Únicos, exclusivos y hechos con mucho mimo. La artesanía ofrece piezas y artículos que no existen en ningún otro lugar. En la calle Beato Diego de Cádiz hay un espacio que pone en valor las creaciones y el trabajo que conllevan jarrones de cerámica, lámparas de vidrio, bolsos de madera, objetos de esparto o ropa hecha por las manos de Ana Sánchez y Daniel Vázquez. La artesanía local es la base de esta pareja gaditana que decidió enfocar sus esfuerzos en los artesanos tras ocho años en Londres.
Diseñadores, creadores y artistas dieron rienda suelta a su imaginación en la capital británica donde Daniel trabajaba para una agencia de diseño de gran renombre mientras que Ana, que se formó como diseñadora de moda, creaba su propia marca. “Mi pasión ha sido la seda y la estampación digital”, dice rodeada de camisas, bufandas y broches.
En 2015 lanzó Lamar, nombre elegido por “la nostalgia” hacia su tierra, y su propuesta textil llegó a estar a la venta en grandes almacenes como Fortnum and Mason y Liberty. “Estampamos nuestro trabajo fotográfico sobre seda natural”, explica sujetando uno de los pañuelos de la firma creada junto a Daniel.
Una columna del conjunto arqueológico de Baelo Claudia o una ola rompiendo a orillas de la Bahía componen este complemento por el que se sintió atraída la gaditana tras haber confeccionado colecciones de moda. La pareja organizaba en Londres proyectos culturales y artísticos como South Fashion Festival, un evento sobre moda, arte y diseño, hasta que la pandemia le obligó a regresar a la Tacita de Plata.
Fue en 2020 cuando volvieron cargados de vivencias. “Empezamos a darnos cuenta de la importancia que tiene el tema local y artesanal en cada ciudad”, comenta. Daniel y Ana se encontraron una escena en la capital muy distinta a lo que habían visto en Gran Bretaña. “Cuando llegamos vimos un panorama en el que no se veían nada más que tiendas sin ninguna personalidad sin ningún concepto, nos dio mucha pena”, cuenta a lavozdelsur.es.
Este escenario les motivó a indagar sobre el trabajo artesanal que se estaba desarrollando en la provincia y, fue así, como comenzaron a contactar con artesanos y artesanas como Rocío Montero, especializada en macramé, o el maestro chocero Antonio Gandano. ambos de Arcos, o el ceramista gaditano Pepe Muñoz.
De su inquietud en plena pandemia, con municipios cerrados y repuntes, nació proyecto Lamar, una exposición colectiva que supuso un escaparate para cerca de una veintena de artistas de la provincia. “Creamos un espacio con obras suyas y una web donde enseñábamos a cada artesano”, recuerda Ana, para la que “artesanía” y “local” van de la mano.
"Todo está hecho en Cádiz"
Tras la experiencia, que “tuvo bastante éxito”, la pareja sacó partido a la “bonita” iniciativa y decidió poner en marcha una tienda, Casa Lamar, que lleva la artesanía y el diseño “hecho en Cádiz” por bandera desde hace dos años.
“Nos dimos cuenta de que el proyecto podía tener continuidad como tienda para dar ese valor a todo lo local. Cuando buscamos a estos artesanos, estaba cada uno en su casa, en su espacio, pero no tenían un sitio donde enseñar su obra”, explica.
Así nació este local, un punto de encuentro para piezas y artículos de esos artesanos y artesanas que participaron en la exposición. Junto a las mantas de lana de merino de Grazalema o las piezas de los alfareros, se divisan las creaciones propias de estos diseñadores. En Casa Lamar se palpa una “sinergia entre nuestro trabajo y el local” ya que, además, realizan colaboraciones para lanzar objetos concretos. Por ejemplo, los gaditanos diseñan joyas exclusivas que, posteriormente, el joyero Antonio Collantes hace realidad desde su taller.
Las prendas que cuelgan de las perchas están diseñadas y realizadas por Ana y Daniel, que utilizan tejidos como sedas naturales, algodón orgánico o seda vegana para su confección. “Los estampados son nuestro trabajo fotográfico”, dice señalando una de las imágenes de Bolonia.
Lámparas, tapices, cuadros, mobiliario. Las estanterías de esta tienda guardan regalos originales que tienen su público. Muchas personas valoran poseer piezas únicas y no pasan de largo cuando caminan por delante de este lugar. “Tenemos mucho público local que agradece un negocio diferente y auténtico, que no sea igual en todas las ciudades, donde encontramos franquicias de lo mismo. No hay producto personal y hay que apostar por eso”, añade desde esta tienda que “celebra” el arte y la artesanía.