Mató a su madre y la arrojó a una arqueta, lo reconoce en juicio pero insiste en que "la quería mucho"

Los hechos, ocurridos en mayo de 2022 en Málaga, podrían haber sido cometidos presuntamente junto a otras personas que niegan cualquier implicación

Un momento del juicio celebrado este lunes.
Un momento del juicio celebrado este lunes. ÁLVARO CABRERA / EFE
28 de octubre de 2025 a las 09:02h

Un joven ha reconocido este lunes ante el jurado popular de la Audiencia Provincial de Málaga que mató a su madre, cuyo cadáver apareció el 12 de julio de 2022 en el interior de una arqueta con claros signos de violencia. Lo ha hecho entre lágrimas, asegurando que “se le fue de las manos” y que, pese a todo, “la quería mucho”.

El acusado, hijo adoptivo de la víctima, se enfrenta a cargos por asesinato, profanación de cadáveres y robo con violencia. Solo ha respondido a las preguntas de su abogada defensora, quien ha insistido en que su cliente sufre una discapacidad mental del 50%. La letrada ha pedido su libre absolución por enfermedad mental, adelantando que varios peritos expondrán durante el juicio que el joven tiene un retraso que lo hace comportarse “como si tuviera ocho años”.

En el banquillo se sientan también dos mujeres acusadas de encubrimiento, una de ellas madre del menor ya condenado por estos hechos. Ambas han negado cualquier implicación y aseguran desconocer el crimen.

El caso ya tuvo un primer juicio: un menor de 17 años, ajeno a la familia, fue condenado tras admitir su participación. Según la sentencia, él y el hijo de la víctima estrangularon a la mujer, la introdujeron en un congelador y, días más tarde, arrojaron el cuerpo a una arqueta. El cadáver fue hallado a ocho metros de profundidad, gracias a las indicaciones del joven condenado, pese a que el hijo había afirmado que su madre se había marchado el 23 de mayo de 2022 y que desconocía su paradero.

De acuerdo con el relato de la acusación, el 25 de mayo de 2022 el acusado, de 22 años, se habría puesto de acuerdo con el menor para robar dinero a la víctima. La esperaron en su casa y, cuando llegó, el hijo se cubrió el rostro con un pasamontañas para que no lo reconociera. La mujer, al verlo, comenzó a gritar. Entonces, el menor la tiró al suelo y ambos la agredieron con patadas y puñetazos mientras le exigían el PIN de su tarjeta y el lugar donde guardaba su dinero.

Ella confesó que tenía 900 euros en el bolso, que su coche estaba en el taller y que no poseía joyas. Según el escrito de acusación, el hijo la ató de pies y manos, la amordazó con un trapo y una cuerda, y finalmente ambos tiraron de la cuerda hasta asfixiarla.

Tras el crimen, se apropiaron del dinero, ocultaron el cuerpo en un congelador y, días después, lo trasladaron a un trastero, donde lo introdujeron en un baúl. Finalmente, lo llevaron en un carro de supermercado hasta una arqueta, donde lo arrojaron.

Cuando la Policía acudió el 4 de junio al domicilio, el acusado aseguró que su madre se había marchado con algunas pertenencias y que no sabía nada más. Sin embargo, la declaración del menor fue clave para que los agentes encontraran el cuerpo y reconstruyeran el crimen.

El acusado, que ha admitido haber consumido alcohol y drogas aquel día, insiste en que no quiso matarla. El juicio continúa esta semana con la intervención de los peritos y las últimas declaraciones.

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Pablo Fdez. Quintanilla

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