Los juguetes ecológicos hechos de 'Vetas y Virutas' de madera: “La idea no es que aprieten un botón”

La gaditana Sonia Jiménez y el barcelonés Alexander Sánchez se dedican a fabricar de forma artesanal juguetes respetuosos con el medio ambiente y la infancia en su casa de campo en los alrededores de Sevilla

Sonia y Alex en su pequeño taller artesanal.
Sonia y Alex en su pequeño taller artesanal.

En un pequeño taller de Barcelona, de apenas 2x3 metros cuadrados, una pareja empezó a crear juguetes originales, hechos a mano, que respetaban el medio ambiente y, además, buscaban un fin pedagógico. La gaditana Sonia Jiménez, de 38 años, y el barcelonés Alexander Sánchez, de 39, decidieron atreverse con su primer emprendimiento en 2018. Dos años antes habían sido padres de un pequeño que traía debajo del brazo una revolución. Vetas y virutas había llegado. “Fuimos madre y padre y, a partir de ahí, comenzamos a interesarnos por las alternativas a los juguetes de plástico, a las cosas que hicieran ruido o que hicieran la actividad por sí misma”, explica Sonia. Cuando observaron que en el mercado escaseaba lo que estaban buscando, se lanzaron a esta aventura y “dar respuesta a una necesidad que teníamos como familia”.

Así, Sonia dejó su cargo como gestora cultural del Ayuntamiento de Barcelona, y junto a Alexander, actor que hacía “un poco de todo” en los últimos años, dio vida a este proyecto de dos. La madera se convirtió en su acompañante fiel. Un material que estaba presente en el hogar de Alex desde que su abuelo aprendió el oficio de carpintero, y después, su padre. A Sonia siempre le habían gustado los trabajos manuales y, con muchas ganas, eligieron estas dos palabras que hacen alusión a la madera y representan que “somos dos personas metidas en esto”. La iniciativa echaba a correr. Sin tener muy claro quién era “vetas” y quién “virutas”, la pareja se dejó llevar por la armonía y dio rienda suelta a la imaginación.

Juguetes hechos con madera.
Juguetes hechos con madera.  CEDIDA

“Comenzamos a interesarnos por las alternativas a los juguetes de plástico”

Juguetes, material pedagógico y objetos de decoración salen de un taller ubicado en Umbrete desde 2019, año en el que Alex y Sonia se mudaron al sur en busca de la “slow life”. “Hicimos un cambio de vida a todos los niveles”, explican. Huyendo del ajetreo urbano se trasladaron a una casa de campo a las afueras del pueblo sevillano donde “estamos en contacto con la naturaleza”. El sosiego y la tranquilidad se respira en esta vivienda cuyas paredes son testigo de un proceso de fabricación artesanal y sostenible cuidado con mucho mimo. Vetas y virutas continuaba su trayectoria con la “doble intencionalidad” que los caracteriza.

Las creaciones de Sonia y Alex son ecológicas y pedagógicas. “Todos los productos pasan por nuestras manos, la madera proviene de explotaciones sostenibles, no vienen de desforestaciones ni nada por estilo, toda lleva su certificado de sostenibilidad”, comenta el barcelonés que también se preocupa de que las pinturas, los barnices o los aceites sean ecológicos. Según explica Sonia, “nuestra filosofía se basa en el respeto por el planeta y, a la vez, por la infancia”. Por tanto, sus productos no solo se crean para ofrecer entretenimiento a los pequeños sino también para motivar su aprendizaje.

Fabricación de juguetes en el taller de Vetas y Virutas.
Fabricación de juguetes en el taller de Vetas y Virutas.  CEDIDA

“La idea no es que aprieten un botón y un coche se mueva, nuestros juguetes por sí solos no hacen nada, es el niño o la niña quien tiene que interactuar y hacer la acción”. La pareja apuesta por ofrecerlos según la etapa del desarrollo en la que se encuentre, cada bebé a su ritmo, inspirándose en corrientes pedagógicas como Montessori, Waldorf y Pickler. La clave está en observar a los niños y niñas y detectar qué necesitan. Vetas y Virutas hace el resto. “Tenemos juegos para dar respuesta a ese interés o esa necesidad de descubrimiento que tienen los peques en un momento determinado”, expone Sonia.

Paneles sensoriales, puzles, tesoros para que los pequeños experimenten texturas, agarres y formas y hasta una versión muy especial del juego Quién es quién. Un catálogo extenso con artículos hechos de madera que se divide en juguetes enfocados a bebés a partir de 6 meses hasta 3 años, y otro apartado específico para niños y niñas de 3 a 6 años. “Nosotros lo que intentamos es ir cubriendo las necesidades de nuestro hijo, conforme él va creciendo vamos adaptando y creando”, añaden.

Entre sus juguetes estrella mencionan una casita de cerraduras en la que en cada pared se encuentra un tipo distinto de cerrojo lo que, según Alex, “provoca que los niños tengan que trabajar de una forma distinta la coordinación de su ojo con su mano, la manera en la que pone los dedos, la fuerza que hace con la mano”.

Alex fabricando una casita de cerraduras.
Alex fabricando una casita de cerraduras.   CEDIDA

Un reto pensado para hijos e hijas de aproximadamente un año que también se puede utilizar como caja de permanencia. La estructura es idónea para la etapa en la que “empiezan a abrir cajones” y ayudar al entendimiento del concepto de que, si alguien se va de la habitación, no significa que no vaya a volver. “Pueden introducir algo, cierra la puerta y desaparece de su vista, esa acción es muy compleja para un bebé porque creen que ha desaparecido para siempre. Es útil para superar la primera crisis de separación de su madre, en la que piensan que no va a volver”, explica Sonia. Además, esta casita, al ser ligera, facilita la necesidad de transportar objetos y, con el paso del tiempo, puede constituir un juego simbólico. “Nuestro hijo, que ya tiene 5 años, ahora la utiliza de estación de tren, y la tiene al lado de sus vías o es la casita de los muñecos con los que juega habitualmente”, comenta.

Casita de cerraduras.
Casita de cerraduras.   CEDIDA
Calendario semanal.
Calendario semanal 'El vecindario'.   CEDIDA

Otra de las propuestas de Vetas y Virutas es un calendario semanal fabricado en una tablilla de unos 30 cm al que llaman El vecindario. En ella, siete casas de colores, con sus respectivos inquilinos, corresponden a los días de la semana. La misión de este juguete es dar respuesta a la confusión temporal que experimentan los infantes. “A los peques les cuesta mucho entender el tiempo y los adultos no hacemos más que referirnos a él: - Es tarde, nos tenemos que ir, otro día venimos. Cada día que pasa tienen que poner el muñequito delante de la casita, emparejándola con su color, de esa manera, creando esa rutina, van asimilando que pasa un día”, sostiene la gaditana. Asimismo, este curioso objeto también “evita muchos berrinches y pataletas” a los que los niños y niñas recurren cuando sienten frustración por no entender.

“No utilizamos máquinas automatizadas, usamos carpintería tradicional”

Alex y Sonia cuentan con detalle los entresijos de lo que se ha convertido en su medio de vida. Con entusiasmo trabajan juntos en constante coordinación poniendo su alma en cada pieza, que como todo producto de artesanía, es única. “No utilizamos máquinas automatizadas, usamos carpintería tradicional, y como solos muy analógicas, siempre hacemos los bocetos a mano, como papel y lápiz, a nuestra manera”, señalan. Después, prueban el prototipo, por si hay algo que corregir o añadir, y finalmente, lo venden en su tienda online.

Juego 'Quién es quién'.
Juego 'Quién es quién'.   CEDIDA

La pareja se encarga de todos los pasos a seguir, desde seleccionar la madera para lijarla y pintarla hasta hacer fotos para redes sociales y envolver el paquete. Un proceso lento donde las prisas no son bien recibidas y manda la creatividad. Para ellos, lo más complicado de apostar por “un modelo de negocio más sostenible” es competir en el mercado. Alex y Sonia comparten que el binomio sostenibilidad y trabajo artesanal es difícil de sacar adelante en un mundo “en el que prima la inmediatez y lo barato, vamos a contracorriente”. De momento, están encantados de que la vida les sonría y, pese a todo, seguirán promoviendo juguetes alternativos, diferentes, que se salen de lo común por una buena causa.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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