Rechazar un cheque en blanco para perseguir tu sueño
José María Romero (Cádiz, 1983) se interesó desde joven por la música y comenzó a tocar la guitarra eléctrica. Sus manos tenían un don y así lo vieron muy pronto grandes artistas del mundo de la música. Romero fue el guitarrista de El Canto del Loco, con los que realizó varias giras y abarrotó recintos por todo el mundo. Cuando el grupo se separó en 2010 no le faltaron propuestas para colaborar con grandes nombres del panorama musical como Nena Daconte, Salvador Beltrán o Mr. Kilombo, pero su gran oportunidad llegó de la mano del cantante Carlos Rivera, quien le ofreció un cheque en blanco para marcharse con él a México.
Fue ahí cuando dio un giro radical a su carrera, huyendo de lo convencional y dedicándose a tocar lo que realmente sentía. A pesar de que no le genera ni de lejos los beneficios que sí obtenía en su anterior etapa, Pipo Romero, como se le conoce, se siente afortunado de poder hacer lo que quiere a pesar de tener una vida más austera y de haber pasado a un segundo plano en el mundo de la música. Este sábado, el artista llenó la Central Lechera de Cádiz para ofrecer un concierto muy especial en el que presentó ante su gente su nuevo single titulado De las cosas que nunca dije. Dedicado a su padre, este tema forma parte de su tercer disco, Ikigai, y guarda mucho ritmo gaditano además de rezumar esencia carnavalera por todas partes.
En segundo de Bachillerato. A mitad de curso decidí que quería estudiar música en Madrid y cuando acabé el curso me puse a ello.
Así es. Me fui a estudiar guitarra eléctrica unos años y comencé a desarrollar mi carrera como acompañante con distintos artistas.
"Toqué con Nena Daconte, Amaia Montero, El Canto del Loco, Lagarto Amarillo... fue una pasada; aunque al final no tenía tiempo para nada"
Resultó muy enriquecedora porque por exigencias del trabajo tuve que aprender a tocar nuevos instrumentos, a actuar como productor y arreglista improvisado...
Nena Daconte, Amaia Montero, El Canto del Loco, Lagarto Amarillo... fue una pasada. Tengo muy buenos recuerdos de aquella época y disfruté muchísimo colaborando con estos grandísimos artistas, aunque era joven y reconozco que gasté más de la cuenta. Al final no tenía tiempo para nada y todos los días decidía comer fuera porque era más rápido. Entre la edad y que Madrid es una ciudad donde es fácil dejarte mucho dinero al final mi tren de vida era más elevado del que debería haber sido.
Hubo un momento en que decidí sacar mi propia obra por un concepto más vital. Ya estaba harto de arreglar pop y me preguntaba qué iba a quedar de mí cuando fuera mayor. Siempre he dicho que era como un fontanero, alguien que arregla cosas que se han roto pero siempre lo hace en casas ajenas. No tenía un proyecto musical de futuro, así que aunque tenía una vida resuelta y estaba rodeado de los mejores artistas que podías imaginar, lo dejé todo por iniciar algo que estaba desierto: llevar la guitarra acústica como español y como andaluz.
Yo estaba familiarizado no solo con la guitarra eléctrica, sino con instrumentos propios del folk americano como el banjo, de modo que decidí partir de esa base e incluir un lenguaje más español e iberoamericano. Me centré en el fingerstyle, acompañarte a ti mismo con la guitarra, lo que pasa es que yo trabajo con una acústica cuando habitualmente estos estilos musicales se tocan con la flamenca o la criolla dependiendo del lugar, de modo que encontré un nicho de mercado que nadie estaba explotando. Mi principal característica es que dulcifico la guitarra eléctrica tanto que no suena como lo hace normalmente, pero tampoco como una guitarra flamenca por motivos evidentes. Por por otro lado, intento elaborar temas sencillos aunque recargados de emociones y formas de interpretar cada acorde.
No sé si se me podría encajar en algún estilo concreto pero desde luego en el flamenco seguro que no. Mis temas tienen sus bulerías, sus alegrías, sus tanguillos... pero ni tengo una guitarra flamenca ni sé acompañar el cante, solo tomo prestados elementos de la cultura flamenca y andaluza.
Para algunas personas puede serlo pero realmente a mí eso me dio igual. Lo que me importaba y me sigue importando es la responsabilidad de tener gente a mi cargo, de crear puestos de trabajo, de interactuar en varios idiomas, algo para lo que me sigo formando a diario... Tienes que estar muy preparado emocionalmente para no pasarlo mal porque esa responsabilidad se nota y pesa.
Muchísimo. Ahora me cuesta llegar a final de mes, tengo que privarme de muchas cosas y estoy mantenido por mecenas y otros inversores. Este camino es muy duro. Si la música en sí es como una carretera convencional y la música instrumental es como un camino de tierra con piedras un proyecto como el mío directamente requiere construir tu propia vía para poder transitar después.
Por supuesto. A nadie se le escapa que la música comercial es más agradecida que la instrumental, todo el mundo puede tararear la melodía de La lista de Schindler o de Star Wars pero menos personas podrán hacer lo mismo con una canción de Pat Metheny. Muchos grandes guitarristas son menos conocidos de lo que deberían para el público pero aún así tengo claro que prefiero tocar lo que me llena y me hace feliz y puedo decir con la boca llena que toco lo que me sale del alma.
"Muchos grandes guitarristas son menos conocidos de lo que deberían, pero aún así tengo claro que prefiero tocar lo que me llena y me hace feliz"
No hago pocos pero son menos de los que me gustaría, especialmente en España. Aquí principalmente tengo mis actuaciones en Madrid y en Cádiz, que son siempre muy especiales y este mes, por ejemplo, tengo previsto visitar Córdona, Almería, Huelva y Madrid antes de parar en diciembre y volver con fuerza en enero. Por lo general mis actuaciones van de la mano de la World Music Charts Europe, gracias a la cual he podido tocar en Italia, Alemania, Canadá o Corea y a primeros de año haremos lo propio en Estados Unidos. Estas experiencias son geniales porque viajas, conoces otras culturas y te rodeas de otros artistas de tu rama con los que puedes intercambiar infinidad de sensaciones y aprender muchísimo.
Ikigai es una filosofía que procede de la región japonesa de Okinawa, cuyos habitantes tienen fama de ser los más longevos del mundo. Básicamente es alcanzar la felicidad mediante el propósito, buscar la bidireccionalidad de ser feliz a la vez que haces felices a los demás. Este disco lo estuve preparando durante la pandemia y cuando todo terminó necesitaba sacarlo porque sabía que iba a haber alguien a quien le alegrara el día cuando lo escuchara. En este disco cruzo el folclore español con el de América y presento melodías coloridas y hechas con el corazón. Invito a todo el mundo a sentarse a escucharlo y ver qué es lo que le hace sentir.
Un músico tiene la suerte de hacer terapia a través de sus canciones. La relación que tuve con mi padre no fue muy directa y al ser más maduro vi que podía haberle dicho varias cosas antes de fallecer. 'De las cosas que nunca dije' no es más que un mensaje a mi padre, diciéndole todas esas cosas. Él era de Zaragoza y siempre estaba muy serio. Siempre pensé que si le gustaran los carnavales su carácter sería más alegre, de modo que esta canción es un pasodoble donde la percusión recae sobre una caja y un bombo. Para mí es una puya con mucho cariño y respeto a mi padre.
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