Un año más, la víspera de la festividad de la Virgen de la Caridad en Sanlúcar ha reunido a numerosas familias sanluqueñas en la playa tras participar en la tradicional confección de las alfombras de sal. Este año se han empleado cerca de 80.000 kilos de sal en un trabajo colectivo que forma parte del alma de las fiestas patronales. La cita, como cada año, estuvo marcada por la convivencia, aunque no todo fue motivo de orgullo.

Tras el trabajo de creación, muchos vecinos y vecinas se acomodaron en la playa para vivir una noche especial. El Ayuntamiento había recordado en los días previos que estaba prohibido acampar o encender cualquier fuente de calor, apelando a la responsabilidad ciudadana y al respeto común. Sin embargo, el incivismo se ha notado este viernes 15 de agosto. La playa ha amanecido repleta de residuos.

Basura abandonada en la playa en Sanlúcar
Basura abandonada en la playa en Sanlúcar.

Los operarios de limpieza han tenido que emplearse a fondo desde primera hora de la mañana para retirar montones de basura abandonada sobre la arena. Latas, restos de comida y bolsas de plástico han formado parte de un escenario que ha indignado a muchos vecinos.

Llamamiento al civismo

En redes sociales, han mostrado su malestar. “¿Por qué somos tan incívicos? ¿No podemos dejar la playa como la encontramos?”, cuestionaba uno de ellos.

Las críticas se han dirigido a quienes, tras la celebración, optaron por marcharse sin recoger sus desechos. “Cuenta: 1, 2 y hasta 10 personas para limpiar la basura que tú dejaste. Si los operarios están en eso, no pueden barrer calles ni mantener jardines. Además, hoy es fiesta. ¿Cuánto dinero extra nos cuesta a los sanluqueños la irresponsabilidad de unos pocos… mejor dicho, de unos muchos?”, ha publicado el usuario.

La indignación también puso sobre la mesa la contradicción con otras normas que afectan al uso de la playa. “Después dicen que los perros no pueden entrar porque la ensucian. Dejemos de mirarnos el ombligo y aprendamos a cuidar, mantener y querer lo nuestro”, reclama. 

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Patricia Merello

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