Vitralism, joyas y lámparas creadas con vidrio por un diseñador gráfico "muy manitas" desde Cádiz

Roberto Lozano, de 39 años, es artesano autónomo desde hace unos cinco años cuando creó su propio proyecto destinado a producir y vender objetos decorativos en el mercado navideño y desde la plaza San Juan de Dios

El artesano del vidrio Roberto Lozano en su puesto de Vitralism ubicado en la plaza de la Catedral en Cádiz.
El artesano del vidrio Roberto Lozano en su puesto de Vitralism ubicado en la plaza de la Catedral en Cádiz. CANDELA NÚÑEZ

Una melodía acompaña a los transeúntes que una tarde invernal atraviesan la plaza de la Catedral en Cádiz. Desde hace unos días se divisa un mercado navideño repleto de artesanía, piezas hechas con las manos y el corazón que seguramente acaben envueltas como regalos de Navidad. En uno de los puestos, un hombre coloca artículos creados con un material “delicado”, “duro” y “difícil de trabajar”.

Roberto Lozano Ruiz, de 39 años, es un artesano del vidrio que se instala todas las navidades en este mercadillo, mientras el resto del año vende en la plaza San Juan de Dios. Situado junto a la caseta de Deseo Concedido, de Adriana Siri, expone sus trabajos. “Ahora estamos todos a tope”, dice.

Nacido en Calzadilla de los Barros, un pueblo de Badajoz, Roberto compagina la venta con la producción “y la vida” desde que decidió dedicarse a este mundo. Sin embargo, no aterrizó en la Tacita de Plaza por el vidrio, sino porque hace unos diez años le salió un trabajo como diseñador gráfico, su profesión.

Detalle de un collar hecho con vidrio.
Detalle de un collar hecho con vidrio.   CANDELA NÚÑEZ

Este sector le permitió hacer sus creaciones digitales en Cáceres, País Vasco, Badajoz y Cádiz durante gran parte de su carrera pero se dio cuenta de que no era su camino a seguir. “Estuve bastantes años y acabé muy saturado del ordenador”, comenta. Tras ejercer como profesor de pilates, Roberto dio un giro a su rutina y cambió el entrenamiento por las herramientas convirtiéndose en autónomo, que “tiene sus cosas, pero yo me lo guiso y yo me lo como”. Según comparte, “es un trabajo muy agradecido, lo haces en casa y aquí estamos tranquilos, sin presiones”.

"Acebé saturado del ordenador"

Hace unos siete años se adentró en el trabajo artesanal tras una primera toma de contacto como vendedor de piezas junto a unos amigos. A los dos años, se animó y se decantó por el vidrio por dos razones, ser “difícil de encontrar” y sus cualidades, es “muy interesante porque es un material líquido que se convierte en sólido y las transparencias no te las da otros”.

Roberto, que actualmente reside en San Fernando —aunque también ha vivido en Chiclana y en la capital— se enganchó a a este cristal inorgánico frágil, transparente y amorfo en cuanto vio un anillo de Murano. A partir de ahí se interesó por descubrir sus técnicas y, con el tiempo, dio vida a Vitralism, su propio estudio taller, situado en La Isla, donde da rienda suelta a esa inquietud que ya despertó en él cuando era niño. “Desde muy pequeñito siempre he sido curioso y he sido muy manitas”, comenta.

Roberto engarza una pieza.
Roberto engarza una pieza.   CANDELA NÚÑEZ
Pulsera hecha con esmaltes.
Pulsera hecha con esmaltes.   CANDELA NÚÑEZ

Para bautizar al proyecto combinó el nombre de vitral —vidriera— con la terminación -ism y por azar, formó una palabra inglesa que significa vitralismo, técnica pictórica basada en las vidrieras. “Al final encajó sin quererlo”, confiesa el pacense que, desde entonces, se dedica a comprar vidrio en planchas, recortarlas, soldarlas y esmaltar y fundir.

Comenzó su andadura con la técnica de las vidrieras, similar a las que adornan las iglesias, y creó sus primeras lámparas bajo la técnica de tiffany, que consiste en ensamblar piezas cortadas con finas láminas de cobre pegadas al canto del vidrio. El artesano señala el primer diseño que puso en venta y, acto seguido, los objetos de mosaico de su puesto. Junto a los floreros y otros objetos de decoración reposan collares, anillos o pulseras, joyería en vidrio montada con acero inoxidable “trabajada en el horno a unos 800 grados”.

Desde su taller, este artesano se concentra cada día en pulir, fundir, esmaltar y montar. Así, de un trozo con forma de triángulo extrae un collar con forma de gota. “Me gusta hacer diseños nuevos y renovarlos cada año. Tengo muchas ideas pero no me da tiempo a hacerlas, y ahora menos con un bebé”, sonríe mientras coge una de las pulseras.

Varios anillos en el puesto de Vitralism.
Varios anillos en el puesto de Vitralism.   CANDELA NÚÑEZ
El artesano concentrado en su trabajo.
El artesano concentrado en su trabajo.   CANDELA NÚÑEZ

Para afrontar las ventas de la temporada navideña, necesita trabajar mucho en la producción, que conlleva varios procesos. La joya que sujeta en su mano está hecha con dos capas de cristal fundidas en el horno. “Dependiendo del esmalte, genera un tono u otro”, señala. Después muestra un anillo turquesa que incluye cobre y se dispone a engarzar un colgante que ha fabricado a partir de un bloque de vidrio fundido con blanco y negro. “Lo parto con un martillo y el trozo lo vuelvo a refundir”, explica.

"No sale ninguna igual"

Durante el proceso, Roberto realiza piezas únicas, dispares entre sí en función de la cantidad de esmalte o el momento en el que se solidifiquen. “Es aleatorio, no sale ninguna igual, no controlas la cantidad de burbujas que hay en los anillos, y salen todas distintas, que es de lo que se trata la artesanía en realidad. Si hay piezas calcadas, poca artesanía hay”, sostiene desde la plaza.

Un colgante creado con vidrio por Roberto.
Un colgante creado con vidrio por Roberto.  CANDELA NÚÑEZ
Varias personas observan el trabajo artesanal del pacense.
Varias personas observan el trabajo artesanal del pacense.  CANDELA NÚÑEZ

Él sigue desentrañando al vidrio, formándose en otras técnicas más allá de las que domina. Su último aprendizaje es el uso del soplete que usa para fundir. Cuando trabaja con este utensilio, debe tener cierta habilidad para evitar que las piezas se echen a perder. Según explica, el material, a la vista, parece miel, y va cayendo a medida que le proporciona calor por ello, “si no lo trabajas rápido, se vuelve sólido y se rompe, es muy delicado”.

Preparado para el ajetreo navideño, disfruta de una plácida tarde en la que algunas personas curiosas ya se han asomado a preguntar.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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