Un retiro de yoga y desconexión a orillas de El Palmar: "Quería crear un espacio de amor en la naturaleza"

La casa de piedra es el lugar perfecto para desconectar del ruido y de las prisas, un oasis de paz y silencio en el que encontrar la calma a través del yoga, los masajes y las mejores vistas al mar

Una casa de yoga y desconexión a orillas de El Palmar: "Quería crear un espacio de amor en la naturaleza".
Una casa de yoga y desconexión a orillas de El Palmar: "Quería crear un espacio de amor en la naturaleza". MANU GARCÍA

La casa de piedra se define como un lugar para "conectar y soñar". Mercedes Fernández, la impulsora de este proyecto, cree que es un lugar de desconexión del mundo y conexión con uno mismo. Este pequeño retiro situado en El Palmar es mucho más que un alojamiento: es una casa, un espacio de bienestar y un lugar para compartir. 

Mercedes, tras ocho años trabajando en Nueva York y viajando por el mundo, sintió que tenía que crear un “espacio de amor”. En una estancia en Tulum (México), experimentó un encuentro consigo misma y una especie de “llamada”. Fue entonces cuando empezó a proyectar este sueño, lo que ella define como su “misión en la vida”. 

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La terraza de La casa de piedra, con vistas a la playa de El Palmar.   MANU GARCÍA

Pasó de tener un trabajo estresante en Nueva York a iniciar una búsqueda por distintos lugares del mundo. Al final, pensó que ese lugar estaría en España y una amiga que conoció en Bali le sugirió la idea de El Palmar. Empezó a mover hilos y en cuanto vio esta casa, supo que sería el lugar donde plantar la semilla: “Fue ver la casa y tuve un flechazo”, declara Mercedes. Ella es amante del yoga y en su anterior etapa laboral trabajó en decoración, alquiler de espacios y creación de contenidos para redes sociales con instagramers. 

"Para mí no es solo que la gente venga a alojarse, es vivir la experiencia"

Lejos queda ya esa etapa bulliciosa en un loft de Brooklyn. Ahora Mercedes mantiene un espacio mágico en primera línea de costa con unas vistas privilegiadas al mar: “Quería una casa cultural, un espacio de amor y de yoga, pero también sabía que hasta que no tuviera el sitio no quería diseñar el concepto. La casa ha crecido al tiempo que yo también he ido creciendo y he ido conociendo a la gente de aquí”. 

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Estantería del salón, diseñada por Mercedes.   MANU GARCÍA
 

Esta “casa de yoga”, como ella también la llama, está pensada para estancias de conexión y retiros, no es un alojamiento convencional: “Para mí no es solo que la gente venga a alojarse, es vivir la experiencia y practicar yoga”. Además de las clases, este espacio ofrece otras terapias y prácticas de salud y bienestar, como masajes, Chi Kung y baños de Gong. También colabora con una escuela de surf para quien quiera aprovechar la primera línea de playa y el pico para pasar un rato en la tabla. Además, las clases están abiertas a la comunidad local, no solo a los huéspedes o residentes. “Para mí es importante que la gente local, la gente que viva aquí, pueda disfrutar del espacio. Quiero también que en las actividades que se organizan trabaje gente de aquí". 

Los retiros de La casa de piedra son quizás la experiencia más completa, donde se origina una convivencia más acorde con la filosofía de proyecto. Cuando se preparan estos retiros, el chef Juan Manuel Ruso es el encargado de elaborar unas recetas espectaculares que suponen toda una experiencia para los yoguis. 

"La casa tiene mucha magia, es mi proyecto de vida"

La casa de piedra se nutre día a día con el trabajo de Inma Mercant, la profesora de yoga que cada día imparte las clases: “Ha estado a mi lado desde el principio. Es una parte clave de la casa”, cuenta Mercedes. Dentro de muy poco, la casa seguirá creciendo con la incorporación de Ana Martínez, una veterinaria que llegó en diciembre de 2020 y se enamoró del lugar y del proyecto: “En cada viaje se iba involucrando más con la casa y  su dinámica. A día de hoy con la nueva ampliación, va a entrar como socia”.  

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Mercedes y el gatito de la casa.   MANU GARCÍA
Este “proyecto de vida” lo tiene todo para convertirse en el destino perfecto si de las vacaciones se quiere sacar mucho más que ocio, placer o descanso. Es una forma de autocuidado, un regalo de tiempo y bienestar para conectarse mejor a uno mismo y al mundo: “La casa tiene mucha magia”.

Sobre el autor:

V. Reyes

Periodista.

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Comentarios (1)

Luis Hace 2 años
Otro negocio empresarial y mercadeo.de yoga vamos a enmascarar un medio de crecimiento personal y autoconocimiento con un lucrarse q asco de gente
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