Ya no quedan llamas, pero una manta de cenizas cubre gran parte del monte. Camas amanecía este lunes con un fuerte olor a quemado en todo el pueblo. En el centro la vida transcurre como cualquier otro día. Sin embargo, en uno de los extremos del pueblo aún dura el susto de la noche del domingo. El fuego arrasó el parque de la Atalaya y estuvo a punto de saltar a las viviendas. Algunos vecinos fueron desalojados algunas horas, otros han dormido fuera.
De lejos aún se ven varias columnas de humo sin riesgo aparente. Personas que han pasado la noche fuera recogen basura que ha quedado en el monte. Al otro lado empiezan a llegar curiosos para ver cómo ha quedado todo. Muchos de ellos culpan a los que ahora recogen la basura - okupas, según denuncian los vecinos - de haber propiciado la situación. Los corrillos entre cameros son frecuentes. En uno de los pisos que se quedaron a pocos metros de las llamas dos vecinas comentan lo ocurrido. Se escucha también que ya han cogido al pirómano gracias a la identificación de los propios okupas. "Ojalá lo hayan cogido", comentan varias mujeres en un círculo cerrado.
Una señora que pasea a su perro y vive a unos metros de allí cuenta lo ocurrido, "no se podía respirar y era tóxico". El fuego no llegó a las viviendas pero las cenizas sí. La entrada a la urbanización colindante también tiene una capa de negro en la entrada. Sobre el monte, otra ciudadana del pueblo dice que esto "está asqueroso". Las referencias a la basura son constantes y la falta de mantenimiento de la zona una crítica que se ha convertido en recurrente durante la mañana. Cada uno de los vecinos que se acercaba señalaba algo similar.
Alguno llega a decir con cierta ironía que al menos el fuego a limpiado un poco la zona. Lo cierto es que cuando uno mira, y no hace falta que lo haga con atención, ve botellas de vidrio, bolsas de plástico o botes de distintos materiales. Una de las cuestiones que se debaten en una de las aceras mientra se observa en el otro lado a los okupas recoger la basura es la propiedad de aquel monte. Una mujer dice inicialmente que es de Paco Camino, pero un vecino lo desmiente diciendo que eso era antes. La conversación deriva en una discusión sobre la historia del monte. Iban a hacer viviendas hace unos años, se escucha. También fue hogar de olivos que arrancaron.
Las preocupación no se queda únicamente en el fuego, sino también en el agua. La basura vuelve al centro del debate. Sobre la zona quemada pasa un arroyo, o pasaba. Ahora mismo está seco, pero no se puede descartar que una tromba de agua le devuelva el caudal. Durante un tramo está a la vista de todos, pero por otro es subterráneo. El Ayuntamiento realizó una obra para canalizarlo. El problema es que la entrada está taponada por la basura ya mencionada. "Tiene que pasar para que hagan algo", señala una de las allí presentes. Un hombre con su bicicleta dice sobre esto que el pueblo ya se inundó hace 25 años por una situación similar.
Este mismo hombre cuenta que hace tres años registró un escrito en el Ayuntamiento por la situación y la falta de cuidados. El incendio ha avidado los problemas en la gestión. La respuesta que recibe este señor es que el arroyo pertenece a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y el debate sobre las competencias vuelve a resugir. "¿Dónde van los impuestos entonces?", dice una de las voces allí presentes.
De una de las viviendas que se ha librado por los pelos sale una mujer por la ventana que le pregunta a un hombre con una cámara si es del Ayuntamiento. "Ya me gustaría", responde con guasa. Esta escena provoca que la mujer de la vivienda comience a hablar con varios curiosos. Su vivienda, aunque sin daños graves, es una de las afectadas. La persiana está derretida y las cortinas se libraron por poco. De momento ha llamado al seguro para intentar arreglar lo ocurrido. "Subió como una antorcha", dice sobre las llamas.
Allí narra lo sucedido y señala que los bomberos se quedaron sin agua "porque creían que lo tenían controlado". Una vecina la anima a que baje para salir en la tele a denunciar la dejadez del Ayuntamiento. Ella contesta que están hartos de denunciarlo en la urbanización. Esta situación provoca que empiecen las comparaciones, "Es el pueblo más asqueroso de los alrededores", expresa una vecina que acto seguido pone a Tomares de ejemplo de pueblo cuidado. "Es mugre, no mierda".
El fuego comenzó arriba de toda la colina, pero bajó a una velocidad bastante rápida. Un hombre saca su móvil y comienza a enseñar vídeos de las llamas avanzando y acercándose a las viviendas. El mismo vecino también cuenta que estos montes se queman cada año. Camas ya ha tenido incendios durante el verano, aunque en la otra punta del pueblo.
Los okupas del otro lado del terreno calcinado siguen recogiendo basura. Algunos dicen que es porque esto ya les ha asustado después de acusarlos de tirar todo al monte. Mientras tanto los curiosos siguen llegando y debatiendo sobre las causas y las consecuencias. No hay viviendas afectadas, pero poco ha faltado. El miedo ahora está en que lluvias torrenciales provoquen una riada que inunde el pueblo. A la vez, lamentan la falta de mantenimiento del gobierno municipal. En un parque cercano, un columpio con forma de caballo también está ennegrecido.
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