Temas enquistados en el sector como el fino de Sanlúcar, los graneles o el ‘bag in box’ forman la agenda de salida de este grupo de trabajo recién creado, al que se suman otros como el posible amparo de los denominados ‘nuevos jereces’.
El Consejo Regulador del Vino ha constituido formalmente la comisión interna con la que pretende dar salida a los principales temas que tiene pendiente de resolución el sector, algunos de ellos claramente enquistados tras más de un decenio sobre la misma, caso del (su supresión) fino de Sanlúcar, y que pueden considerarse conflictivos.
La supra o súper comisión, como se la conoce en algunos ámbitos del sector, no sin un punto de ironía, pretende, en definitiva, llevar al pleno del Consejo Regulador los temas sectoriales más importantes ya hablados, debatidos y acordados para que en dicho órgano prácticamente solo haya que dar el ok (como es lógico, a falta de matices y formalidades). Se trata pues de reforzar el trabajo interno de la institución para llegar a acuerdos previos y evitar así que las disensiones que acompañan a algunos de estos temas —además del fino de Sanlúcar cabe citar en este apartado otros asuntos históricos como el bag in box, ahora provisionalmente prohibido, la ampliación de la zona de crianza de Jerez-Xérès-Sherry a toda la zona de producción o la desaparición de los graneles— lleguen sin el visto bueno al escaparate —bien es cierto que no para la opinión pública generalista, pero sí para el sector y sus distintos agentes, las distintas Administraciones y la prensa especializada— que supone cada pleno del Consejo Regulador, las decisiones que adopta o desestima y cómo lo hace.
La supracomisión, en definitiva, pretende ser la nueva cocina del salón que es el pleno del Consejo Regulador, cuyos componentes han decidido —estirando el ejemplo— dejar de tirarse miguitas de pan y darse patadas por debajo de la mesa, pudiendo hacerlo en este grupo de trabajo, en lo que se hornean y condimentan los asuntos. El ámbito de actuación de este órgano será en general todo lo que afecte al pliego de condiciones de las denominaciones de origen Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda.
En la actualidad, junto con el bag in box y la prevista —también sine die— desaparición de los graneles este es el principal contencioso sectorial que afecta a bodegas de Sanlúcar (no todos los temas afectan a todas, por cierto), pero claro, son tres asuntos de enjundia… Por supuesto, las bodegas manzanilleras siguen acudiendo al pleno del Consejo Regulador, pero el hecho de que por el momento hayan decidido no participar en este grupo de trabajo supone un problema a la hora de encontrar consensos —palabra que en el Marco de Jerez suele identificarse con unanimidades— para la resolución de éste y el resto de temas pendientes…
Por cierto, hace algo más de veinte años, con Rafael Coloma como presidente del Consejo Regulador, se avanzó bastante en una iniciativa similar para integrar a los otros jereces (es cierto que por entonces sin iniciativas que pudiéramos denominar singulares, como es este caso… básicamente se trataba de allanar el camino a una posible integración de casi toda Tierra de Cádiz en el seno del Consejo Regulador. De hecho había un nombre y todo: el no muy afortunado Vinos del Marco de Jerez. El borrador del reglamento debe andar todavía por ahí en algún cajón…).
Bien, hay que dar tiempo para ver la operatividad de la supracomisión y si resulta la herramienta adecuada para dar salida a asuntos como el del fino de Sanlúcar, graneles y demás… Pensar que una comisión —no vamos a reproducir la broma de Napoleón al respecto— agiliza tramites y da soluciones puede sonar un poco ilusorio, pero hay que esperar, como siempre en el Marco de Jerez…