Tranvía con destino Hogwarts, próxima parada: San Fernando

El universo Harry Potter ha llenado de varitas la ciudad durante tres días en los que la magia y el terror se han mezclado en las calles de La Isla, de nuevo capital de Halloween en España

Noche de Halloween en San Fernando.
Noche de Halloween en San Fernando. CANDELA NÚÑEZ

Ni es Massachusetts, ni es Londres. En La Isla, Harry Potter y Halloween se han dado la mano. A priori no parecen dos temas con mucha relación, pero desde luego ha funcionado a lo largo de tres días. Y si alguno pudiera lo alargaba un poquito más porque seguramente se quedó sin tiempo para ver cada una de las cosas que había preparada a lo largo y ancho de la ciudad.

En la noche del 31 de octubre hubo más magia que miedo, pero sobre todo hubo diversión e ilusión en los más pequeños... y también en algunos ya entrados en años. Si hay algún triunfador de las jornadas Potterianas, sin duda es aquel que se ha encargado de vender las capas y las corbatas de Gryffindor. Es difícil averiguar si estaban en un cajón o si han sido compradas para la ocasión, pero no había un rincón sin ver a alguien que esperase su carta para Hogwarts.

Por si esa carta no llega nunca, ahí estuvo La Isla, repleta de estandartes, decorados y personajes de la saga. No sólo para los cañaíllas, sino también para el resto de la provincia. Aprovechando el estreno del flamante tranvía, muchos chiclaneros se dejaban ver por la calle Real. También llegaban desde otros puntos de la geografía provincial, "acabo de llegar de Jerez y no sé a dónde ir", le decía una mujer disfrazada a una de las personas que se encargaba de recular el paso en el Cementerio de Pequeño Hangleton.

Noche de Halloween en San Fernando
Noche de Halloween en San Fernando, el pasado domingo.   MANU GARCÍA

Un río de gente avanzaba por la principal arteria de la ciudad. Aunque el joven mago era protagonista de la mayoría de disfraces, también se pudieron observar otros. Algunos dignos de Halloween, otros reciclados del carnaval. Por la noche todos los gatos son pardos, así que tampoco importaba mucho ir de esqueleto o representar La Casa de Papel. Por ver se vio hasta a más de uno disfrazado de Papá Noel, otros iban de Antonio Banderas en El Zorro y también apareció algún samurai.

La cola para entrar en el Callejón Diagon se confundía con la que esperaba el tranvía. Alguna señora incluso llegó a preguntar con cierto sentido, pero la verdad es que después de 16 años, el Trambahía tampoco causa tanta expectación. En ocasiones la espera para entrar en el universo de Harry Potter superaba los 200 metros que traducido en tiempo pudieron ser alrededor de dos horas.

Quizás, el mayor 'pero' que se le puede poner a los tres días mágicos en San Fernando: las largas esperas para acceder a los decorados. Por lo menos, cada rato pasaba un tranvía para amenizar la espera con aplausos y cachondeos. A muchos aún les coge por sorpresa tener que apartarse o alejarse de las vías, pero lo cierto es que con la gran afluencia de público durante estos días, San Fernando ha pasado una gran prueba de fuego para su convivencia habitual con este medio de transporte.

Algunas personas optaban por visualizarlo todo desde el exterior. Pero eso significaba perderse un gran búho, una serpiente o el águila que aguardaban cerca de Olivanders, la famosa tienda de varitas. Allí también esperaban con sonrisas varios personajes de la saga para hacerse fotos con aquellas personas que crecieron viendo las películas o leyendo los libros.

Unos metros más adelante retumbaba la banda sonora de John Williams, esa que una vez te entra en la mente, ya no sale. Sonaba en la Alameda, que en esta ocasión era el Cementerio de Pequeño Hangleton. Las lápidas se mezclaban allí con libros gigantes que representaban las obras de J.K. Rowling. Muchos comentarios coincidían en que el Ayuntamiento se lo había "currado". Para el cementerio la espera también era larga, aunque a través de las vallas — y saltándolas, como hizo más de uno — se podía ver la representación de todos los personajes de la saga danzando y 'combatiendo' con varitas. Uno de ellos, Ojo Loco, en uno de los descansos que pudo tomarse, fue bastante certero en lo que veía por las calles. "Hay un montón de frikis de Harry Potter, han venido de todos lados", comentó. 

La inflación no evitó la expectación en el mercado. La fila de personas daba la vuelta a la tradicional plaza isleña y no era para ir comprando la cena de Nochebuena. Durante varios días ha sido una 'casa del terror' ambientada en la prisión de Azkaban. Allí esperaban sobre todo adolescentes que al día siguiente no tenían instituto al que acudir. Muchos de los interesados directamente desistían viendo que cola no llegaba a su fin. 

Las alternativas sin esperar también existieron. Las escaleras del ayuntamiento hicieron de butacas de cine gracias a una pantalla colocada justo antes de entrar en la Plaza del Rey, aún vallada y en obras. En dicha pantalla se fueron sucediendo cortos relacionados con Halloween. Arriba, por su parte, un ajedrez mágico que también homenajeaba la saga y más concretamente la primera película con representaciones fidedignas de las piezas, aunque algo más pequeñas.

Frente a la Iglesia Mayor, el sauce boxeador colocado para la ocasión presenciaba diferentes trucos de magia que numerosos niños — con sus respectivos padres — disfrutaron para poner el broche final a tres días que consolidan a La Isla como uno de los principales destinos para visitar en estas fechas.

Sobre el autor:

Emilio Cabrera.

Emilio Cabrera

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