Alfonso Rodríguez, el histórico 'rey del catering': "He servido miles y miles de bodas, no las he contado"

El veterano empresario ha recibido el premio Faustino Rodríguez, creado por Acoje, por su impresionante carrera profesional en la hostelería, creando una marca de excelencia en las celebraciones que ha dado la vuelta al mundo

Alfonso Rodríguez en una terraza en calle Larga.
Alfonso Rodríguez en una terraza en calle Larga. ESTEBAN

La discreción por delante

No dice la edad que tiene, “no cuento los años”, pero lo cierto es que con 18 empezó a trabajar en la hostelería en Marrruecos, y volvió a Jerez para entrar en el negocio familiar. Desde entonces hasta la fecha su exitoso periplo le ha llevado a ser el nombre que da marca a un catering de reconocimiento nacional e internacional. Alfonso Rodríguez Álvarez, jerezano, disfruta y se “divierte” en su día a día tras haber dejado atrás el intenso trajín que suponía la gestión del negocio que hora lidera su hijo, también Alfonso. La tercera generación en el negocio de la hostelería, desde que su abuelo empezara en una venta, la recordada de Cuatro Caminos. Allí había un patio, el de la Pila, que ha sido testigo de meriendas, desayunos, bodas y toda celebración que elegía este rincón de enorme encanto.

Después llegó la iniciativa del catering con dos clientes preferentes: las bodegas del Marco y los Astilleros de la bahía. Desde entonces empezó a hacerse con una marca de distinción, buen gusto y elegancia —la misma imagen que transmite Alfonso—, y, por supuesto, la buena cocina. El ahora clausurado Restaurante El Bosque fue todo un emblema de la gastronomía local y ‘cuartel general’ de la marca, además de que su afición a los toros le llevó a abrir el restaurante Museo Taurino, también ya cerrado, donde expuso mucho de lo que ha ido coleccionando del mundo de la tauromaquia. Una de sus pasiones, que comparte con la ópera.

Antonio Rodríguez, su hermano, fue clave en este despegue que llevó a Alfonso Catering a estar presente en toda España y en el extranjero. La Casa Real es cliente de la casa, un reconocimiento que apostillaba lo que ya se decía: Alfonso, el número uno; él mismo dice que han sido “miles y miles las bodas que he servido. No las he contado”. Eso sí, viajero incansable y emprendedor nato: “Hacer catering es hacer una carrera de fondo. Cada banquete es único. Cada cliente es especial”. Esa es la filosofía que le ha inspirado en sus muchos años de trabajo.

Ha recibido el premio Faustino García, distinción que nace ahora en recuerdo del genial y entrañable hostelero que no dejó hace poco.

No soy muy proclive a actos y premios de este tipo. En esto soy un poco raro. Pero en este caso lo he aceptado encantado porque Faustino era un entrañable amigo mío al que quería muchísimo. Recordar a Faustino te llena el alma.

Dos generaciones, Alfonso, el de La Moderna, y Alfonso.     ESTEBAN
Dos generaciones, Alfonso, el de La Moderna, y Alfonso Rodríguez.   ESTEBAN
Su vida profesional ha sido larga y muy intensa. ¿Nos cuenta dónde y cómo empezó en el mundo de la hostelería?

Empecé con 18 años en el Tánger de entonces, en un hotel. Hablaba idiomas; es una afición que tenía y estudiaba mucho para aprender. Desde entonces hasta hoy no he parado.

¿Qué le evoca la venta Cuatro Caminos?

Mi padre vino de Sevilla y se metió en una venta de carretera; mi hermano y yo éramos muy pequeños. Mi padre trabajó duro ahí mientras que yo inicié mi andadura por África, Mallorca…Volví a Jerez y trabajé varios años en Los Cisnes hasta recalar de nuevo en la venta que atravesaba una situación complicada. Fue mi hermano quien me pidió que entrara en el negocio familiar “porque nos arruinamos”, me dijo. Hubo que reinventarse y salimos adelante adaptándonos al momento. Jerez en aquella época era maravilloso; tenía una enorme y magnífica calidad en cuanto al movimiento de relaciones publicas de las bodegas. Solo había que ponerle imaginación y hacer las cosas con otro estilo, de forma distinta a lo que había.

"No es comer sino cómo se come"

¿Cuáles fueron y son las claves del éxito?

Tener imaginación, huir de lo que había, tener gusto en la decoración, el ambiente, la estética… Decía el otro día que no es comer sino cómo se come. Calidad en el servicio y por puesto cuidar mucho la cocina creando platos que satisfaga al cliente. Dado el movimiento turístico en España y el de congresos, nos llevó a numerosas capitales; ahí estábamos nosotros.

La Casa Real es uno de sus clientes, ¿eso le dio prestigio?
Sin duda, pero yo nunca he hecho publicidad de nuestros logros, jamás. La Casa Real es cliente nuestro, pero no nos lucramos de ello; no abusamos, nos limitamos a servir y dar lo mejor de nosotros. A la Casa Real la hemos atendido muchísimas veces en Jerez, en Sevilla y en otros sitios. Esa discreción se valora. Hemos sido una empresa que no ha alardeado de su clientela. La discreción siempre por delante.
Una foto para la historia; el catering sirviendo una cena con motivo de la boda de la infanta Elena; en la imagen, Alfonso y Antonio atentos al servicio.
Una foto para la historia; el catering sirviendo una cena con motivo de la boda de la infanta Elena. En la imagen se ven a Alfonso y Antonio atentos al servicio. 
¿Percibe que hay una vuelta a la cocina tradicional, la de cuchara?

Hoy por hoy la mejor cocina del mundo es la de España, sin duda alguna. Por supuesto ha desbancado a Francia a Suiza… en pocas palabras, la española es la mejor cocina del mundo. Cuando te sientas a valorar y crear un menú, en tu conciencia está que eres español, que formas parte de la gastronomía de tu país. Con esa conciencia creas, pero es muy muy complicado, pero se ha conseguido. Estamos constantemente innovando.

¿Seria capaz de decirnos cuántas bodas ha servido?

Miles de miles y también eventos muy diversos… ¡buenoooo! yo que sé la cantidad de ellos. La verdad es que no nos hemos preocupado de llevar una cuentas o estadística de las bodas que hemos hecho o de los eventos que hemos atendido. Lo que me importa es que el cliente esté contento y repita.

"Hoy por hoy la mejor cocina del mundo es la de España"

¿Cuántos años cuenta?

Lo siento pero no recuerdo bien mi edad. No uso la edad, se me olvida (risas).

El empresario jerezano enmarcado por la puerta del bar.     ESTEBAN
El empresario jerezano enmarcado por la puerta del bar.     ESTEBAN
En cualquier caso suma mucho a sus espaldas en este mundo. ¿Se arrepiente de algo?

Ni muchísimo menos. No me arrepiento de nada. Hemos trabajado mucho, hemos vivido, tengo una familia estupenda, se ha creado una empresa que sigue funcionando de forma magnífica y que siga siendo discreta. Y un final cómodo, agradable y sosegado.

¿Un plato o un menú o un servicio del que se sienta satisfecho?

Lo más difícil no es dar de comer a dos personas; lo complicado es hacerlo para 2.000, 3.000… Eso es un todo un reto. Nuestro éxito ha sido con el pescado en eventos de grandes multitudes. En eso éramos especialistas. Se servía perfecto el pescado, algo que es muy difícil de trabajar para que llegue a la mesa impecable, con la dificultad de hacerlo para 2.000. No es fácil.

¿A qué dedica el tiempo ahora?
No me falta ocupación, tengo muchos temas que atender. Además tengo muchas aficiones. Me encantan los toros, estoy siempre pendiente de tentaderos, mis relaciones con gente del toro, soy aficionado a la música, tengo mis libros…. ¡Tengo tantas cosas que hacer! No tengo tiempo libre. El secreto está, si Dios lo quiere, en tener la cabeza bien. Tengo muchas cosas y muy divertidas como ir a la ópera en Barcelona; la verdad es que no paro.

Sobre el autor:

KIKO ABUIN 1

Kiko Abuín

Periodista.

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