Lo que empezó como una simple cuenta en redes sociales con apenas seguidores, ha terminado convertido en un libro publicado por la editorial Almuzara que ya se ha agotado en su primera edición. El ubriqueño Julio de la Vega ha dado forma en Avistamientos de Ovnis a una recopilación de 33 casos que, según afirma, “han dejado huella” en los testigos y que hasta ahora permanecían en el olvido o apenas habían trascendido fuera de círculos muy concretos.
De la Vega, trabajador del sector de la piel, reconoce que nunca imaginó este giro. “Empecé en redes sociales tras leer un libro de J. J. Benítez. Empecé recopilando casos por puro interés personal, sobre todo de Cádiz, Andalucía… incluso de fuera de España”, explica. Durante meses, analizaba vídeos, hablaba con testigos, se desplazaba a los lugares de los hechos y publicaba sus conclusiones. “Pero no tenía apenas repercusión”, admite. Hasta que una mañana todo cambió: “Justo el día que decidí eliminar la cuenta, uno de mis vídeos se hizo viral. Hablaba de un extraño rayo verde captado por una cámara de seguridad en Estados Unidos. Tuvo más de un millón de visualizaciones. Ahí empezó todo”.
El libro reúne episodios ocurridos en España y Latinoamérica (con casos en Ecuador, México, Argentina o Canadá), todos documentados y cotejados a lo largo del tiempo. “Hay testigos con los que vuelvo a hablar meses después, incluso un año más tarde. Si sus relatos no han cambiado, si mantienen coherencia emocional y narrativa, entonces lo considero un testimonio fiable”, explica.
Aunque la provincia de Cádiz no es el epicentro del fenómeno, sí aporta cuatro casos al libro, uno de ellos especialmente cercano: su propio tío fue protagonista de un episodio en 1989 en la carretera de Villamartín. “Un hombre que ha vivido del campo toda su vida, sin contacto con este tipo de temas. Me lo contó más de 30 años después. Vio seis figuras humanoides cerca de una cooperativa y, al pasar con el coche, una luz gigantesca se posó sobre él. El coche no respondía bien, pero lo que más le impactó fue la sensación de paz, de bienestar absoluto que sintió. Algo que nunca pudo explicar”.
Otros casos gaditanos ocurrieron en carreteras de Rota, Conil y Prado del Rey. “Todos con elementos comunes: luces imposibles, figuras humanoides, naves triangulares y sobre todo una ausencia de explicación racional que ni los propios testigos consiguen superar”, señala.
¿Y cómo se filtran estos testimonios en un mundo saturado de información, tecnología e inteligencia artificial? “Hoy en día es más difícil engañar, pero también es más difícil convencer”, dice. Julio cuenta con herramientas de IA que cruzan referencias y comprueban si un objeto ha sido registrado o no. Pero, más allá de lo técnico, insiste en la parte humana: “Hablar con un testigo, ver su lenguaje corporal, su forma de revivir la experiencia, eso no lo puede falsificar una IA”.
Entre bulos y esferas plateadas
Aunque las redes sociales están llenas de vídeos virales sobre luces en el cielo, no todos resisten el análisis. “Hay mucho bulo, claro. Pero también hay imágenes sorprendentes que se repiten en diferentes lugares del mundo. Las famosas esferas plateadas, por ejemplo, aparecen en Colombia, Vigo, México... y también en Ubrique. Gente que jamás ha hablado de ello empieza a hacerlo ahora porque ve que alguien les escucha”.
Lo sorprendente para Julio ha sido la acogida de su libro, especialmente en su pueblo. “Tuve miedo de no ser tomado en serio, pero la respuesta ha sido muy buena. El libro se agotó en Amazon en 24 horas. Y no lo esperaba”. La obra es breve, accesible, pensada “para entrar poco a poco en el mundo de la ufología, de menos a más”.
Sin abandonar su trabajo diario, Julio de la Vega continúa recibiendo vídeos, testimonios y casos casi a diario. “No intento convencer a nadie. Solo recopilar lo que la gente vive. Si luego quieren creer o no, eso es cosa suya”. Y esa honestidad, quizás, sea la clave de su creciente credibilidad entre los interesados por el fenómeno. Ahora tiene más de 600.000 seguidores en una cuenta que no deja de crecer.
El caso del niño de Algeciras y el gigante gris
Un hombre de Algeciras ha compartido, décadas después, un inquietante episodio vivido cuando tenía apenas 10 años. Según relata, mientras pastoreaba cabras con su perro en la zona de Las Cuevecillas, en las afueras del municipio, fue testigo de una escena insólita: el ganado se agrupó en círculo y el perro, visiblemente alterado, se escondió entre sus piernas. Poco después, el joven observó a una figura agazapada en una cueva cercana.
Al levantar la mano para saludar, el ser —que describe como delgado, de extremidades desproporcionadamente largas y piel grisácea— se incorporó, provocando que el niño huyera aterrorizado colina abajo. Su padre, tras calmarlo, le dijo que posiblemente se trataba de “duendes”.
Años más tarde, el protagonista volvió al lugar con sus hermanas y asegura haber sentido el mismo desasosiego. El suceso, aún sin explicación, ha vuelto a despertar su interés tras conocer testimonios similares. Aunque no hay registros documentados del fenómeno, el relato se suma a una serie de experiencias singulares que, según algunos investigadores, podrían tener más trasfondo del que aparentan.
