Este viernes 31 de octubre se cumplen tres años del asesinato de Jesús Rosado Jiménez, un joven de 18 años que perdió la vida cuando regresaba a su domicilio en Palomares del Río (Sevilla) durante la noche de Halloween. Desde entonces, el Ayuntamiento mantiene suspendidas las celebraciones de esta fecha como muestra de solidaridad con la familia de la víctima.
La madre del joven, Mamen Jiménez, ha expresado su descontento ante la falta de avances judiciales en el caso. Tres años después del crimen, la instrucción continúa abierta y tres testigos aún no han sido imputados. La familia, según ha explicado, sigue trabajando para concienciar a la sociedad sobre la gravedad de los delitos cometidos por menores de edad.
Jiménez ha lamentado que desde el asesinato de su hijo se hayan registrado en Andalucía dos muertes más causadas por menores. Considera que la legislación actual en materia de responsabilidad penal juvenil resulta demasiado permisiva en casos de especial gravedad y ha reclamado una mayor protección para las víctimas.
La sentencia del Juzgado de Menores número uno de Sevilla, ratificada por la Audiencia Provincial, determinó que la madrugada del 1 de noviembre de 2022 Jesús Rosado fue atacado por un grupo formado por cinco jóvenes, uno de ellos menor de edad y otro ya mayor, con quienes se sigue un procedimiento separado. Los agresores portaban una barra de hierro extensible y una navaja.
Los hechos probados
Los hechos probados indican que, hacia las 3:29 de la madrugada, el grupo interceptó al joven cuando se encontraba a escasos metros de su vivienda. Tras exigirle dinero y objetos de valor, y ante su negativa, lo golpearon en la cara y la espalda. Posteriormente, ambos agresores le atacaron de forma simultánea con las armas que llevaban, siendo conscientes del riesgo mortal de sus acciones.
La sentencia detalla que uno de los atacantes le golpeó con la barra de hierro en la cabeza y el costado, mientras el otro le asestó dos puñaladas, una de ellas mortal al alcanzarle el corazón. Jesús Rosado cayó frente a la puerta de su casa, donde murió a consecuencia de la herida. Los agresores huyeron sin lograr sustraer ningún objeto.
El tribunal rechazó la versión del menor, quien afirmó que solo pretendía robar. Fue declarado coautor de un delito de asesinato y otro de robo con violencia en grado de tentativa. La condena impuso nueve años de internamiento en régimen cerrado, cinco de libertad vigilada y el pago de indemnizaciones que suman más de 300.000 euros a los familiares de la víctima.