La 'locura' de vender el escaneo del iris a cambio de 60 euros en criptomonedas llega a Sevilla

La criptomoneda Worldcoin, creada por el promotor de OpenAI y ChatGPT, contó con un espacio en la capital andaluza el pasado fin de semana

La bola metálica con la que se produce el escaneo del iris, que ya ha estado presente en Sevilla.
La bola metálica con la que se produce el escaneo del iris, que ya ha estado presente en Sevilla.

La empresa Worldcoin ha descolocado con la última invención: vender un escaneo del ojo, una imagen del iris, a cambio de criptomonedas. Un sistema que levanta enormes sospechas y que autoridades a lo largo y ancho de Europa ya están investigando. Y esa fiebre ha llegado a Sevilla.

En concreto, ya el pasado fin de semana pudieron verse colas para el escaneo en el centro comercial Los Arcos, en un puesto en el interior del recinto. Pero, ¿qué hay detrás? No está del todo claro y alrededor de Worldcoin hay cierta confusión difícil de resolver. Pero hay cuestiones que sí se saben.

Worldcoin -y todo alrededor- está ideado por Sam Altman, promotor de OpenAI y la popular inteligencia artificial de ChatGPT. Worldcoin es una moneda virtual, como bitcoin, que se encuentra al alza, porque va aparejada su popularidad a los avances de OpenAI. En los últimos días, ha mejorado su cotización.

Esas monedas virtuales no basan su funcionamiento en la emisión, el acuñamiento de un Banco Central, ni en las divisas generadas indirectamente a través de la contabilidad bancaria. En el caso del euro, se crea dinero imprimiendo en el Banco Central, pero también cuando alguien pide un préstamo y lo devuelve con intereses. Esa es teoría básica del sistema fiduciario impuesto desde que las monedas de las grandes potencias no se rigen bajo el patrón oro, hace más de un siglo.

En cambio, las monedas virtuales, de forma muy resumida, se crean generalmente a través de la minería de las criptos: a través del cálculo de algoritmos, en el caso de bitcoin, se premia con tokens -monedas- a quien aporte un código único para un intercambio comercial. Detrás de esa minería está el aumento de precios de ordenadores, especialmente de tarjetas gráficas, en los últimos años. Los ordenadores se dedican en exclusiva a hacer complejísimos cálculos matemáticos a cambio de un rendimiento económico, en el caso de bitcoin.

¿Qué aporta Worldcoin? En principio, el iris, al ser diferente en cada humano, al ser irrepetible, genera un código también irrepetible, un valor único. Que algo sea exclusivo, como pasó con la burbuja de las NFT, teóricamente genera un valor. ¿Para qué quieren el iris? Para obtener ese código relacionado con un ser humano irrepetible, y para comprobar que detrás de una transacción siempre hay un humano.

¿Por qué paga Worldcoin a quien preste su iris? No paga en euros, sino en su propia moneda. Al haber generado interés en los inversores a nivel mundial, esa criptomoneda ha crecido en valor y es canjeable por euros, por el simple hecho de que existe una demanda, personas que están dispuestas a intercambiar otras monedas -sean cripto o de curso legal en el mundo, por ejemplo, los euros- por tokens de Worldcoin. Mientras exista esa demanda, quien permita el escaneo de su ojo, de su irrepetible iris, puede operar e intercambiar el Worldcoin recibido por otra moneda.

Hay dos grandes polémicas. La primera es si ha habido usuarios menores de edad que hayan vendido el escaneo del ojo, algo que sería ilegal. La compañía afirma que pide el DNI. La otra cuestión, que afecta a toda la población, es si va contra la Ley de Protección de Datos, aun cuando se produzca el consentimiento válido de un mayor de edad. 

Worldcoin explica que a través del iris genera un código, un hash, irrepetible, una supercontraseña -como la del WiFi, pero mucho más grande-. Pero que a través de esa contraseña no puede reconstruirse la imagen del iris, lo que generaría especiales problemas a largo plazo. 

Sobre el autor:

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P. F. Q.

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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