En el corazón de la sierra gaditana, El Gastor se convierte cada primer fin de semana de agosto en el epicentro de una de las celebraciones más esperadas de la comarca: su Feria y Fiestas Mayores. Entre actuaciones musicales, competiciones deportivas y su famoso bingo popular en la Plaza de la Constitución, hay un evento que acapara todas las miradas y emociones: el Toro de Fuego.
Pero este no es un toro cualquiera. No hay maltrato, no hay sufrimiento animal. El Toro de Fuego en El Gastor es, en realidad, una estructura de juguete cargada con pirotecnia, que es portada por una persona y que recorre las calles a toda velocidad. Una tradición que, según los lugareños, lleva más de 50 años formando parte esencial de la feria, y que también se celebra en Montecorto.

Es quizás el punto principal, el eje en el que discurre toda la feria. El toro corre por el suelo, aunque en ocasiones, dependiendo de la potencia de los petardos o "carretillas" que lleva incorporados, puede elevarse brevemente en el aire. “No se puede predecir lo que va a hacer. Es una cosa al azar”, explican quienes han vivido esta tradición desde dentro.
Además, en los últimos años, la tradición ha ido adaptándose a los más pequeños. El municipio ha implementado con gran éxito el Toro de Fuego infantil, una versión pensada para que los niños también puedan disfrutar con seguridad de esta costumbre. Hinchables, juegos y un simbólico “San Fermín grande” con toros de goma completan la experiencia para los más pequeños.
El Gastor demuestra que la emoción taurina puede mantenerse viva sin necesidad de maltrato animal, ofreciendo un espectáculo lleno de historia, diversión y pólvora, donde el verdadero protagonista es el espíritu festivo del pueblo.


