La designación de José Carlos Gutiérrez como vestidor de la Esperanza Macarena continúa generando admiración en el mundo cofrade local. La sorpresa no solo reside en la dificultad de la elección dentro de una hermandad con innumerables posibilidades, sino también en el hecho de apostar por un profesional cuyo trabajo, reconocido por su gran virtuosismo, ha estado ligado casi por completo a las cofradías de Jerez.
De dar alfileres a vestir a la Macarena
Gutiérrez se inició en el oficio a los 16 años, de la mano de su tío, el ya fallecido Carlos Otero, también vestidor. Hoy, con 51 años, recuerda cómo comenzó “dándole alfileres” hasta llegar a vestir a su primera dolorosa, Madre de Dios de la Misericordia, hermandad de la que es mayordomo. Desde entonces, ha vestido a numerosas imágenes, entre otras, la Virgen del Carmen y La Merced, Las Angustias, El Desconsuelo, Socorro, Dolores, Bienaventuranza, Confortación, Esperanza de la Yedra o La Piedad, donde incluso rediseñó el conjunto del duelo.
Un artista total que huye del foco
Este cofrade se define como un hombre entregado al arte en múltiples disciplinas, desde la música hasta la talla o el vestir imágenes, entendido como un arte más. “Mis hijos lo tenían complicado cuando le preguntaban en el colegio a qué se dedica su padre”, comenta con humor. “Me considero un entusiasta del arte. No sé vivir sin eso”, explica, subrayando que trabaja con “libertad total” en la ejecución y en la toma de decisiones.
No tiene redes sociales y rehúye la notoriedad pese a ser muy demandado. “No quiero decir que sea mejor ni peor”, afirma sobre su sello personal, insistiendo en que “no compito con nadie”.
Un reto histórico y estreno inmediato
El anuncio de su nombramiento fue para él “muy emocionante, igual que una noche de Reyes”. Reconoce que conocía los rumores, pero jamás pensó ser el elegido. Está “abrumado” por la repercusión y recuerda la vinculación de su Hermandad del Transporte con la de la Macarena cuando con su tío y el entonces hermano mayor Diego Conde iban a Sevilla a recoger las plumas viejas de los romanos del misterio de la Sentencia para usarlas en los soldados del paso jerezano: “Tener en mis manos las plumas de la Sentencia de la Macarena… madre mía”.
Consciente de que la Macarena es un canon estético universal, defiende que cada vestidor aporta algo sin romper la tradición. Sabe que asume el encargo tras la reciente restauración y confiesa: “me tiemblan hasta los cimientos del corazón”.
Su estreno será el 18 de diciembre, festividad de la Esperanza, en un besamanos histórico que coincide con el centenario del primero celebrado por una Dolorosa en Sevilla.
