Un padre divorciado ha sido condenado a 16 años de cárcel por violar a su hijo, que entonces tenía cuatro años, en ocasiones delante de su otra hija, que tenía ocho años. "Lo desnudaba y lo forzaba a jugar a lo que él denominaba el juego del perrito”, recoge la sentencia de la Audiencia Provincial de Cádiz, que considera probado que una de las agresiones sexuales se realizó en presencia de otro adulto, que lo grabó con su móvil mientras estaba desnudo.
El tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial juzga al padre por un delito continuado de agresión sexual y otro delito de exhibicionismo en los que concurre la agravante de parentesco, por lo que le retira la patria potestad durante seis años, según publica Diario de Cádiz.
“Las circunstancias determinantes por las que el padre logró consumar las agresiones en general y esa en particular fueron la minoría de edad del hijo, la relación de dependencia de éste hacia su progenitor, la intimidación de llevarlo a un internado si contaba lo sucedido y el aprovecharse de estar en el domicilio en el que se hallaba indefenso”, viene recogido en la sentencia, que no es firme y aún puede ser recurrida ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
Entre 2015 y 2016, la sentencia considera probado que el padre perpetró las violaciones aprovechando los momentos en los que se quedaba a solas con los menores, según el régimen de visitas pactado con la madre.
Al hombre que grabó la agresión sexual al menor de cuatro años, la Audiencia Provincial lo condena a once meses de prisión por un delito de exhibicionismo, pero lo absuelve del delito de cómplice de la agresión sexual.
El padre, en el verano de 2015, acudió a la playa, entre Cádiz y San Fernando, con su hija de ocho y su hijo de cuatro años, “valiéndose de tales desplazamientos para mantener relaciones sexuales con otros hombres”, aunque "no consta que el encausado se percatase de ello o que tuviese intención de ser visto por los menores”.
“En todas estas ocasiones, el menor protestaba, lloraba o se negaba”, apunta la sentencia, que agrega que “el padre de los niños los conminaba a no contar lo que sucedía diciéndoles que de hacerlo los enviaría a un colegio internos”. En otras ocasiones, fue captado masturbándose mientras sus hijos se encontraban a pocos metros. Hasta les pidió una vez que lo ocultaran tras una toalla cuando avistó a agentes policiales a lo lejos.
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