En San Fernando y con motivo del 25º aniversario de la muerte de José Monje Cruz, Óscar Jaenada habla de cómo afrontó este personaje que le valió un Goya y del estado de salud del cine español.

Su figura no deja indiferente a nadie, ni su estilo ni su discurso. Con una personalidad arrolladora, Óscar Jaenada (1975, Esplugas de Llobregat), Camarón de La Isla en la película de Jaime Chávarri, sabe desprenderse de sí mismo para meterse en la piel de otro. En la víspera del aniversario del fallecimiento de José Monje Cruz, Óscar volvió a La Isla para participar en una mesa redonda tras la proyección de la película Camarón y compartir con el público lo que significó este papel en su carrera. Él es un artista, un obrero del arte que compagina una disciplina férrea a la hora de abordar sus personajes y la libertad de moverse por el mundo en busca de ese cine de calidad por el que apostó desde el primer momento.

Después de doce años, vuelve usted a San Fernando.  ¿Qué recuerdos guarda de su estancia en La Isla de Camarón?

Siguiendo esa frase de Sabina, no vuelvas al sitio donde fuiste feliz, y desde el rodaje –hace trece años- no  había vuelto porque yo aquí lo fui, y mucho. Estuve cerca de dos meses en San Fernando porque me vine para aprender el acento y estuve tan a gusto, disfruté tanto y aprendí tanto de la vida que me costaba volver. Ahora, es mi tercera vez en un mes. He estado en la Venta de Vargas que es un sitio emblemático para mí y he visto una foto de Cantinflas, por lo que ahora me siento todavía más en casa.

Pero creo que al principio tenía dudas sobre este personaje

Cuando me ofrecieron la película yo no sabía de flamenco, no sabía de Camarón, no sabía nada de nada. No tenía ninguna base, no soy gitano. Me pareció un trabajo muy complicado pero mi hermano que es un apasionado del flamenco me dijo, “oye me ha dicho la mama que has dicho que no; pues tú di que sí, no te preocupes que yo te digo cuatro cosas”. Y ahí empecé a investigar y les dije que sí.

Y de investigar a mimetizarse completamente con el personaje. ¿Cómo fue ese proceso?

Yo hago trabajo de campo, mucho estudio me considero una herramienta de precisión en mi trabajo. Voy a buscar siempre la doble vuelta, el agarre máximo en todas las expresiones artísticas en la interpretación de un personaje y Camarón pedía muchísimo: un trabajo físico, un trabajo de dicción, un trabajo de raza y de entender a Andalucía. Es como calzarse unos zapatos que no me había puesto antes. El trabajo era duro y de picar muchas puertas. Me acuerdo de ir a ver Rancapino a su casa, un año o dos antes de que se estrenara la película, y me recibió con escepticismo. Intenté encontrarme con todos, con María Dolores Montoya (Chispa), con sus hermanos Manuel y Jesús, intenté estar con todo el mundo que lo conoció...con Enrique Pantoja. Creo que supe llamar a las puertas adecuadas para que me contasen la verdad, para que me creyeran y me contaran esas pequeñas cosas que necesitaba para elaborar a José Monje Cruz.

Y su interpretación le valió un Goya. ¿Qué más le ha dado Camarón?

Yo con esta película me lo he llevado todo; me he llevado el flamenco, no sólo a Camarón. Ahora soy un gran disfrutador, un gran vividor del flamenco, lo tengo casi a diario a presente en mi vida, e incluso, soy capaz de reconocer algún palo que otro.

Yo con esta película me lo he llevado todo; me he llevado el flamenco, no sólo a Camarón.

Camarón fue su primer biopic y le valió el mayor reconocimiento del cine español y su personaje de Cantinflas el premio Platino. Más allá de premios, ¿son dos papeles que le han marcado?

Sí, por supuesto. Yo estaba en Londres trabajando y leí que una producción norteamericana iba a realizar la película de Cantinflas. Llamé a mis agentes norteamericanos para decirles que quería hacer ese casting y conseguí que me lo dieran. Son dos trabajos muy parecidos pero conseguí cada uno de ellos en procesos totalmente distintos. Uno me llegó y casi lo negué y el otro fui a por él. De hecho, ese proyecto norteamericano no salió y a los dos años, me enteré que era en México esta vez y volví a hacer el casting para una productora diferente y me lo volvieron a dar. Eran trabajos muy parecidos porque tampoco había estado en México antes; así que me fui cuatro meses antes porque sabía que necesitaba mucho trabajo. Luego me dieron el Platino al mejor actor de habla hispana del mundo, compitiendo con Benicio del Toro, Jorge Perugorría, Leonardo Sbaraglia o Javi Gutiérrez. El trabajo es muy fino también y muy parecido al de Camarón. Lo que ocurre es que aquí la película no se estrenó y tuvo sus problemas porque creo que el cine está muy politizado.

Hablemos de la industria del cine en nuestro país. ¿En qué punto cree que se encuentra? Que tiene que decir a los que alegan que el cine español sólo sabe vivir de las subvenciones.

Yo llevo hablando de esto quince años y es evidente: van a por nosotros, van a por el cine. Lo que buscan es crear una sociedad gris, acabar con la cultura, darnos Sálvame Deluxe y fútbol veinticuatro horas. Para darte cuenta de esto simplemente tienes que coger un billete e irte a otro país. Yo he trabajado en Hollywood, en México, Inglaterra, Australia, Francia, Italia, Alemania y ahí es cuando ves cómo funcionan las cosas. En cuanto a lo de las subvenciones, eso son mentiras que crea el Gobierno porque el cine español sólo da dinero a las arcas del Estado.

¿Y atisba alguna esperanza?

La mierda está tan enganchada que rascando no las va a quitar. Hay incluso programas que denuncian lo que está pasando y todo sigue igual. Yo soy actor, artista y tengo una maleta como casa; me limito a venir a estar con mi hijo pero, desde luego, el trato que se le da a la cultura y la importancia que tiene el chismorreo y el fútbol sólo pasa en este país.

 Lo que buscan es crear una sociedad gris, acabar con la cultura, darnos Sálvame Deluxe y fútbol 24 horas

Ese viajar por el mundo, además de perspectiva, le ha permitido trabajar en proyectos con los más grandes. ¿En qué momento se encuentra ahora?

Bien, ahora descasando porque acabo de rodar con Terry Gilliam El Quijote. Después de veinte años, hemos conseguido acabarla y la verdad es que estoy muy contento de haber rodado con un maestro como él. Ahora se estrena aquí una película que creo que se llama Descontroladas, Snacthed, en EEUU, con Amy Schumer y Goldie Hawn; estreno también Oro, de Agustín Díaz Yanes, sobre la conquista de América y acabo de estrenar en Inglaterra The white room con una premier en el cine más antiguo de Londres y aquí no ha sonado nada en ningún lado y soy el protagonista. Pero en fin, así vamos trabajando por ahí.

Usted ha participado además en una de las sagas más rentables de la industria americana, Piratas del Caribe. ¿Cómo es trabajar con actores de Hollywood?

Igual que con los de aquí. Los españoles somos muy superiores en calidad artística, tenemos una herencia cultural genética de todos los que han pasado por aquí tremenda. Y eso se nota, en el gen, en la expresión y en la capacidad de empatizar. Culturalmente somos muy potentes, lo que pasa es que técnicamente estamos muy por debajo de los americanos. Los mejores son los mejores y los más humildes. Aquí y donde sea, escuchan más que hablan.

Ha trabajado en televisión y en teatro. ¿Qué diferencias encuentra con el cine?

Las televisiones de España buscan cantidad. El cine, por lo menos el que intento hacer yo, busca calidad. Recuerdo unas palabras de Vasile hace años sobre la serie Vientos de Agua que fue cancelada, y salió diciendo que era el mejor producto que habían hecho pero que no tenía audiencia. Esa es la intención de la televisión. El cine busca calidad y la televisión audiencia. El teatro es belleza. Lo que ocurre es que hago teatro en casa porque mi escenario es tan grande como el mundo. Los caramelos que llegan son muy golosos y el teatro es tenerte encerrado mucho tiempo en un mismo proyecto y a mí ahora mismo es muy difícil encerrarme.

Vienen a buscar a Óscar Jaenada que en unos minutos departirá con el público sobre su interpretación del gitano rubio con sus compañeros de rodaje, los actores Martín Bello y Alfonso Begara acompañados por el periodista José Carlos Fernández Moscoso pero hay una pregunta fundamental para alguien que captó el alma de José en su interpretación.

¿Cómo definiría a Camarón de La Isla?

Fue un tipo que lo entendió todo y esa condición humana lo llevó a la autodestrucción. Sólo los genios pueden entenderlo todo y creo que él lo hizo

Sobre el autor:

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Vanessa Perondi

Periodista.

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