Una tortuga laúd ha sido encontrada muerta en la playa de Valdevaqueros, en Tarifa, un hallazgo que ha llamado la atención de expertos y conservacionistas al tratarse de la tortuga marina más grande del mundo, única representante viva de la familia Dermochelys. La especie se encuentra catalogada en peligro crítico de extinción, lo que convierte cada ejemplar en una pieza clave para la supervivencia.
El animal, de casi dos metros de longitud y un peso que puede rondar la media tonelada, presentaba un estado especialmente llamativo. El cuerpo fue localizado sin cabeza, que podría haber sido seccionada por las hélices de una embarcación, una de las amenazas más habituales para la fauna marina de gran tamaño en zonas con tráfico marítimo intenso.
Un hallazgo excepcional
El activista ecologista Quique Bolsitas se refirió al suceso a través de sus redes sociales, donde describió el impacto visual del hallazgo al señalar que se trataba de “un ejemplar muy impresionante de ver en ese estado”.
La tortuga laúd es una especie propia del mar abierto y rara vez se aproxima a la costa fuera de la estación reproductora. Su presencia en playas como la de Valdevaqueros no es habitual, lo que refuerza la idea de que el ejemplar pudo haber sufrido un accidente lejos de la línea de costa antes de ser arrastrado hasta la orilla.
Una anatomía única y adaptada a grandes travesías oceánicas
A diferencia de otras tortugas marinas, la laúd no posee un caparazón rígido con escudos. Su estructura está formada por huesos cubiertos por piel, con siete líneas o quillas longitudinales que recorren el cuerpo desde la cabeza hasta la cola, un rasgo distintivo que le confiere flexibilidad y resistencia en aguas profundas.
Sus grandes aletas anteriores y su anatomía hidrodinámica le permiten realizar largas navegaciones transoceánicas, cruzando océanos enteros entre zonas de alimentación y reproducción. Este mismo estilo de vida pelágico la expone, sin embargo, a colisiones con embarcaciones y a otros impactos derivados de la actividad humana, amenazas que continúan comprometiendo el futuro de una de las especies más antiguas y singulares del planeta.
