Juventud y virtuosismo
Juan José Sevilla Valencia (Ceuta, 1997) ganó este mes el primer premio en el Concurso Virtuoso International Music Awards, y fue, además, el único pianista español premiado en su categoría. Se trata de un concurso de ámbito internacional con sede en Londres. Se celebra vía online en dos fases, en las que el Juan José desplegó un repertorio variado con obras de Rachmaninov, Liszt y Albéniz.
Pero esto no es más que una pequeña muestra de su talento. Con una carrera brillante y un futuro que ya no es promesa, sino realidad, ofrecerá el próximo día 12 de agosto, a las 20 horas, un concierto en el que pondrá de relieve ese virtuosismo que le hizo acreedor del premio en Londres, y en el que sonarán partituras de Rachamaninov, Debussy y Albéniz, entre otros.
La verdad es que ha sido un premio que encontré por las redes sociales y era muy novedoso. Era la primera edición de un concurso que tiene sede en Londres y se celebra vía online. Han sido dos fases. Nos evalúan a través de vídeo. Es un concurso de interpretación que se divide por instrumentos y también por categoría de edad. Yo participaba en la categoría de piano y con la edad correspondiente, 26 años.
A la hora de inscribirnos a cualquier concurso de piano tenemos que tener en cuenta el repertorio, que tiene que presentar cierta dificultad. Se trata de demostrar un trabajo arduo. Realmente se trata de hacer un alarde de virtuosismo grande, y a la vez hacerlo lo más musical posible, y también tener ese aspecto de sentimiento y de afecto que sentimos hacia la música siempre. Además, las piezas tienen que ser lo más variado posible en cuanto a estilo, género y época de composición musical para poder demostrar lo máximo posible un registro amplio de dominio.
"En los concursos de piano se trata de hacer una alarde de virtuosismo"
Sí, por supuesto. Cuando tocamos en un concierto, desafortunadamente no todos los conciertos son fantásticos. El público siempre los disfruta, pero el intérprete, en ocasiones, no. Depende muchas cosas: del instrumento, de la acústica, de cómo estés tú ese día. Los grandes maestros y los que disfrutamos de la música lo hacemos desde luego en la escucha. Algunos de los momentos más felices de mi vida ha sido escuchando la música de otros. Pero, como dices, es verdad que estamos pendientes de muchas cosas y no siempre tenemos la oportunidad de disfrutar plenamente.

(Risas). Esa es una de mis marcas del Grado Superior.
(Ríe). En realidad es que fue una necesidad, porque cada matrícula de honor que sacaba, era una asignatura menos que pagaba al año siguiente. Al final es un incentivo económico que termina por convertirse en un mérito académico.
"Cada matrícula de honor era una asignatura de menos que pagaba al año siguiente"
La disfruto muchísimo y creo que se refleja en este tipo de cosas. Estas calificaciones no se sacan en una carrera en la que uno no disfruta.
Me gusta pensar que no. Al final esto es una cosa que siempre estamos aprendiendo, y que es verdad que no cabe en una sola vida todo el repertorio de piano. Entonces, al final, estudiamos las obras que más nos gustan, quedándose fuera cosas que nos gustaría estudiar. Pero nos harían falta 100 vidas para tocar todo el repertorio de Chopin, todo el repertorio de Bach, de Listz. Aparte de lo que cuesta estudiar cada pieza. A veces nos tiramos años con una misma pieza hasta que resolvemos todos los problemas que nos propone.
La música contemporánea, desafortunadamente, está un poco alejada del gusto del público. Nosotros estamos tan acostumbrados a las sonoridades de los grandes clásicos, y los que no son tan clásicos nos saben un poco áridos, duros a la escucha. Pero, vamos, yo he disfrutado mucho de la música de vanguardia.


