Casa El Naca, de bar para militares y 'pelones' a templo de la gastronomía de San Fernando

Lo que fue una casa de comidas para quienes llegaban a la Isla a hacer la mili se convirtió en un bar cofrade y hoy es una referencia de los guisos más cañaíllas para familias en el barrio de La Pastora

Juan Antonio, conocido como El Churre, con su mujer Loli y Rosa, su madre y alma mater de El Naca.
Juan Antonio, conocido como El Churre, con su mujer Loli y Rosa, su madre y alma mater de El Naca. MANU GARCÍA
19 de octubre de 2025 a las 08:00h

La historia del Bar La Pastora-Casa El Naca es la historia misma de La Isla y su devenir. De bar para militares y pelones, como se llamaba a los jóvenes que llegaban a San Fernando en tropel a hacer el servicio militar, la 'mili', a punto imprescindible del mundo cofrade, alma del barrio de La Pastora donde se ubica y uno de los templos imprescindibles de la gastronomía isleña para propios y extraños. 

El Naca, como comúnmente se le conoce, nació en 1962 de la mano de Rosa Prius y Agustín Sirviente –al que llamaban Naca por el color blanco, como el nácar de su pelo–. Él trabajaba en la Bazán y muy pronto, Rosa se hizo con el negocio y lo sacó adelante. “Él nada más que hacía ensaladas y yo me puse a guisar”, dice. Ella ha sido y sigue siendo a sus 89 años el timón del negocio. Allí ha tenido a sus cinco hijos y allí se han criado sobrinos, nietos hasta formar esa gran familia que es el mayor valor de El Naca: comida casera, cercanía y familiaridad. Su hijo Juan Antonio, conocido como El Churre, tomó las riendas y él junto a su mujer Loli, en la cocina, sacan adelante este negocio al que hay que ir temprano para coger mesa, sobre todo en verano. “Estamos acostumbrados”, dice El Churre con la tranquilidad que le caracteriza.

CASA NACA SAN FERNANDO 14
Una de las delicias de Casa El Naca.  MANU GARCÍA

Su vinculación y la de toda su familia con las hermandades de la iglesia La Pastora que está enfrente es innegable y el restaurante es casi un homenaje a cada una de las cofradías pastoreñas y sus titulares. “Este es el hueco del Huerto, este el de La Pastora, el siguiente de Ecce Homo y este otro de Misericordia”, explica mientras va enseñando las paredes del salón principal todas decoradas con fotografías conformando casi un museo. La fotografía inmensa de la coronación de la Virgen de la Pastora en 2004 da la bienvenida al local dejando claro la filiación del bar con la advocación religiosa.

El 'completo' de Rosa

“Mi madre inventó el completo que era un menú de chuleta de cerdo, patatas, dos huevos y pimientos y la tortilla de tres gustos y esto estaba lleno de pelones”. El problema llegó –como a cientos de establecimientos isleños– cuando la mili dejó de ser obligatoria. “Esto dio un giro muy grande cuando se fueron los pelones, pero las hermandades nos ayudaron a levantar el negocio”. 

Rosa en la plaza de La Pastora
Rosa, la matriarca de la familia. MANU GARCÍA

Y tanto que se levantó y lo que era el bar pegado a la casa, terminó siendo ampliado y ocupando toda la finca. “El almacén era la habitación de mis padres, la cocina el cuarto de nosotros y aquí –señala el comedor– estaba el cuarto de baño y el salón”. Allí en el fondo también tiene su rinconcito taurino y, por supuesto, la zona con recuerdos de todos los famosos que han pasado por allí: Camarón, Niña Pastori, Falete, César de los Morancos, entre otros, como todo el equipo de rodaje de la película Camarón, de Jaime Chávarri. 

El secreto ha estado durante décadas en las manos de Rosa. “Nuestra comida es muy casera, muy familiar... muchos potajes, muchas tortillitas de camarones, mucho pescado”. Y recuerda los kilos y kilos de patatas que pelaba y los de pescado que limpiaba al día. Hoy día es su nuera, Loli la que ha tomado su relevo, junto con su nieto José que estudió en la Escuela de Hostelería Fernando Quiñones y aporta la innovación también necesaria en estos tiempos. Pero la maestra, es la maestra. “Yo he aprendido con ella todo. Ha sido muy trabajadora y no le hacía falta nadie, lo hacía todo sola. Podía con todo”, explica Loli. Y ni los achaques de la edad ni un pecho menos pueden con ella. “Yo ya he lavado el menudo para luego guisarlo, porque menudo bien lavao, menudo bien guisao”, dice tajante. Cuando le quitaron un pecho, se fue con sus 60 puntos a la cocina y se puso a cocinar. “No podía levantar la olla pero yo hacía de todo”. Es casi una institución en La Isla y sus croquetas, su berza gitana, sus papas con chocos y el consabido menudo son de los platos más demandados. La carta se completa con todo el pescado de la zona y otras delicias como crujientes de langostinos o de queso que Loli prepara esa noche con esmero. 

Tortillitas de camarones de Casa El Naca
Auténticas tortillitas de camarones. MANU GARCÍA

El buen tiempo aún permite que la terraza se llene y Churre despacha comandas ayudado por otro camarero. “Esto en verano está hasta arriba pero también tenemos épocas fuertes ahora en Navidad y Semana Santa”. En la barra, dos cofrades, uno de El Huerto y otro de Ecce Homo, se toman una copita de vino. “¿El Naca? parada obligatoria”, dicen brindando.

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Vanesa Perondi.

Vanessa Perondi

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