El temor a nuevos casos de gripe aviar ha obligado al Ayuntamiento de Sevilla a cerrar de forma preventiva los jardines del Real Alcázar y el parque de Miraflores, después de que aparecieran varias aves muertas en ambos espacios. La decisión se suma a las restricciones ya adoptadas en otros parques de la ciudad tras detectarse casos en el Tamarguillo.
En el Real Alcázar, donde ya se había reforzado la vigilancia, los operarios encontraron este jueves por la mañana a una hembra de pavo real adulta y un pato sin vida. Los animales fueron retirados siguiendo los protocolos de bioseguridad: necropsia, toma de muestras y posterior incineración. Según el Ayuntamiento, los primeros resultados de laboratorio estarán disponibles en un plazo de entre 24 y 48 horas. Hasta que se conozcan las causas, el recinto permanecerá cerrado, lo que implica la suspensión del espectáculo cultural ‘Las noches de los jardines del Alcázar’.
La situación es especialmente delicada porque en los últimos meses el Alcázar había puesto en marcha un programa de seguimiento poblacional y veterinario de sus especies ornamentales. En julio y agosto, las analíticas habían dado negativo en gripe aviar. Aun así, los informes señalaron una sobrepoblación con 27 pavos reales y 122 patos, cifras que superaban los niveles recomendados. Por ello, 32 ejemplares fueron trasladados a la reserva de la Cañada de los Pájaros.
En paralelo, en el parque de Miraflores se han encontrado tres gansos muertos. El Ayuntamiento ha decretado también el cierre de este espacio y ha advertido a los usuarios del Centro de Educación Ambiental (CEAM) que eviten la zona tras localizar allí más de 20 aves muertas. La vigilancia se ha reforzado en todas las láminas de agua de la ciudad y se mantiene un contacto “permanente” con la Junta de Andalucía, responsable de los protocolos sanitarios.
Mientras tanto, en el parque del Tamarguillo la cifra de aves fallecidas asciende ya a 71. La Junta insiste en que el riesgo para la población es “muy bajo”, pero seguirá realizando controles a quienes hayan tenido contacto directo con los animales.
Este episodio coincide con las investigaciones abiertas en Málaga, donde el Ayuntamiento cerró el parque de Huelin tras detectar una veintena de aves muertas.





