En la costa gaditana, Conil de la Frontera se alza como uno de los destinos más codiciados del sur de España, especialmente por su riqueza en calas. Entre todas, destaca la Cala Encendida, una playa que, pese a su discreta fama, se ha convertido en el secreto mejor guardado para quienes buscan escapar del viento de levante sin renunciar a la belleza del litoral andaluz.
Ubicada en plena urbanización Roche, esta cala es la última del conjunto conocido como las Calas de Conil. Su nombre responde al peculiar tono anaranjado que adoptan las rocas al atardecer, cuando el sol baña los pequeños acantilados creando un espectáculo natural de luz y color que justifica plenamente su poético nombre.
La Cala Encendida es, además, la que más servicios ofrece dentro de su entorno. En lo alto de sus acantilados se sitúa un restaurante con vistas privilegiadas, mientras que sus accesos están adaptados con pasarelas de madera que facilitan la entrada. En verano, su afluencia aumenta, en gran parte por la cercanía de los chalets de Roche y del hotel Calas de Conil, que se encuentra a pocos minutos a pie.
Con apenas 75 metros de longitud, esta cala es pequeña pero cautivadora. Protegida por los acantilados y con un entorno prácticamente virgen, se convierte en una opción ideal tanto en bajamar como en pleamar. La calma de sus aguas cristalinas y su arena dorada invitan a una jornada de relax, perfecta para quienes buscan desconectar del bullicio de las playas más masificadas.
Miradores y accesos cómodos para todos los públicos
Uno de los principales atractivos del lugar es su mirador natural, desde el que se pueden capturar fotografías panorámicas que reflejan toda la belleza de esta joya del Atlántico. A pesar de estar situada junto a la Playa de la Barrosa, su atmósfera es completamente diferente: más íntima, menos desarrollada turísticamente y más conectada con la naturaleza.
El acceso hasta Cala Encendida es sencillo. Basta con adentrarse en las calles de la urbanización Roche hasta encontrar el descenso hacia la playa, que puede realizarse cómodamente por escaleras o pasarelas. Un rincón escondido, pero de fácil llegada, que resume lo mejor del litoral gaditano: naturaleza, tranquilidad y un toque de exclusividad que la convierte en un tesoro por descubrir.
