Vanguard: teatro moderno en el Jerez de hierro

A finales de los cincuenta, muchos artistas y literatos iban migrando a Madrid y otras capitales. En Jerez quedaba Luis Pérez Palacios, dispuesto a convertir su grupo en la vanguardia más avanzada del teatro de su tiempo.

Milagros Pacheco, Luis Pérez Palacios y Juan Carretero representando 'El pan de todos' . Archivo de Milagros Pacheco

Misterioso grupo Vanguard. No recordado por casi nadie, ni siquiera del mundo del teatro, con la excepción de Milagros Pacheco Sala, que perteneció a él en sus inicios en este arte. Pedimos disculpas por si lo que sigue resulta inexacto, pues caminamos entre las brumas que suelen rodear a la pequeña vanguardia de provincias.

La vida cultural jerezana empezaba a despuntar en los años cincuenta. Un primer colectivo fue el Centro Cultural Jerezano, de cuyas tertulias nacería en 1954 el Grupo Atalaya de Arte y Poesía (y en 1958, la Cátedra de Flamencología). En Ánfora Club de Arte, fundado en 1948 por el farmacéutico Francisco Gutiérrez y otros, tenían más presencia los artistas plásticos, desde figuras consagradas como Manuel Muñoz Cebrián hasta los alumnos del pintor Miguel Barrón (Joaquín Cañete Babot, Jesús González Ramírez, Juan Gutiérrez Montiel...). Ánfora se ocupó algún año de la Fiesta de la Poesía y organizará un recital del pianista José Cubiles, pero sobre todo realizaba exposiciones de pintura, en la escuela San José y el hotel Los Cisnes, concursos de pintura infantil... También auspiciaba eventos teatrales, de índole oficialista

Entre todos estos colectivos navegaba un adolescente Luis Pérez Palacios (1940-1997), aficionado al teatro y los recitales. Ya antes de 1955 participaba en las tertulias previas al Grupo Atalaya y es muy posible que sus primeros pinitos teatrales los hiciera en Ánfora. A finales de los cincuenta lidera su propia agrupación. ¿Tomaría el nombre de Vanguard del satélite puesto en órbita por los americanos en 1958? 

En ese cierre de década, muchos de aquellos artistas y literatos iban migrando a Madrid y otras capitales. En Jerez quedaba el precocísimo Luis, dispuesto a convertir su grupo en "la vanguardia más avanzada del teatro" de su tiempo (así lo describe Juan de la Plata en su sucinta nota de Cinco siglos de teatro en Jerez). La lista de obras representadas habla por sí misma: Lucha hasta el alba de Ugo Betti, El pan de todos de Alfonso Sastre... Teatro moderno con acento social, aunque el interés que reunía a los miembros, en los inicios al menos, parece ser una modernidad más estética que política. Se ha citado también Seis personajes en busca de autor de Pirandello, dirigida por Mariano Sánchez Portela, pero las fechas hacen pensar en el club Ánfora. 

Luis Pérez Palacios y Francisco Benítez Hita en 'Lucha hasta el alba'. Archivo de Milagros Pacheco

El circuito que se le recuerda a Vanguard no llega más lejos que el salón de la Caja de Ahorros de Jerez, y acaso —por mediación de José María Velázquez-Gaztelu— el teatro de Arcos. Serían unos seis actores: Luis, Milagros Pacheco, Ana María Salvago, la semialemana Wilma Kuwilsky (hermana del actual dueño de Mafalda), el futuro locutor Juan Carretero García y Francisco Benítez Hita, empleado en la clínica del dentista José Piosa. 

Los Vanguard solían ensayar en la misma Caja de Ahorros donde escenificaban sus proyectos. Cuando no estaba disponible, lo hacían en una droguería de la calle Prieta perteneciente a la familia del pintor Juan Gutiérrez Montiel, que simpatizaba con el grupo y preparó decorados. Otro simpatizante decisivo fue el escritor Manuel Moreno Barranco. En la primavera de 1961, visitaba con Luis Pérez Palacios las minas de Riotinto, inspirados quizá por la inspección del dramaturgo Alfonso Sastre en Tierra roja (1954). En esa época, Manuel era espectador frecuente de los ensayos de Vanguard, hasta el punto de que, recuerda Milagros Pacheco, cuando empezó a faltar (por una gripe) algunos de los actores fueron a su casa a ver qué pasaba... 

Presagio de lo que sucedería. A finales de 1962 el inquieto Luis ha comenzado el servicio de infantería de marina, el más largo de todos. A punto de estallar en el acuartelamiento de San Fernando, si no lo estaba ya en ese Jerez franquista al que intentaba concienciar desde la mayor vanguardia a su alcance... Manuel regresa de París también muy politizado, con una copia para Luis de La otra cara de José Corrales Egea (París, 1962) y dos juegos para actores alquilados en el Archivo Teatral Moderno de Barcelona. La obra era el drama social chileno Deja que los perros ladren, recién estrenado en España y muy en la línea de Vanguard. El alquiler estaba a nombre de Francisco Benítez Hita, posible sucesor de Luis en el liderazgo del grupo.

Manuel Moreno, Luis Pérez Palacios, Pepita Barba Serrano y Juan Gutiérrez Montiel (primavera de 1961). Archivo del autor

Al llegar las Navidades, Luis está de licencia y escribe junto a Manuel unas octavillas políticas que terminarán en las manos equivocadas, resultando en el arresto de ambos. Los Vanguard se distancian por precaución; los miembros varones serán llamados a declarar a comisaría. La mayoría no sabía, al parecer, de las actividades 'políticas' de su anterior líder. El asesinato de Manuel Moreno en uno de los interrogatorios y el presidio de Luis de dos años en el penal de San Fernando (a la espera de un tribunal militar) fue el método empleado por una sociedad brutal para imponerse sobre esa pionera bocanada de vanguardia, que no volverá a reunirse.

 

Luis será finalmente absuelto por el tribunal militar, gracias a haber destruido las pruebas y a un abogado mañoso que era teniente de navío. Como castigo encubierto, lo obligarán a repetir el servicio desterrándolo a la isla de Alborán. Personaje efervescente, cuya trayectoria posterior daría para varias reseñas, brindaba "a los desconocidos mártires irrepetibles de la historia del cante de Jerez". También el teatro tuvo los suyos.