La mujer asesinada el pasado domingo en La Algaba recibió 480 cuchilladas por todo el cuerpo, además de diversos hematomas, de acuerdo con el informe forense incorporado a la causa. El presunto autor del crimen era un inquilino en la vivienda. El sospechoso ha confesado la autoría ante la juez, aunque ha alegado que en el momento de los hechos había consumido hachís y cocaína, una información que adelanta Diario de Sevilla.

El detenido se entregó al día siguiente del crimen, el lunes, en una farmacia, donde fue arrestado por una patrulla de la Policía Nacional. La jueza ha mandado al individuo a prisión y se le imputa un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento. El relato judicial describe con detalle la extrema violencia del ataque y el sufrimiento de la víctima.

Según la juez, el investigado bajó a la planta baja tras consumir drogas en su habitación. Cuando se encontraba durmiendo la siesta, el acusado cogió un cuchillo de la cocina, se sentó junto a ella y la despertó. Cuando la mujer se levantó para coger un monedero de una mesa, el acusado la atacó con el arma, que había ocultado entre su ropa. Las primeras cuchilladas alcanzaron probablemente la cara, y el agresor continuó clavándole repetidamente el cuchillo en el abdomen y los brazos.

La víctima intentó huir rogando por su vida hacia un patio trasero, pero el atacante la persiguió y la agredió por la espalda hasta alcanzarla. La llevó por la fuerza a un pequeño cuarto de aseo, la arrojó contra el mueble del lavabo  y en el suelo siguió apuñalándola hasta que le clavó la hoja con tanta fuerza que le atravesó un pulmón y un riñón, causándole la muerte.

Después, el presunto asesino se lavó y se cambió de ropa, dejando prendas manchadas de sangre, y huyó del domicilio. El cuerpo fue hallado por el hijo de la víctima, de solo 10 años.

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Pablo Fdez. Quintanilla

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