La joven tiroteada en San Miguel hace tres meses ha experimentado una notable mejoría, ya ha salido de la UCI y se encuentra en planta. La familia sigue guardando silencio y no quiere trato con la prensa. 

Tres meses. Ese es el tiempo transcurrido desde aquel aciago 5 de agosto cuando un hombre, Alejo B., natural de Algar, se desplazaba a Jerez, hasta la calle Molino de Viento, con el firme objetivo de acabar con la vida de la que había sido su pareja, Yolanda Núñez, de 33 años, y de su madre, Pilar Mendoza, de 65, antes de volarse la cabeza de un disparo con su escopeta de caza. Su objetivo lo consiguió a medias. Pilar fallecía tras más de 30 horas luchando por su vida tras ser intervenida de urgencia en el hospital Puerta del Mar, de Cádiz, mientras que Yolanda, que también requirió atención quirúrgica, ha podido salir adelante en el hospital de Jerez.

Según ha podido saber este medio, la joven ha experimentado una notable mejoría, ha abandonado la UCI y ya se encuentra en planta. Poco más se sabe de su estado de salud. Se entiende que le quedarán secuelas debido a la gravedad de sus heridas de bala, pero la familia guarda silencio. Desde el primer momento no ha querido atender a ningún medio de comunicación y se ha mostrado contraria a hacerlo en un futuro, al menos próximo. De hecho, el SAS, que puntualmente informaba de la evolución del estado de la herida, ya hace semanas que no da parte de ello por expresa voluntad de sus familiares.

Con este silencio, en el aire quedan algunas preguntas por contestar. ¿Había quedado el asesino con sus víctimas previamente o fue sorpresivo el ataque? ¿Su objetivo era solo Yolanda o las dos? ¿Seguían siendo pareja Yolanda y Alejo en el momento en que ocurrieron los hechos? Fuentes cercanas al entorno de la joven declaraban a lavozdelsur.es que no, que lo suyo ya había acabado y que incluso la joven le insistía en que no la llamara más. En Algar, el pueblo del asesino, vecinos y familiares afirmaban lo contrario, señalando que incluso se habían visto apenas unos días antes del terrible suceso.

Lo que está claro es que Yolanda ha mostrado una gran fortaleza en estos meses. Pocos en su entorno tenían esperanzas de que pudiera salir adelante, incluso los médicos que la atendieron en esas primeras horas cruciales, y desde el primer momento en que recuperó la conciencia es consciente de todo lo que ha pasado. Su objetivo no es otro que seguir recuperándose e intentar olvidar, dentro de las posibilidades, aquel negro suceso que cambió su vida y la de toda su familia. 

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Jorge Miró

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