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Breve historia de Domecq Jerez desde que en 1994 dejó de estar en manos jerezanas hasta el reciente anuncio de compra por parte del magnate chino filipino Andrew Tan por 275 millones de euros.

Veinte años no son nada, decía el viejo tango… Los tangos suelen decir verdades como puños, pero sobre todo del amor y el desamor. Viendo la historia de Domecq, está claro que para el dinero, para las grandes operaciones económicas, veinte años (veintiuno, en realidad desde su venta), es todo un mundo. Ahora, con la compra llevada a cabo por el magnate chino filipino Andrew Tan, parece que la suerte de lo que queda de la antigua Domecq puede cambiar, porque al fin se da por hecho que alguien viene al Marco de Jerez lo hace para hacer y vender vino y brandy de Jerez. Esta afirmación puede parecer una tautología, pero desde luego no lo es, al menos no lo ha sido en los últimos veinte años.

Fue en 1994 cuando se cerró la compra-venta de Domecq Jerez (que agrupaba a Pedro Domecq, Terry o Agustín Blázquez, entre otras) por parte de la multinacional británica Allied Lyons, que a partir de dicho momento pasó a llamarse Allied Domecq. Hasta entonces Allied era un importante socio de Domecq, ya que en el momento de la operación era propietario del 32% del accionariado de Domecq. Durante años la multinacional había utilizado las importantes redes de distribución del grupo de matriz jerezana para comercializar sus productos en España y de forma paralela había ido tomando capital. Las ventas de ‘Ballantines’ y ‘Beefeater’ parecían no tener fin y decidió poner sobre la mesa una oferta irrechazable para la familia Mora Figueroa y las distintas ramas de la familia Domecq, los principales accionistas, unos 100.000 millones de pesetas (alrededor 600 millones de euros) para hacerse con toda la propiedad. La venta englobó todo el negocio mundial de Domecq, es decir, brandies y vinos de Jerez, otros vinos nacionales (‘Marques de Arienzo’, sin ir más lejos, luego vendida, ‘Alcorta’ o ‘Siglo’), otras marcas de espirituosos como DYC o ‘Anís la Castellana’, las redes de distribución nacional y divisiones internacionales, algunas tan importantes como la de México.

En Jerez, que es donde nos vamos a centrar, desde el principio quedó claro que ni el vino ni el brandy entraban entre las prioridades del grupo surgido tras esta compra, un grupo, por cierto, que además adjuntó Harveys, que ya era propiedad de Allied, al poblado portafolio de marcas de vino de Domecq. Fueron diez años en los que todavía el brandy… bueno: Terry (‘Centenario’) siguió consolidando su liderazgo en España; ‘Carlos III’ y ‘Carlos I’ siguieron en la parte alta también en el mercado nacional, pero no tanto; ‘Fundador’, fuerte en Filipinas… pero lo cierto es que las marcas de vino de Domecq Jerez quedaron prácticamente congeladas porque la apuesta de la multinacional, si acaso, fue por los vinos procedentes de Harveys (el ‘Bristol Cream’ era y sigue siendo líder en el mercado británico).

Durante este período, entre 1995 y 2005, Domecq Jerez se consolidó como un centro de producción de distintos productos de la multinacional, obteniendo lo que podríamos llamar contratos internos del grupo, algunos aportando volumen significativo, como por ejemplo el embotellado de marcas como el ron con coco ‘Malibú’ o el tequila ‘Sauza’ para Europa. De manera paralela, se produjo la venta de distintas activos inmobiliarios, unos manteniendo la actividad bodeguera (calle Arcos, que era de Harveys y se vendió parcialmente a Lustau), otros directamente para uso residencial, tanto en Jerez como en El Puerto…

A comienzos de 2014 la japonesa Suntory protagonizó el penúltimo episodio, al adquirir Beam Global por 11.700 millones de euros

Como dice el aforismo, si algo puede ir a peor, irá a peor. En 2005, el gigante francés Pernod Ricard fijó sus ojos en Allied Domecq para luchar de tú a tú con Diageo por la preeminencia mundial en el sector de bebidas. Pernod se apoyó en la norteamericana Beam Global para cerrar una operación multimillonaria -10.700 millones de euros- en la que ni el vino ni el brandy de Jerez pintaban nada, por decirlo claro. Precisamente Beam Global se queda con el centro de producción de Jerez, pero con reparto de marcas. A la broma recurrente de “acabaremos tomando bourbon en la Feria” (la operación se cerró en abril, unos días antes de que comenzara la fiesta), le siguió la constatación de que el interés de Pernod y Beam por buena parte del catálogo que había adquirido era cero, y que la decisión de quedarse con Jerez debía circunscribirse a geoestrategia pura. Durante estos diez años, el catálogo de Domecq Jerez, más que mermarse, directamente se ha desvencijado. Hablando en términos generales, la gama de vinos digamos normales, con marcas tan emblemáticas como ‘La Ina’ o ‘Río Viejo’, fue adquirida finalmente por Lustau, mientras que Osborne se quedó con ‘Carlos I’ y ‘Carlos III’ y con los vinos VORS de alta gama, concentrándose el negocio por lo que a Jerez se refiere en los vinos y brandies de Terry; ‘Fundador’, que en Filipinas sale en todas las gamas, los vinos de Harveys y otros productos para la multinacional.A comienzos de 2014 la japonesa Suntory protagonizó el penúltimo episodio, al adquirir Beam Global por 11.700 millones de euros. Aunque al principio la llegada del gigante japonés fue bien recibida en el Marco de Jerez –al igual que ha ocurrido ahora con Andrew Tan- han sido casi dos años en los que ha habido escasas novedades. Suntory, propietaria de marcas mundiales como ‘Schweppes’ o de la española ‘La Casera’, ha decidido ahora deshacerse de parte de su inversión, aunque mantiene en su portafolio marcas como DYC o ‘Larios’.

Veintiún años después de que Domecq dejara de ser jerezana, el grupo filipino de Andrew Tan compra por 275 millones de euros lo que queda: las bodegas, existencias y marcas que restan de Domecq, Terry y Harveys. En Jerez se contempla esta compra abiertamente como una oportunidad, a tenor de que por fin se trata de una compra específica, de que Domecq Jerez no es un fleco –en la práctica ha sido más bien un retal- de mega operaciones entre grandes multinacionales sino que se trata de una operación protagonizada por un grupo que ha ido a comprar exclusivamente lo que ha querido comprar y que además se da la circunstancia de que tiene importantes intereses en el sector del brandy de su propio país e incluso ya conoce el Marco de Jerez, pues hace unos años cerró un acuerdo de colaboración con González Byass. El tiempo dirá si esta vez también es nada…

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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