El inicio de la primavera sevillana llegó, como cada año, con la Semana Santa. Una edición pasada por agua, con una mayoría de hermandades que o bien directamente no han podido procesionar, o al hacerlo han tenido que transformar sus recorridos a cuenta de la lluvia.
Por eso, esta edición será la de muchos que, habiendo alquilado palcos y sillas en Carrera Oficial, ha supuesto finalmente una frustración, la de no poder ver por Campana o San Francisco a la Macarena, Gran Poder o muchísimas cofradías.
Tras la vuelta a sus templos cuando el tiempo lo ha permitido, como ha sido el caso del Buen Fin, este lunes comenzaba el desmontaje de los palcos de la Carrera Oficial.
Una tarea que se alargará hasta el viernes, probablemente, y que no se atrasará por el tiempo porque las lluvias no aparecerán hasta el fin de semana.
En cualquier caso, ya este martes estaba prácticamente finiquitada la primera parte del trabajo. Entornos como Campana, Catedral, Virgen de los Reyes o Sierpes estaban ya prácticamente despejadas.
A la vez que prácticamente se acababa la Semana Santa, ha comenzado ya el montaje de los toldos de cara al verano. Serán 27 calles las que cuenten con estos tejidos de nueva fabricación, anunciados por el gobierno local meses atrás, que ha querido expandirlos, y que servirán para limitar las más altas temperaturas.
Aún tardarán en llegar, pero sea el cambio climático o querer hacerlo con suficiente antelación, lo cierto es que ya desde abril contarán las calles de Sevilla con el entoldado que se notará a medida que la ciudad suba de los 35 grados.
Será con esas temperaturas veraniegas cuando más se note, realmente, que se está pasando por una calle tapada o no.
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