"Nicolás Maduro: Música" by Eneas De Troya (CC BY 2.0).
"Nicolás Maduro: Música" by Eneas De Troya (CC BY 2.0).

2019 no ha comenzado precisamente con buen pie para los mercados internacionales. Esta segunda mitad de enero ha estado marcada por la inestabilidad en Venezuela, que ha pillado a más de un país con el paso cambiado. Al margen de las implicaciones políticas, que son muchas, no podemos olvidarnos de las consecuencias económicas probables que traerá consigo esta turbulencia en América Latina, tanto para España como para el resto de los mercados internacionales.

Crecerá la presión bajista en los principales índices bursátiles del mundo

Tras el susto que experimentaron los principales índices bursátiles mundiales en el cuarto trimestre de 2018, véase el ejemplo de la cotización del Dow Jones, sigue la incertidumbre en el aire. El gráfico del Dow Jones nos muestra una gran caída el pasado diciembre, en plenas fechas navideñas, que terminó en un repunte. Pero lo cierto es que en absoluto nos encontramos fuera de peligro.

"Broadway x Wall Street" by Matthias Ott (CC BY 2.0)

Muchos índices bursátiles presentan un patrón de rebote similar, pero podría tratarse de una mera trampa alcista, antesala de un desplome generalizado de los mercados financieros mundiales. No es descabellado pensar que la incertidumbre venezolana podría ser el detonante de dicha temida caída: los índices de Wall Street y de Europa (especialmente nuestro Ibex 35) podrían verse especialmente afectados de manera negativa.

Venezuela, China y Estados Unidos: un cóctel geopolítico explosivo

Por si fuera poco, a todo esto, hay que sumarle la tensión que ya existía entre China y Estados Unidos antes del estallido de la crisis venezolana. La enésima ronda de conversaciones de una de las peores guerras comerciales que se recuerdan podría fracasar fácilmente por culpa de la cuestión de Venezuela.

Por una parte, el gobierno de Donald Trump reconoce a Guaidó como único presidente legítimo de Venezuela. Por otra parte, el gobierno de Xi Jinping reconoce a Maduro como presidente legítimo. Evidentemente, esta circunstancia política podría exacerbar todavía mucho más el fragilísimo entendimiento que todavía queda entre Estados Unidos y el gigante asiático.

El problema radica en que los intereses geopolíticos con respecto a Venezuela son diametralmente opuestos para las dos superpotencias. Mientras que Washington sueña con un régimen afín en Caracas que le suministre petróleo a pocos días de distancia de sus costas y con el que poder comerciar libremente tras el levantamiento de las sanciones actualmente en vigor, Beijing tiene mucho que perder con un cambio de régimen que ponga a un líder proestadounidense en el Palacio de Miraflores.

China tiene importantes intereses económicos y geoestratégicos que dependen de la pervivencia del régimen de Nicolás Maduro. El gobierno chino ha prestado ingentes cantidades de dinero al régimen bolivariano, que ha utilizado para comprar bienes tecnológicos chinos. Además, China es un gran consumidor de petróleo venezolano. Parece difícil imaginar que China pueda dejar caer al gobierno chavista de Maduro.

2019 no ha comenzado con buen pie, si bien los mercados están mostrando una cierta resiliencia a pesar de las noticias negativas que inundan los medios estas últimas semanas. Este mes han arrancado nuevas negociaciones entre China y EE. UU. y puede que los mercados todavía no las den por rotas. Parece que todavía es pronto para calibrar todas las implicaciones económicas de los últimos acontecimientos geopolíticos. Toca esperar.

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