La restauración de la Esperanza Macarena sigue avanzando con el uso de avanzados métodos que permiten una constante supervisión de los trabajos. Un sistema de vigilancia que envía información a los técnicos cada diez minutos a través de una red wifi permite en estos días controlar el proceso de anoxia que comenzó el pasado 13 de agosto, una primera fase que se prolongará al menos 24 días.
El conservador Pedro Manzano, responsable de la intervención, explicó en el canal de YouTube abierto por la hermandad –“Crónica de una restauración”– los detalles de este tratamiento y los objetivos perseguidos. “Consiste en eliminar el oxígeno en los tejidos de los seres. Estamos aplicando en este caso la anoxia anóxica que persigue que el objeto en sí esté en un entorno en donde el oxígeno sea 0%, por lo cual el tratamiento tiene una duración de 24 días”, señaló.
Un proceso seguro y monitorizado
Uno de los aspectos más llamativos es que el procedimiento está completamente monitorizado. Cada diez minutos se reciben datos sobre los niveles de oxígeno, temperatura y humedad en el interior de la bolsa que protege la imagen.
“El tratamiento hasta el momento está siendo satisfactorio puesto que se están alcanzando los niveles de oxígeno, humedad y temperatura óptimos, por lo cual solo hay que esperar que se complete el ciclo para que los insectos xilófagos dejen de existir si estuviesen activos en ese momento”, explicó Manzano, quien subrayó que “es un tratamiento seguro, porque no se introduce ningún tipo de gas o producto que perjudique a la madera ni a su policromía”.
El restaurador tiene por delante el reto de devolver a la talla su aspecto original, tras la polémica intervención de Arquillo que provocó el rechazo de hermanos y devotos. En un gesto de transparencia, Manzano irá compartiendo los avances a través del canal de YouTube.
Las tres fases de la restauración
Tras esta primera fase de anoxia, llegará la consolidación estructural. “Atender a las cuestiones que se determinan en el estudio mediante imágenes médicas del desencuentro entre las maderas e incluso ese posible ataque fúngico que tiene en la parte posterior de la espalda”, explicó el conservador. En este punto, matizó que “habrá que determinar si realmente es eso o simplemente es una degradación natural del nudo que aparece en el TAC, perfectamente identificado y agrietado”.
La tercera fase estará dedicada a la intervención en la policromía. Todo el proceso se realiza en coordinación con el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), como se informó en el cabildo de julio.
Entre los aspectos más relevantes del plan de restauración figuran actuaciones que van desde las pestañas hasta una prueba de carbono 14 destinada a precisar la antigüedad exacta de la talla. El IAPH concluyó que la obra fue realizada en algún momento del siglo XVII.
