Sería muy típico decir que Sevilla tiene un color especial. Pero muchas veces, uno no sabe cómo, la ciudad te atrapa. Y para que ocurra esto da igual de dónde seas. El mejor ejemplo es Shanelle, una joven francesa de 31 años nacida en Estrasburgo, que viajó a la capital hispalense hace cuatro años para hacer turismo sin saber que aquella visita ya marcaría su vida.
Tenía estabilidad en una de las ciudades que alberga las sedes de la Unión Europea y llevaba 12 años trabajando a domicilio con personas con discapacidad. Hasta que llegó el momento de cambiar de aires y reiniciar su vida. Ahí tuvo claro que sólo había un destino posible: Sevilla. Hizo la maleta hace nueve meses, se instaló en Andalucía y desde entonces no ha vuelto a su ciudad natal. Y tampoco parece que la eche en falta.
Shanelle juega con algo de ventaja ya que, aunque su pareja es francesa, por parte de madre tiene familia sevillana. Una familia que, por otro lado, la ha ayudado para que la adaptación a Sevilla sea rápida y sencilla, como demuestra en unos pocos minutos de conversación a pesar de que todavía encuentra algunas dificultades con el idioma.
En su mudanza no llegó sola. También vino su madre. Ambas comparte afición: la moda. Juntas hacen creaciones a partir de ropa de segunda mano. De hecho, la madre de Shanelle es costurera y desde hace dos años y medio tienen una web donde vender los productos. Reconoce que vivir en Sevilla era "un sueño".
"De Sevilla me gusta todo. La arquitectura es magnífica y la gente es muy abierta. Además noto más libertad para la mujer. Aquí me siento muy segura", explica tras sus primeros meses en la ciudad. Define a la gente como muy cercana, "y me encanta porque yo también soy así".
Otro de sus sueños era abrir una tienda de ropa. Ambos los ha cumplido en la misma ciudad, como se puede observar en un rincón de la calle Feria donde está rodeada de prendas en Pipa Vintage. Allí ofrece los artículos creados a partir de ropa de segunda mano que mezclan marcas como Lacoste, Nike, File, Carhartt o Levi's, entre otras.
Detrás de una segunda vida para la ropa también existe un compromiso social. "Casi todos en la familia somos vegetarianos y para nosotros el ecologismo es muy importante por el bien del planeta", explica sobre el motivo por el que le ha dado este enfoque a su tienda. Ella misma predica con el ejemplo vistiendo ropa de segunda mano desde "hace mucho tiempo".
La apertura se produjo el pasado mes de mayo y lo cierto es que Shanelle no puede estar más satisfecha con la bienvenida que le han dado los sevillanos a la propuesta. "La gente me dice 'wow', no había visto este tipo de cosas en Sevilla". Ella misma era consciente de ello porque no había visto algo similar en la ciudad. "Somos las primeras que hacemos este tipo de cosas", cuenta sobre el trabajo que conjuntamente hace con su madre.
Sin embargo, no quiere que la propuesta quede en esto. Hasta el momento ha realizado en su local un evento por mes en el que invita a artistas para que exponga su obra. Una actividad que, según dice, es habitual en Francia, pero no en Sevilla. "Quiero importarlo", afirma.
Su objetivo es que la gente deje de comprar lo que denomina fast fashion porque "no es bueno para la Tierra". "Espero ser feliz durante todos los años en los que trabaje en esta tienda". De momento la apuesta está funcionando y no tiene intención de volver a Estrasburgo ni para visitar los famosos mercadillos de navidad. "Hay mucha gente, como en Sevilla durante la Semana Santa", bromea. Además, cuenta con la aceptación de los clientes. "Me dicen que le encanta lo que hacemos y que la selección de ropa es muy buena". Shanelle lleva nueve meses en Sevilla, pero ya lo tiene claro. "Prácticamente soy como una sevillana".