Las joyas únicas con piedras naturales de Loreto en El Puerto: "Vendía pendientes en los vagones del tren"

Esta portuense de 44 años decidió dedicarse a la platería tras finalizar una carrera de Derecho y, desde entonces, se dedica a su pasión en un pequeño local de Valdelagrana donde usa materiales traídos de diferentes países

La portuense Loreto Benjumeda en su taller ubicado en Valdelagrana.
La portuense Loreto Benjumeda en su taller ubicado en Valdelagrana. MANU GARCÍA

Fundir, laminar, martillar, derretir cristal o soldar. Hay una tienda con personalidad —”muy yo”— repleta de piezas que una portuense ha fabricado desde cero a base de creatividad. En Valdelagrana El taller de Loreto, además de albergar recuerdos, cuadros y montajes hechos por ella misma con conchas recogidas de la playa, guarda vitrinas con joyería y bisutería de autora. A Loreto Benjumeda Torres, de 44 años, le apasiona seleccionar un material y convertirlo en un anillo que hoy lleva en su mano derecha, o en una pulsera que lucirá una abuela dentro de unos días.

Lleva en su interior esa vena artística que decidió desarrollar hace más de 20 años cuando descubrió su verdadera pasión. “Estudié Derecho, pero en la universidad conocí a personas que hacían artesanía y me gustó”, recuerda esta artesana platera miembro de la Junta de Andalucía. Cuando finalizó su carrera, tuvo la oportunidad de incorporarse a la plantilla de Dragados para trabajar como abogada, sin embargo, ella sabía que no era su camino.

Loreto soldando una pieza en su taller.
Loreto soldando una pieza en su taller.    MANU GARCÍA

“Renuncié, no me gustaba en absoluto, yo lo que quería era hacer pendientes”, comenta. Fue entonces cuando optó por perseguir su sueño y lanzarse a una aventura muy diferente a la de la abogacía. Se apuntó a una escuela de joyería y completó un curso de un año. “Iba y venía todos los días en tren y vendía por los vagones los pendientes de bisutería que hacía”, cuenta a lavozdelsur.es rodeada de curiosas joyas que han brotado de su imaginación.

"Mi primer taller fue mi habitación"

Un día, en uno de sus viajes a la capital hispalense, se topó con una chica que conocía a una persona dispuesta a vender entero el taller de su padre, joyero recién fallecido. Loreto no dudó en intentarlo y, aunque, no tenía el importe que le pedían, se hizo con las herramientas. Ella despertaba un entusiasmo que aquel hombre captó y quiso que los muebles de su progenitor estuvieran en sus manos.

Por entonces, ya había hecho algunos trabajos desde su casa. “Mi primer taller fue mi habitación. Cogí una mesa de ordenador antigua y donde se pone el teclado incrusté una bandeja de horno plateada”, explica. Después se dedicó a preparar exposiciones hasta que se decantó por abrir su propio negocio en un local vacío de la urbanización donde se ha criado.

Detalle de la tienda ubicada en Valdelagrana.
Detalle de la tienda ubicada en Valdelagrana.   MANU GARCÍA

Loreto lleva 14 años “haciendo lo que me va pidiendo el cuerpo” en este taller con encanto enfocado a la platería —aunque siempre ha trabajado con las manos, desde la costura hasta la cerámica. En el local se divisan las reliquias antiguas del oficio que compró al hijo del joyero ya fallecido. Botes de ácidos, una balanza, un taladro de mano conocido como bailarina o una trefiladora son algunas de las herramientas que la artesana utiliza para crear las joyas.

“Todas las máquinas son manuales y los focos son de bajo consumo. Hay veces que pago 10 euros de luz”, comenta frente a una mesa con solera donde hace broches, pendientes, collares, anillos y otros complementos.

Para ello, utiliza la plata como base y combina numerosos materiales que guarda clasificados por colores y formas en chibaletes procedentes de imprentas de otra época. Loreto abre uno de los cajones para desvelar un sinfín de piedras naturales, conchas, piezas de madera, cristal o cobre. “Voy jugando con ellas. A veces combino una pieza que he engarzado con un collar que he montado de piedras naturales”, explica la artesana que siempre intenta ofrecer materiales distintos.

La portuense muestra algunos de los materiales guardados en chibaletes.
La portuense muestra algunos de los materiales guardados en chibaletes.   MANU GARCÍA

Muchos de ellos son comprados en la Feria Internacional de Madrid, a la que va todos los años, y otros los trae de los destinos de sus escapadas. “He hecho viajes de mochila y furgoneta y siempre buscaba piezas. De Praga el cristal checo o de Cracovia el ámbar, el cristal es de la Isla de Murano. Mi hermano también me trajo de Hong Kong esmaltes chinos y porcelanas como esta”, dice señalando una vitrina.

"Traigo piezas de mis viajes"

Su próxima salida es a Copenhague. “Ya he hecho un listado de tiendas y proveedores donde poder coger piezas”, asegura. De toda esta variedad, “la arena de lava volcánica se vende muy bien porque es un material muy ligero y aparente”.

La portuense se sienta en la silla y se pone las gafas antes de montar unos pendientes azules. Sujeta con cuidado un alambre y, con habilidad y rapidez, dota a una bola de un enganche para que pueda colgar del lóbulo. No es magia, aunque lo parece. Es la experiencia que lleva a sus espaldas. Horas en la mesa de fundir, haciendo lingotes y disfrutando de estirar, modelar y laminar la plata. “Es un trabajo bonito”, expresa Loreto que, entre muebles antiguos, realiza pequeñas colecciones ya sea para mantillas, mascotas u hombres, eso sí, sin repetir.

Loreto monta unos pendientes en la mesa.
La artesana monta unos pendientes en la mesa.   MANU GARCÍA
Loreto con uno de los brazaletes de plata hechos por ella.
Loreto con uno de los brazaletes de plata hechos por ella.   MANU GARCÍA

“Esta es única y exclusiva, ni siquiera un pendiente es igual a otro porque moldeo cada pieza de forma individual”, dice delante de su colección Gala, esa a la que ama igual que Dalí a su musa. Como amante de la Feria, también lanza colecciones de flamenca con diseños que van más allá de lo tradicional.

En El taller de Loreto hay joyas para todos los gustos y bolsillos con precios desde 10 hasta 200 euros en función de la cantidad de plata utilizada y el trabajo artesanal que conlleve. “La artesanía también tiene su público y la gente la valora. Tengo clientes fieles que buscan cosas hechas a mano que no sea fabricada en serie”, sostiene.

Desde este rincón de El Puerto, realiza piezas por encargo y envíos nacionales e internacionales a Polonia o Alemania. Joyas que, cuando el tiempo es agradable, monta en una pequeña mesa mientras toma el sol. A su manera.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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