Sergio Ramos y Pilar Rubio, con su hijo recién nacido.
Sergio Ramos y Pilar Rubio, con su hijo recién nacido.

El cotilleo es definitivamente un placer que conlleva algo de culpa. Durante años ha existido la creencia de que se trata de una conducta más común entre las mujeres, pero cuando hablamos de conocer a fondo la vida de los famosos, también los hombres se suman a esta práctica, con la diferencia de que sus intereses son algo distintos.

Es habitual que muchas personas busquen regularmente información acerca de los últimos cotilleos sobre famosos en la revista Pronto o en cualquier otro medio similar. Esta información no solo nos divierte, también nos permite estar actualizados acerca de los últimos acontecimientos en la vida de las celebridades a las que admiramos.

Muchas veces nos preguntamos por qué nos gusta tanto estar al día de ciertas noticias, como que Sergio Ramos y Pilar Rubio recibieron hace poco a Máximo Adriano, su cuarto y esperado bebé, o cuál es la mujer a la que el actor Jim Carrey considera el amor de su vida. En ciertas ocasiones, nos alegramos por la felicidad de los demás y en otras, el deseo de indagar en la vida privada y en los corazones de los famosos, realmente se convierte en un hábito muy divertido.

Por supuesto, hay razones psicológicas y sociales que explican nuestra debilidad por este tipo de noticias. En primer lugar, entra en juego el factor motivacional. Las celebridades son consideradas por la mayoría de la población como personas de éxito que se convierten en modelos a seguir para muchos.

Tener acceso a sus vidas privadas y a sus acontecimientos vitales, nos ayuda a empatizar con ellos, a reconocer que son personas como nosotras que tienen problemas, sueños e inquietudes y que cuentan, en la gran mayoría de los casos, con una interesante historia de superación que nos alienta a seguir sus pasos.

Socialmente, el cotilleo es muy útil para empatizar con otras personas de nuestro entorno. Hablar acerca de los últimos acontecimientos de nuestro reality show favorito, de la serie de televisión que hemos seguido durante temporadas o dar nuestra opinión sobre una película, así como la vida de sus protagonistas, es una forma más que agradable de pasar el rato y congeniar con amigos y colegas.

Algunos pueden tener dudas, pero a través de algo tan simple como el cotilleo, o de una atracción similar por el trabajo o la trayectoria de una personalidad, podríamos perfectamente hacer un buen amigo o conocer a esa persona especial. 

Muchas personas llegan a sentir tanta empatía por las celebridades a las que siguen de cerca, que se alegran con sus logros y lamentan sinceramente sus desgracias. Desde luego, también está el cotilleo negativo, en el cual los infortunios de algunos nos hacen experimentar una sensación inexplicable de satisfacción. Esto también tiene una justificación psicológica.

Los expertos aseguran que esa sensación de consuelo o de agrado que producen en algunas personas los titulares más amarillistas de la prensa del corazón, es consecuencia de la sensación de constatar que las vidas de esos famosos no son tan “perfectas” después de todo. Ayuda a humanizar a los personajes, a dar algo de normalidad a sus vivencias y despierta en la audiencia un relativo consuelo.

Sin embargo, ¡siempre es mejor alegrarse por los demás que regodearse en sus miserias! ¿No es cierto? 

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