Serrat regala una noche mágica a San Fernando de recuerdos, anécdotas y el eterno Mediterráneo en directo

El encuentro con su biógrafo Luis García Gil en los cines del San Fernando Plaza adelanta una comunión del cantautor con el público antes de ser galardonado con el Premio Cortes de la Real Isla de León que recibirá mañana

Joan Manuel Serrat, sobre el escenario, en San Fernando.
Joan Manuel Serrat, sobre el escenario, en San Fernando. MANU GARCÍA
24 de septiembre de 2025 a las 00:01h

Pasaban veinte minutos de las ocho de la tarde y aún seguían entrando personas en la sala más grande de los cines Cinemax del centro comercial San Fernando donde Joan Manuel Serrat iba a mantener un encuentro, un “monólogo compartido” como él mismo dijo, con su biógrafo, Luis García Gil y con un público entusiasmado con tener y, sobre todo, con sentir a uno de los más grandes de la música española tan cerca.

Al Joan Manuel Serrat cantautor, ya no volveremos a verlo girando por medio mundo con sus canciones. Se encargó de recordarlo más de una vez anoche, pero al Serrat más desenfadado, divertido y generoso, sí. Ese que precisamente quiso “revivir la emoción de sentirse en el escenario” compartiendo la cercanía con el público y que por eso le pidió a la alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada, ese momento previo a la entrega del Premio Cortes Real Isla de León que tendrá lugar mañana 24 de septiembre. “Porque el acto de formal de mañana no va a ser suficiente para confirmar esa relación con la gente”. Los aplausos agradecidos del público no tardaron en llegar.

Su relación con Cádiz y sus gentes

Durante más de una hora, Serrat fue recordando a preguntas y hasta afirmaciones del propio Gil, su “biógrafo más persistente”, como él mismo se definió entre risas —ha escrito cinco libros del cantautor catalán— una trayectoria en la que la “honestidad” ha sido la principal virtud de su carrera. Eso le recordaba Gil que dijo en una entrevista que concedió en 1969. Más de 50 años después, el Serrat de hoy añadía “la humildad”. Dos máximas que ha seguido en su vida y en su carrera y que lo han convertido en un artista muy querido en su propio país.

Un momento del encuentro de Serrat con su biógrafo.
Un momento del encuentro de Serrat con su biógrafo. MANU GARCÍA

Y eso que no es fácil en esta España is different como le preguntaba Gil, comparándole el reconocimiento de cantantes y artistas en países como Francia o Italia. “No me toca decirlo a mí decirlo porque he recibido el cariño del público, pero es cierto que hemos pasado de ser títeres y payasos a ser artistas. En los años 20, nuestra profesión estaba más cerca de la prostitución que del arte”, aseveraba mientras recordaba cómo, tras ir a cenar después de una actuación en el Festival de San Remo, al entrar en un restaurante, “se pusieron en pie a aplaudirme y no me conocían. Ni os cuento con los suyos”.

Su relación con Cádiz y sus gentes —él y Luis venían hablando del gran Beni de Cádiz— también ocuparon gran parte del encuentro desde su primera actuación en el Cortijo de los Rosales en ese mítico año 1969, su amistad continua con Javier Ruibal y Tito Muñoz, su admiración por Paco de Lucía, “de los más grandes del siglo pasado” y de su impresión por Camarón de La Isla. “Nos conocimos muy jóvenes. Yo viajaba con frecuencia a Madrid e iba a locales recurrentes. En algunos coincidí con él porque teníamos un amigo común y lo recuerdo de una manera entrañable, con una imagen delicada y frágil”.

Un sonriente Serrat, en un momento del acto.
Un sonriente Serrat, en un momento del acto.  MANU GARCÍA

En esta tierra de “cantes contradictorios”, como “las alegrías y las peteneras”, a Serrat se le ha querido y se le quiere y guarda amistades, algunas ya perdidas por la fatídica parca. “La amistad para mí es crucial. Es amor, relación, confianza y sin eso, no tendría sentido vivir. En Cádiz siempre tuve amigos mayores que yo y eso fue una suerte, pero hoy por hoy, lo que más me cuesta es la pérdida de la gente a la que quiero. Te traspasa la soledad”.

También hubo tiempo para recordar esa soledad que le acompañó en el exilio que tuvo que vivir en 1975. Estaba en Cuba de gira por Latinoamérica y viajaba a Méjico. El entonces presidente mejicano rompió las relaciones con España y prohibió la entrada de españoles por las últimas ejecuciones del franquismo a miembros de los GRAPO y de ETA, que tuvieron una condena internacional y hasta la petición de clemencia del papa Pablo VI. Serrat recuerda que se despertó con esa noticia y tuvo que decidir. No iba a volver a España y “traté de conciliar ese tiempo con mi realidad. Franco murió, pero no sabíamos si el franquismo iba a continuar el franquismo sin Franco”. Dio saltos de París a Nueva York, a Méjico, otra vez de vuelta y es curioso “porque no escribí ninguna canción en ese tiempo, tenía un vacío anímico”. Decidió volver y “sólo me detuvieron, me retuvieron unas horas y luego, a la calle. Yo que me había preparado para lo peor”.

Joan Manuel Serrat, leyenda de la música en España, cantando en San Fernando.
Joan Manuel Serrat, leyenda de la música en España, cantando en San Fernando. MANU GARCÍA

De Serrat a Machado y la copla

Del cambio de ese país a este otro, Serrat sólo esbozó -quizá mañana sea más explícito- que “es un país complicado y desafortunado de resolver”. Por eso, “todo es mejor con la comida de este país”. Con sus poetas, también. “Yo descubrí a Machado en la medida que le iba poniendo música a sus poemas. Nunca quise ni fui mi propósito difundir la poesía de Machado. Yo sólo quería hacer buenas canciones y tenía el mejor letrista”. Sin embargo, si en este país se difundió la obra del poeta sevillano con las canciones de Serrat fue por “defecto de las escuelas españolas que apenas dieron a conocer la obra de Antonio y Manuel Machado”.

Reivindicó también el papel de la copla “siempre con mala imagen para la intelectualidad”, que aprendió gracias a su madre, el momento histórico y la radio, “que traía vientos frescos y ligeros a aquellos tiempos pesados”. Las músicas de la infancia, su abuela comprándole cancioneros y su necesidad de expresarse y comunicarse a través de la música y de “cantar por las chicas”, recordaron entre risas fueron algunas de las anécdotas del monólogo compartido del “latinoamericano de Barcelona”, como él mismo se considera.

El público se emocionó con Serrat.
El público se emocionó con Serrat.   MANU GARCÍA

En un tono desenfadado, Serrat también atendió las preguntas del público que, entre otros asuntos, recordó su negativa a participar en Eurovisión por no dejarle cantar en catalán. “Obré con lealtad conmigo mismo, con las dudas que uno tiene cuando tiene que tomar decisiones, con las presiones que tenía en ese momento, pero la vida me recompensó. Aunque yo no crea en esas cosas, ¡ostia puta, qué favor me hizo el angelito que me dijo, déjalo”. Aplausos otra vez.

“Te has retirado de los escenarios, pero no de la vida, ¿verdad?”, le preguntaba Gil representando a toda esa gente que aún sueña con canciones de Serrat. “Antes de que me echen, he decidido irme. No tengo ninguna enfermedad, estoy bien y tampoco me arrepiento.  A veces me pasa el sentimiento de volver, pero para qué, me da pereza. Tengo muchas cosas que hacer y que deshacer, como romper papeles, no vaya a ser que haya un yerno que tenga tentaciones de publicar algo”, decía irónicamente. Componer, compone pero no ya con la disciplina diaria que ha mantenido durante su carrera. “Tienes que tener la máquina engrasada y yo ahora escribo cuando me apetece”.

El cantautor catalán, agradecido con el público.
El cantautor catalán, agradecido con el público.  MANU GARCÍA

De la vida no y de seguir emocionando con sus canciones, tampoco. Por eso, el encuentro guardaba una sorpresa que él pretendía que aún lo fuera más ocultando con una tela un pequeño piano que se veía detrás de las sillas. "Dos canciones y ya está", dijo. De vez en cuando la vida y un eterno Mediterráneo levantaron al público que cantaba sus canciones y que acabó vitoreándolo con palmas, de aquí, del sur, de la provincia donde se juntan el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, como él siempre consigue con su público.

 

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Vanesa Perondi.

Vanessa Perondi

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