El entrenador jerezano encuentra en el país galo la posibilidad de vivir profesionalmente del deporte que le apasiona. Tras cinco años, primero dirigió al Toulouse y ahora hace lo propio con el Nantes.
Dicen que no hay mal que por bien no venga y la quiebra de la empresa para la que trabajaba en Puerto Real ha desembocado en ver cumplido un sueño que llevaba años persiguiendo. Jesús Azurmendi Fernández (Jerez, 1976) reside actualmente en la ciudad francesa de Nantes, donde ejerce como entrenador, desde hace tres temporadas, del club de fútbol sala de la ciudad. Jesús, que en su tierra ya había entrenado en Segunda B y Tercera a clubes como el SD Jerez’93, Ciudad de Jerez, Nazaret Cai, Alcoyano y Manilva, pero siempre de manera semi profesional, vive ahora por y para el fútbol sala, en la Segunda División de la liga gala.
Aun así, no es el primer club francés donde entrena. Jesús llegó al país vecino de la mano del Toulouse. Cuenta que tenía la “espinita clavada” de no haber entrenado fuera de España, pero fue al quedarse en paro cuando empezó a moverse en este sentido. “Hablé con varios representantes, pero cuando no eres nadie más allá de Andalucía es muy difícil que te salga algo. Paralelamente contacté con otros compañeros y, a través de uno que buscaba equipo fuera, me comentó una oferta que él había desestimado, del Toulouse. Me pusieron en contacto con ellos, tuve la suerte de que la gerente del club hablaba español y a los dos meses aterricé en Francia”.
De eso hace ya cinco años. Al principio viaja solo y ante él se encuentra “un mundo nuevo, un país diferente, otra cultura. Te encuentras con que hay una gran colonia musulmana, en un contexto que desconocía y al principio llegas con un poco de miedo, pero una vez que vas conociendo las diferentes ramas culturales y te adaptas, te enriqueces tanto a nivel personal como deportivo”. Hasta el punto se ha hecho al país que Jesús se siente como “un francés más”. “Con el idioma cada vez tengo menos dificultades. En el club ya no tengo ningún tipo de problemas y en el día a día me desenvuelvo bien”. Pasados unos meses, tanto la pareja de Jesús como su hija mayor recalaron en Francia. Ahora incluso han tenido una nueva hija, que ha nacido en el país galo.
En cuanto al fútbol sala en Francia, Jesús señala que “está evolucionando, en pleno auge. Cuando llegué a Toulouse hace cinco temporadas se alejaba mucho del fútbol sala español. Pero a día de hoy la selección francesa ha dado un paso al frente hasta el punto de que en el último campeonato de Europa empató a cuatro con España”. A nivel de competición es otra cosa. “Aún las diferencias son enormes, porque la liga española es la mejor del mundo. Pero cuando yo llegué había una diferencia de nivel con respecto a España de 30 años y hoy puede ser de 10”. Aun así, considera que si bien el nivel de competición es inferior, en cuanto a nivel técnico no hay muchas diferencias.
Cuando Jesús recaló en el Toulouse, el equipo acababa de descender a Liga 2 y el objetivo era recuperar la categoría. Casi lo consigue en su primer año y en su segundo volvieron a pelear por el objetivo, pero explica que el presupuesto del club bajó y hubo de prescindir de jugadores importantes, por lo que finalmente se truncó el ascenso. Ahora, en el Nantes, donde lleva tres temporadas, el objetivo es la permanencia en Liga 2. A falta de tres jornadas, debe ganar al menos dos partidos para no tener que depender de terceros. Pero, pase lo que pase, el club le ha garantizado un contrato fijo, porque principalmente quiere de Jesús que sea capaz de sacar jugadores de la cantera para el primer equipo. “El Nantes se asemeja en España a lo que sería el Athletic de Bilbao. Mientras aquí la mayoría de los clubes tienen mucho jugador de fuera, el Nantes solo juega con franceses, y principalmente de la zona”. “Este año queríamos haber dado un paso al frente tras dos años de formación, y decidimos que todo ese cúmulo de experiencia sirviera para rendir más. Pero por circunstancias hemos dado dos pasos atrás y estamos luchando por mantenernos. Por nuestra cabeza no pasa bajar, pero si bajásemos, que esperemos que no, el proyecto seguiría adelante y continuaríamos en la misma línea, formar a jugadores para llegar a Liga 1. Y en la línea que vamos lo vamos a conseguir seguro”.
Tras cinco años en Francia, y con un proyecto profesional de futuro, la vuelta a España reconoce que es “complicada” y a Jerez “casi imposible”, aunque señala que “nunca puedes decir no, porque el deporte cambia de un momento a otro, y a quién no le interesaría trabajar en el club de su tierra y vivir en casa y no a 1.600 kilómetros. Pero la estabilidad que tengo aquí profesional y económica no la voy a tener en España. Soy profesional pero sobre todo padre de familia y tengo que pensar en ella”.
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