Miguel Ángel García es el director de Mediados Jerez, una empresa de carácter nacional que trabaja en el ámbito educativo y familiar.

La mediación es una vía pacífica para resolver posibles conflictos. El mediador, un agente externo, se introduce en la discusión con el fin de crear un ambiente de convivencia para que las personas que están en conflicto puedan encontrar una solución por sí mismos. "Nosotros queremos crear una cultura de la mediación en el Sur", es el saludo de bienvenida de Miguel Ángel García, un joven graduado en Trabajo Social que ha creado el proyecto Mediados Jerez con la ayuda de Fedra Salvador, la fundadora de la primera entidad de este tipo, nacida en Asturias. "Ella lleva más de diez años ejerciendo y le va bien porque en el Norte la gente está más concienciada sobre este asunto", expresa.

Desde 1988, cada 21 de enero se celebra el Día Internacional de la Mediación, fecha en la que se aprobó la primera legislación europea sobre mediación familiar. Por eso Miguel Ángel eligió ese día para dar a conocer su proyecto. Él se especializó en este campo con el máster de gestión de conflictos a través de la mediación, un año después de finalizar la carrera. "Ahí es cuando yo aprendí toda la metodología y los pasos que un mediador debe dar para resolver los diferentes conflictos", explica. No obstante, siempre ha ejercido el papel de mediador desde pequeño. Su interés nace por los scout, dice que siempre ha intentado resolver los problemas de una manera positiva y que formar parte de ese grupo de jóvenes religiosos dispuso, de algún modo, su trayectoria profesional y su proyecto de vida.

La idea de establecer Mediados en la ciudad aflora de esa misma red, gracias al evento nacional del movimiento scout católico en Madrid. Durante ese encuentro, tanto Miguel Ángel como Fedra Salvador tenían que preparar una conferencia sobre la mediación con el fin de explicarles a todos los presentes en qué consiste dicho procedimiento. "Establecimos un proyecto nacional para implantar la mediación como resolución de conflictos dentro del movimiento scout", cuentan, momento en que también ambos ponentes crean una unión para desarrollar contenidos y programas comunes con unas temáticas concretas. 

Pero... ¿qué bagaje tenía Miguel Ángel? Años antes de concluir su máster colaboró en diversos proyectos de intervención social y participó durante dos años en un proyecto universitario que consistía en realizar actividades extraescolares con chicos de tres a cinco años del polígono Sur de Sevilla —conocido como Las 3.000 viviendas—, además de ejercer un apoyo educativo con adolescentes. "Entre ellos había serios conflictos de convivencia y familiares de trasfondo", comenta. Pero un mediador no interviene en las discusiones, como él mismo dice, el mediador "ni toma decisiones, ni orienta la solución, lo que hace es facilitar un ambiente de convivencia en el que puedan respetarse y encontrar por sí mismo soluciones". El proyecto de este joven jerezano busca profesionalizarse en dos campos concretos: la mediación familiar y educativa. Ésta última no consiste en que un profesional externo intervenga así sin más, sino en formar a pequeños mediadores.

"En los colegios existe la posibilidad de crear mediadores escolares, es decir, chicas y chicos que medien entre conflictos que se den en el aula para que sea una mediación entre iguales", expone Miguel Ángel. Por ello, el "facilitador" no entra en la discusión, sino que busca que alguien del mismo espacio ocupe el rol y medie entre alguna discusión para que así dialoguen entre personas de su misma edad y de sus mismas características. "Queremos trabajar también con un concepto nuevo que es la provención, la mezcla entre proveer y prevenir. Consiste en educar en la prevención de los conflictos para que no se dé el caso en el que se tenga que intervenir", explica. "Es la parte más interesante, educativa y de cultura mediadora", enlaza. La ambición de esta joven entidad no es pequeña, y en la actualidad se encuentra conversando con instituciones públicas para crear talleres didácticos.

¿Quién puede ser un mediador? ¿Un psicólogo, un comunicador...? "Hay psicólogos que son mediadores, abogados… no sabría ponerle un término. Es un facilitador de una comunicación que se ha roto por los motivos que sean. Pero también entiendo que no todo el mundo puede ser mediador, es una metodología muy concreta, muy desarrollada y que necesita una formación previa". Entre las diversas pautas que debe cumplir un profesional de la mediación destaca que "la condición número uno es que ambas partes tengan la voluntad de participar en ella, al igual de que acepte que una persona externa ejerza de mediadora". También resalta que todos los conflictos no son mediables, como por ejemplo los casos de violencia de género. "Mediamos entre iguales. En el momento en que una persona esté posicionándose superior a la otra o haya ejercido algún tipo de violencia, no es un conflicto mediable", señala. "Tienen que ser personas que se encuentren en situación de igualdad", insiste. 

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Claudia González Romero

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