El Mercado de Abastos de Nervión, ubicado en la calle Marqués de Pickman y único en Sevilla con titularidad privada, cerrará sus puertas definitivamente este próximo sábado, poniendo fin a más de 70 años de historia. Desde su inauguración en 1954, este espacio ha sido un referente para los vecinos, con una amplia oferta de productos frescos y una gestión comunitaria desde 2002 bajo la asociación de comerciantes.
A lo largo de las últimas décadas, el mercado vivió su auge con hasta 23 puestos de venta, entre carnicerías, pescaderías, fruterías, panadería y comida casera. Sin embargo, la progresiva reducción de puestos llevó a que solo quedaran abiertos cuatro: dos pescaderías, una carnicería y una frutería. A pesar de ello, el mercado mantuvo un carácter innovador, con una remodelación completa en los años 90 realizada por los propios placeros, y servicios adaptados a los tiempos modernos, como la conexión wifi para facilitar los repartos a domicilio.
A diferencia de otros mercados municipales de Sevilla, Nervión siempre ha sido gestionado de forma privada como comunidad de propietarios, lo que lo convirtió en un espacio singular dentro de la ciudad. Su cierre ha generado una ola de mensajes de apoyo y nostalgia en redes sociales por parte de los vecinos y clientes habituales, que destacan su valor histórico y social en el barrio.
CIERRA MI MERCAO
— MALACARA (@malacarasev) June 11, 2025
HOY SOLO VEO NUBES pic.twitter.com/AG2LBGH4hM
El fin de una era en Nervión
Tras ser declarado en ruinas en 1990, sus propios placeros llevaron a cabo una remodelación que lo convirtió en un moderno espacio de cuatro plantas, con zonas comunes y hasta conexión wifi para facilitar los repartos a domicilio. Su gestión privada, bajo la asociación de comerciantes desde 2002, le dio un carácter único en la ciudad. A pesar de los años y los cambios en el comercio local, el cierre definitivo de este emblemático mercado refleja el fin de una era en el barrio de Nervión.
Con esta clausura, Sevilla pierde un símbolo de su tradición comercial, mientras sus comerciantes y clientes se despiden de un espacio que fue centro de vida y encuentro durante generaciones.
