del cañón y estudiamos todas estas cosas, pero la sociedad en general, como dijo Machado, a su trabajo acude y con su dinero paga, y quiere estar más tranquila. Y quiere que la entretenga. Existe una minoría que quiere que le expliquen las cosas. Es responsabilidad del periodismo explicarlo, no solo de los intelectuales. Como no encuentra explicación, se entretiene. Tenemos mucho trabajo no solo contando noticias, sino interpretándolas. Tenemos trabajo, desde luego.

Sobre el autor:

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Pablo Fdez. Quintanilla

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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