Dos internos del centro penitenciario de Botafuegos, en Algeciras, han fallecido en el plazo de una semana tras consumir sustancias tóxicas, según ha denunciado el sindicato de prisiones Acaip. La organización vincula ambos casos al consumo de nuevas drogas que están circulando en distintas cárceles españolas.
El primer fallecido, identificado con las iniciales C.S.D., tenía un largo historial penitenciario. Cuando presentó síntomas graves, fue trasladado de inmediato a la enfermería, donde sufrió un colapso fulminante que resultó irreversible pese a los intentos de reanimación. Ese mismo día, otros tres reclusos del mismo módulo necesitaron atención médica tras mostrar síntomas similares, aunque estos no perdieron la vida.
El segundo caso se produjo días después, durante el recuento matinal. Un funcionario encontró el cadáver de un preso de 32 años, interno en Botafuegos desde hacía apenas cuatro meses. Su compañero de celda relató que ambos habían consumido cigarrillos preparados con drogas y además habían ingerido fármacos que no les habían sido recetados.
La entrada de nuevas drogas en las cárceles
El sindicato advierte de la irrupción de un peligroso formato: papeles impregnados con compuestos como fentanilo o químicos de uso industrial. Estos papeles, una vez mezclados con tabaco y fumados, provocan graves reacciones. La entrada de estas sustancias, señala Acaip, se estaría produciendo a través de paquetería, comunicaciones e incluso correspondencia ordinaria, lo que complica su detección por parte del personal.
Acaip subraya que la situación no es nueva. En 2022 ya advirtió públicamente sobre la entrada de estas sustancias en Botafuegos y reclamó más medios para frenarlas. Sin embargo, denuncia que el problema persiste y cada vez resulta más difícil de controlar.
“Si no se adoptan medidas urgentes y coordinadas entre la SGIIPP, las comunidades autónomas y las diputaciones provinciales, la situación continuará agravándose”, señala el sindicato, que exige a Instituciones Penitenciarias reforzar los recursos y controles para evitar nuevas muertes entre la población reclusa.