Para llegar hasta el mayor salón de máquinas recreativas de España no hace falta irse a una gran ciudad al estilo de Madrid o Barcelona. Más bien hay que buscar en el mapa la calle Siroco de Dos Hermanas. En una nave de un polígono industrial de la localidad sevillana está el paraíso de los nostálgicos de los juegos retro.
Eduardo Álvarez, Juan Diego Periáñez, José Manuel Polo, Víctor Prieto, Juan Ventura y José Ramón Calvente se reunieron un día, y después de su experiencia en Retro Sevilla, una asociación que organizaba eventos de videojuegos retro, decidieron dar un paso más y derivar su afición hacia la faceta empresarial.
Aunque Arcade Planet, que es como se llama el salón de videojuegos retro más grande de España, no tiene ánimo de lucro, se puede decir que hay algunos de sus fundadores que viven de la actividad que genera, que no es poca. En este espacio tienen en funcionamiento más de 200 máquinas arcade, procedentes de países tan diversos como Estados Unidos, Japón, Italia, Reino Unido o Francia.
Los inicios, como todos, fueron duros. Con apenas 20 máquinas, de sus propias colecciones particulares, y otras compradas con sus ahorros, comenzaron la aventura. Arcade Planet, primero, estuvo en una nave del polígono Pisa de Mairena del Aljarafe, pero luego se mudaron a Dos Hermanas. Ahora han adquirido la nave colindante, por lo que la muestra crecerá notablemente. En ella hay otras 200, muchas de las cuales sirven para adquirir piezas que se van requiriendo, por lo que pueden superar las 300 con facilidad.
Eduardo es el manitas del grupo. Es informático, y desde muy pequeño le ha gustado la electrónica, por lo que se encarga de que las máquinas, algunas de ellas con más de 40 años de antigüedad, funcionen perfectamente. “Todas las semanas falla alguna”, comenta. Entre eso y que hay otras 200 almacenadas en la nueva nave, tiene trabajo para varias vidas.
Arcade Planet tiene verdaderas joyas. Con mimo, guardan una placa firmada por Tōru Iwatani, el japonés que inventó el videojuego Pac-man. El espacio está dividido en varios pasillos. El del centro está dedicado a los videojuegos más clásicos. Los hay conocidos para el gran público, como el Tetris, Super Mario o Pac-Man, y luego para los muy cafeteros. Out Run, el mítico juego del Ferrari rojo, aunque una “versión deluxe” con el vehículo customizado, otros de carreras de coches como Hang On o Sega Rally, de lucha, al estilo de Street Fighter o Mortal Kombat, pero también pinballs de diversas temáticas y juegos de baile japonés... la lista es infinita.
"Cuando vamos a eventos, como ferias o exposiciones, puzzles, coches y juegos de lucha no pueden faltar", confirma José Luis Reyes, que no es socio fundador, pero trabaja habitualmente en Arcade Planet, al que está ligado casi desde sus inicios. A través del "boca a boca" fueron creciendo, hasta el punto de que ahora reciben visitas de clientes de otros países que los buscan, principalmente de Japón, donde hay una gran cultura del videojuego.
"La película de Super Mario Bros nos traerá ahora a mucho público nuevo", vaticina Eduardo Álvarez, quien se confiesa: "Cuando empezamos, yo pensaba que íbamos a vivir de treinteañeros o gente de 40 años para arriba que recordaba estos juegos, pero resulta que a los niños les encanta, aunque no lo hayan vivido". Los más jóvenes, "acostumbrados a verlo todo en un millón de colores", alucinan cuando se encuentran con un Super Mario en 8 bits.
Hasta han tenido a niños de ocho o diez años que preguntan por Pac-man, "sin haberlo conocido en su momento, claro", apunta Álvarez, quien todavía se sorprende con el tirón que tienen los videojuegos retro. Esta vuelta a lo clásico, tan de moda desde hace unos años, hace que los miembros de Arcade Planet estén trabajando ya en la ampliación de las instalaciones, incluso, si va bien, en su aterrizaje en otras ciudades de mayores dimensiones.
Tener, como mínimo, la treintena y pasear por los pasillos de Arcade Planet es rememorar miles de anécdotas relacionadas con videojuegos que estaban en un rincón de la memoria. Commando, Defender, Twin Cobra, Mario Kart, NBA Jam, New Astro City, Snow Bros, Super Pang, Asteroids, Missile Command... Y algunos casi imposibles de encontrar en otros lugares, como Star Wars Battle POD, una cabina con pantalla panorámica que transmite la sensación de estar pilotando un caza. O uno de Maldita Castilla, un videojuego español que homenajea al mítico Ghosts'n Goblins.
Todas estas máquinas, cuando fallan, que es a menudo, las repara Eduardo Álvarez. Este socio fundador de Arcade Planet, comenzó aportando máquinas de su colección, que comenzó con 16 años, hace tres décadas. "Yo empecé yendo al Manga Fest con mis consolas. Una vez me las solicitaron alquiladas, y vi que podía compaginar mi hobby con hacer algo de negocio, para que no me costara dinero asistir. Ahí empezó todo", resume.
Ahora, a Eduardo no le falta faena. "Hay máquinas que se arreglan en un día, porque hay que cambiar una placa o alguna conexión, y otras que pueden tardar meses o hasta un año", asegura. Hasta se ha encontrado con piezas muy difíciles de conseguir, que ha tenido que comprar en otros países, por lo que aumenta considerablemente el tiempo de espera. A base de muchas horas, de ensayo-error, de consultar todos los manuales que caen en sus manos, de ver vídeos de tutoriales y de investigar, consigue arreglar lo que se propone, algo que no es fácil.
En Arcade Planet impera el sistema free play, es decir, los visitantes pagan una entrada y juegan todo lo que quieran a lo largo del día. Por diez euros para los adultos y ocho euros para los menores de diez años, se puede disfrutar de horas de diversión. "Hay gente que viene a echar el día entero", confirma José Luis. El único límite es el horario: abren los viernes de 17.00 a 21.00 horas, los sábados y domingos de 11.00 a 15.00 horas y por las tardes, igual que el viernes.
Además, Arcade Planet recibe encargos de clientes que quieren tener en sus casas recreaciones de máquinas retro. Es otra pata del negocio, a la que se suma la visita a exposiciones y ferias, o incluso los montajes en celebraciones como bodas, para los clientes que lo solicitan. Cada poco tiempo, están itinerando, llevando algunas de sus máquinas, para difundir la pasión por lo retro.
Cada fin de semana, entre 500 y 700 personas prueban las máquinas recreativas de Arcade Planet, que es líder en España, y uno de los primeros salones a nivel europeo. Cuando restauren todas las que tienen amontonadas en la ampliación de sus instalaciones, no es raro que encabecen también el ranking en toda Europa.
Los socios de Arcade Planet siempre están pensando en nuevas máquinas que puedan atraer a jugadores, como una de Out Run para ocho conductores que ya tienen localizada. Una aventura que comenzó como una "locura" de unos amigos que compartían su pasión por los arcades que ni ellos mismos saben en qué derivará. Límites no se ponen.
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