Sevilla eligió hace tiempo que el 23 de mayo sería su día. Y hay que remontarse a 1812 para entenderlo. Un decreto de un 23 de mayo establecía la existencia de las diputaciones que hoy conocemos. Simbólico. Más que ninguna otra cosa. Porque todo viene de aquella constitución que apenas funcionó, la de la Pepa, pero que es la más influyente que tuvo España. Influyó aquí, claro, aunque le costó. E influyó allá, en las Américas. Porque aquel texto de libertad sería tan moderno y liberal que empapó el constitucionalismo.
Y como todo es simbólico, hay que quedarse con el aquí y el allá. Sevilla tiene un nombre atlántico porque su río andaluz fue, es y será entrada del mundo. Mejor entrada que salida, claro. Sevilla suena en todas partes. Y aunque los sevillanos no nacen donde les da la gana, no es menos cierto que tan sevillano se es en Coria, Arahal, Reyes Católicos... o en Escocia.
Las Medallas de la provincia de Sevilla que se entregaron este viernes dan cuenta de ello. Kirsten Louise Sutherland es esa escocesa que pasa por aquí haciendo un mundo mejor. La activista Elena Huelva ya no está en esta Sevilla, quizás ya en otra que no entendemos, porque murió víctima de un cáncer, no sin antes dejarnos un ejemplo de pelea.
El Cartuja Center -un concepto que reúne una cosa tan de aquí y una palabra de esas modernas-acogió esta gala que tuvo a la actriz Teresa Cruz y a Rancio Sevillano, a Manu Sánchez, a Pastora Soler o a Clara Grima. Nombrazos, que se diría. "Hoy reconocemos el talento, la capacidad y el esfuerzo de quienes son profetas en su tierra", decía el presidente de la Diputación, Javier Fernández, anfitrión.
Parte de la proyección al mundo son sus deportistas, en esta época en que es el mayor espectáculo de planeta. El futbolista Fabián Ruiz, centrocampista del París Saint Germain y de la Selección Española, no pudo acudir. Y es que, como el año pasado ganó la Euro, ahora puede ser el titular -apunta a ello- en un equipo campeón de la Champions, algo que se decidirá pronto. Por eso tuvo que abstenerse del viaje.
El Coria Club de Fútbol, que cumple 100 años, también fue galardonado. Como las nadadoras olímpicas María García Polo y Alisa Ozhogina.
El Pueblo Gitano fue, como concepto, también premiado. Un pueblo que fue nómada (que sigue siéndolo en muchas partes del planeta) y dejó a tanta gente aquí, como en toda Andalucía, pero muchos en Sevilla, siendo claves en la cultura autóctona.
La centenaria empresa Alfombras Baldomero, el empresario Álvaro Moreno, el médico Guillermo Antiñolo, el catedrático Luis Navarro son también ese ejemplo de Sevilla, que emprende, que busca más y más, que se expande en conocimiento y en talento.
La cooperante escocesa Kirsten Louise Sutherland, el guitarrista Antonio Carrión, el cantante Pepe Begines, la activista por a vida y la investigación Elena Huelva, la actriz Verónica Sánchez, o la Hermandad del Rocío de Villamanrique, fueron los premios a los talentos que no entran en un Excel, que no se explican más que por la intuición, por lo incontable. El arte, la esencia o el querer hacer guiados por un sentimiento.
"En la provincia no sobra nada"
El presidente tomó la palabra en el acto para explicar no sólo qué es Sevilla, sino qué quiere ser Sevilla. Una Sevilla donde vivir, con VPO asequible, o con infraestructuras cohesionadas. Gobernada no solo para el millón y medio de ciudadanos metropolitanos, sino también para el medio millón rural, que tienen la capital a más de 45 minutos y que no van y vienen sino que quieren crecer y fundar familias en su pueblo.
Y dejó un mensaje. Tanto para el que es sevillano como para el que ha venido luego a serlo en esta tierra que te acoge, que te quiere, que te da un abrazo al entrar y que suelta una lágrima si te vas: "En la provincia no sobra nada. Lo que nos falta es creérnoslo, porque no tenemos que pedir perdón por ser andaluces o sevillanos. Tenemos capacidad, talento y grandísima gente dispuesta a construir una Sevilla de la que nos sintamos orgullosos. Y somos la capital de Andalucía y el 25% de los andaluces".
Una cuarta parte en una comunidad de ocho provincias. No quitarle nada a nadie sino reivindicar lo que corresponde. A unos y a otros, "sin intereses partidistas".