La delgada línea para la calma
Mandala es una palabra de origen sánscrito y significa círculo; representa la unidad, la armonía y la infinitud del universo mediante el equilibrio de los elementos visuales. Hoy por hoy, rara es la papelería o el bazar, incluso las oficinas de Correos, donde no se encuentren libros con estos dibujos en blanco para poder colorearlos pacientemente.
Carolina Salas Cano (Chiclana, 1982) empezó con los mandalas por puro entretenimiento y relajación, cuando tenía que pasar largas y angustiosas horas en la habitación de un hospital, al cuidado de un crío enfermo que, felizmente, logró recuperarse.
Carolina, Carol para los amigos, es además artesana del jabón, el aceite medicinal y bastantes cosas más; defiende los beneficios más que demostrados de esta disciplina artística destinada a niños y mayores.
El taller comenzó con una historia un poco dura y, a la vez, bonita. Siempre digo que comienzo a aprenderlo sin saber exactamente qué era un mandala, ni qué significaba. A mí siempre me ha gustado pintar. Yo estaba en oncología pediátrica con un familiar. Mi familiar se curó, pero como terapia para relajarme acudí a la pintura. En mis ratos en el hospital me ponía a pintar, a dibujar esos mandalas. Todo esto, como te digo, sin saber el significado ni la simbología, la verdad. Cuento todo esto para que la gente sepa lo terapéutico e importante que es el mandala.
Estudié, me informé, seguí pintando cada vez más, tanto en folio como en lienzo, tela... Una vez empecé por mi cuenta un taller de mandalas, reuní un grupito de gente y ya, sabiendo lo que significaba cada color, la simbología, vi la reacción de unos, de otros, cómo se expresaban. Ahí comencé a realizar mis talleres más en serio.
Sí, cambian mucho. Es un mundo. Para mí es también muy terapéutico. También lo he hecho en colegios y ha funcionado bien.
Representan un estado de ánimo. Todo esto está demostrado además por psicoanalistas. A mí me gustaría destacar que fomenta la paciencia, reduce la ansiedad.
"Los beneficios de los mandalas están demostrados por los psicoanalistas"
Sí, porque desarrolla la creatividad, ayuda a la concentración. Es arte, terapia relajante, refuerza la autoestima, la psicomotricidad fina...
No, no hacen falta (risas)
Como se ha pintado desde hace muchos años: mandalas budistas, aztecas, para todos los beneficios, he descubierto que la concentración que eso supone, pintando desde el centro, o desde fuera, según tu estado de ánimo, es muy relajante; tanto los símbolos como los colores que tienen sus significados. Todo esto te hace expresarte emocionalmente. Yo he visto hasta llorar de emoción, reír, por expresar tus sentimientos mientras la gente hace sus mandalas. En definitiva, estás expresando tus emociones a través de un dibujo más o menos complejo.
Sí, sí. Los colores y las formas. Ambas cosas lo reflejan.
Sorprendentemente, una profesora del colegio donde está mi hija me sugirió que diera un taller en esa clase. Tenían 4 años. La maestra pensó que era solo para colorearlo. Yo le dije que no, que había que crearlo. Fue una sorpresa la capacidad de los chiquillos de expresar, por medio de un dibujo, todas las emociones. Crees que la gente no lo va a conseguir, pero les explicas en qué consiste y todos lo hacen. Te hablo en este caso de niños de 4 años, pero también se imparte para personas mayores porque les ayuda con la memoria en temas de Alzheimer, para relax, estrés... Los beneficios de los mandalas son incontables.
"Los beneficios de los mandalas son incontables"
Lo que se potencia es precisamente la paciencia. Yo recomiendo, incluso a la gente que no sabe pintar, que no solo los mandalas, sino que emplee el dibujo en general. Es arte terapia. Es una manera muy importante de relajarte, de centrar tus pensamientos.
Sí. Así es.
Entre todos los elementos y símbolos que creas haciendo el mandala, la mayoría de las personas empieza con un círculo interior que refleja tu estado de ánimo. Ahí vas creando los símbolos, que son todos muy parecidos, pero luego te vas acordando de toda la simbología. Hay un vínculo fuerte, sí. Van entrelazados.
Sí, hay pocos. Cuando yo empecé, creía que esto lo conocía todo el mundo. Pero, desde luego, en esta zona de Cádiz, no sé si en otras zonas, la gente no sabía de esto en absoluto.
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