El carnaval, que oficialmente acaba este Miércoles de Ceniza, pero que se mete de lleno en la Cuaresma desde hace años, es una expresión popular. Por eso, carnavales como los de Cádiz, Tenerife, Venecia y Río apenas nada tienen que ver entre sí más allá de compartir la afición por el disfraz. Son diferentes entre sí incluso los carnavales andaluces. En Chipiona, la gran pasión que mueve al pueblo es su cabalgata y la enorme participación de vecinos. En El Puerto y Barbate surgieron décadas atrás corrientes propias entre las agrupaciones que acudían al concurso de la capital.
Pero hay un rincón de Sevilla, Alcalá de Guadaíra, donde el carnaval ha surgido de forma diferente. Y que ha hecho suya como una de sus fiestas mayores gracias al apasionamiento masivo de los alcareños por el carnaval. ¿Qué hay detrás?
Una de las cosas que hay que entender es que el carnaval de Alcalá está condicionado por el de Cádiz. Había antes, y tiene particularidades alcalareñas como el hornazo, un pan relleno de chorizo. Pero el boom actual se entiende gracias a Cádiz. Una pasión que comenzó con unas cintas de casete hace 40 años y un grupo de gentes que hoy rondan los 70 y que lo dieron todo, bajo el nombre de Los Pies Redondos. Desde entonces, niños y niñas cantando pasodobles y cuplés en un escalón, que fueron creciendo, se organizaron y siguen transmitiendo la pasión a las siguientes generaciones.
Sergio Palomo es el presidente de la asociación del carnaval de Alcalá de Guadaíra. Recuerda a aquellos pioneros que empezaron con aquella cinta traída de unas vacaciones de Cádiz, cómo encandiló e inició la afición. "Fue la semillita". Su asociación cuenta con 900 socios, claves también para entender que haya una decena de agrupaciones de cantera, con 110 niños y niñas entre sus componentes, una tercera generación carnavalesca.
De aquella primera generación que fue adaptando músicas y letras del carnaval de Cádiz, de aquellos pioneros, surgió un concurso que tuvo mucho tirón, trayendo a Alcalá agrupaciones de Sevilla y de la provincia. Eso no hizo más que retroalimentar a la población de Alcalá para apostar más por su carnaval. "Aquí hay más solera y tradición que en la capital, que se ha intentado mucho hacer su propio concurso pero nunca ha salido bien".
De Alcalá de Guadaíra es Pablo de la Prida, uno de los autores de la muy conocida chirigota de los Daddy Cadi, un recordado pelotazo en chirigotas de 2019 que obtuvo el segundo premio con un grupo de Sevilla capital. De la Prida se fue a Sevilla con 18 años a vivir, pero también recibió aquella inoculación carnavalesca en Alcalá de Guadaíra.
Eso sí, "lo de ahora no lo había visto nunca". Cuando era un chaval, había pasión de calidad, gente que amaba la fiesta, y que ha servido como referencia, como agarre, para la gran popularización actual.
"Mi familia siempre ha estado metida en la fundación a través de Los Pies Redondos. Yo ya me crie en ese ambiente, pero en mi colegio no había compañeros que vieran carnaval. Eso es de ahora".
Clara Rojas es directora de la comparsa de Las Niñas de Alcalá, que este año han ido al Falla con La Consentida, quedándose en cuartos de final. La diferencia de Alcalá respecto a otras localidades de la provincia donde hay mucha afición es el concurso alcalareño, y que "somos muy jartibles. El carnaval lo hemos mamado de nuestros mayores y lo hemos seguido cultivando".
No es fácil encontrar a tanta gente a la que le guste el carnaval tanto como para pasar noches y noches ensayando, o estrujándose el coco para dar con la tecla y elaborar un repertorio. Y que se unan.
Este año, de entre los grupos que hay en Alcalá, puede destacarse -algo subjetivo, en cualquier caso- a La Consentida y a Se Prohíbe el Cante, que se ha quedado cerca del pase a cuartos de final y que en otros años sí lo ha logrado. Para Alcalá han escrito autores como Luis Rivero. Componentes alcalareños hay en todas las modalidades. En cuartetos está el humorista Jorge García, conocido como Perrichi.
"Empecé en comparsas, me dediqué al flamenco cinco años y volví luego a chirigotas, logrando ser la primera agrupación que en Cádiz pasaba a cuartos de final, con Echa el freno Magdaleno". Ha pasado por finales del Falla con el cuarteto, pero para llegar a eso, primero hay que hacer esa mili del concurso en Alcalá. "Por aquí han pasado también Lolo Seda, Alvarado y Vergara, de Sevilla, que consiguieron cosas muy grandes en Cádiz".
Una competitividad en Alcalá que suponía "finales reñidas". Eso, por detrás, significa ir mejorando año a año la afinación, la creatividad. Pero vuelve a lo mismo, "la asociación ha hecho muy buen trabajo, junto al Ayuntamiento. Han conseguido contagiar el virus del carnaval en la cantera, con todo lo que eso mueve de familias, padres, creando afición en un pueblo de 80.000 habitantes".
Palomo recuerda que el último lustro ha sido muy potente. "Éramos una asocación adormilada con 76 socios y después del covid hemos pasado a ser 900, regenerándolo todo, conectando más con el resto de la provincia e incluso con otras como Málaga y Córdoba". Asociación y concurso (este año, con más de 40 agrupaciones inscritas) han supuesto ese impulso renovado a lo que hizo la primera generación.
Una de las preguntas que surgen es sobre el futuro. Llama la atención que en chirigotas no haya surgido uno de la potencia de lo logrado en Sevilla capital o La Rinconada, con el Bizcocho como gran autor. Pablo de la Prida, en esa condición de alcalareño que ha hecho su vida en la capital, reconoce que para él, salir en carnaval es hacerlo con sus amigos de Sevilla, por lo que, preguntado, no se ve volviendo a su pueblo.
Sergio Palomo cree que llegará. Reconoce que ha habido fricciones entre autores, algo de lo más habitual en el mundillo carnavalero, lo cual ha dificultado dar un paso más. Pero "miedo me da" pensar en el futuro. Porque una de las cosas que ha logrado la asociación en los últimos tiempos es la escuela de carnaval lanzada como extraescolar en los colegios de la localidad, tras aprobarlo la Junta. "Hemos conseguido que en el Antonio Machado, los chavales se vayan a pasar horas por la tarde para dedicarlo al carnaval".
Rojas fue una niña que se aficionó al carnaval con grupitos en una plaza buscando un rincón para cantar. Las cintas del coche en los viajes de su infancia son ese carnaval y es una coleccionista de cintas. "Jugábamos a cantar Los Juancojones o Martínez Ares. En mi casa se escuchaba mucho el Selu y Antonio Martín también".
Hoy esos niños tienen una estructura y una organización fijada que apunta a que el concurso de Alcalá se convierta, si no lo es ya, en el segundo más importante de Andalucía -no hay que olvidar tampoco en la actualidad los de Málaga y Huelva, por ejemplo-. Y llegará, opinan unánimemente, ese punto aún más cercano a la profesionalización, captando cada vez más voces dentro del pueblo gracias a las extraescolares.
El pasado sábado se celebró la final del concurso y el próximo 17 de febrero será el pasacalles desde las 17 horas, en la avenida de la Constitución hacia la calle Taurina, un reocrrido donde se espera, de nuevo, que el pueblo salga disfrazado a disfrutar de una fiesta que ya es mayor. Y más que le queda por crecer.
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