El organizador del cotillón clausurado en la bodega La Plazuela dice que no pidió la pertinente licencia ya que su evento no era tal, sino "una fiesta privada", a pesar de que vendió 400 entradas a un precio de entre 30 y 40 euros.
Ni Cristiano Ronaldo, en su célebre fiesta privada con Kevin Roldan, llegó a invitar a tantas personas. Porque es así como define el evento, y no como cotillón, el organizador de la fiesta 'Las 12 campanadas', clausurada la pasada Nochevieja en la bodega La Plazuela, con el que ha podido contactar este medio. "Me explicaron en Urbanismo que para una fiesta privada no era necesaria la licencia de cotillón", y añade: "En la entrada sólo ponía invitación y tampoco ponía nada del precio, como marcan las fiestas privadas”.
Está claro que cualquiera puede organizar una fiesta en su casa sin necesidad de tramitar licencia de ningún tipo, y también es normal que si no se quieren afrontar todos los gastos, se pida una pequeña cantidad 'a escote' a todos los invitados. Pero otra cosa es anunciar un evento por redes sociales, cobrar una entrada -con precios de entre 30 y 40 euros-, alquilar un casco bodeguero, contratar a dos dj's y todo esto querer hacerlo pasar por una "fiesta privada" para 400 personas, que es el número de entradas que, afirma el organizador, se vendieron.
Aún así, insiste en que el motivo por el que el Ayuntamiento clausuró la fiesta es que en el contrato que firmó con la bodega se reflejó el motivo del evento como cotillón, algo de otro lado discutible teniendo en cuenta que en el bando municipal se expresa claramente que “todas las fiestas de fin de año o cotillones deberán obtener autorización municipal expresa como actividad extraordinaria”.
Sobre las medidas de seguridad de las instalaciones, otro de los motivos que provocaron la suspensión, afirma que la bodega “cumple con todos los requisitos. Se celebran bodas, bautizos e incluso zambombas del mismo Ayuntamiento. El acto post electoral de Ganemos se celebró allí sin problemas”.
El organizador, que ha pedido que se respete su anonimato, afirma que es “el único responsable” de lo que ha ocurrido y confirma que ya se está poniendo en contacto con los afectados para devolverles el dinero de las entradas que se vendieron. Eso sí, afirma que está a la espera de que su seguro se haga responsable del robo de las botellas preparadas para la barra libre. Y es que, algunos de los jóvenes afectados, al enterarse la pasada Nochevieja de la clausura del evento, decidieron tomarse la justicia por su mano y llevarse las botellas como contraprestación a las molestias ocasionadas. Aún así, el organizador tiene claro que ese dinero no será suficiente. “Tendré que poner de mi cuenta”.
Por su parte, en la jornada de este lunes ya fueron muchos los jóvenes -algunos de ellos menores de edad- los que decidieron acercarse hasta la Oficina de Atención al Ciudadano, en el Ayuntamiento, para interponer su reclamación, que luego será remitida a Consumo. Entre ellos se percibía ciertas dudas y despiste. De hecho, muchos creían incluso que el propio organizador del evento iba a devolver este lunes las entradas en la misma puerta del Ayuntamiento.
La mayoría, afirma, no llegó a pisar la calle cuando ya se enteró, vía WhatsApp, de la cancelación de la fiesta. Fue el caso de Inma Toro, que tenía pensado acudir al cotillón junto a otras 13 personas. En su caso, fueron 35 euros los que desembolsó en la entrada, y ahora no tiene muchas esperanzas de que pueda ver ese dinero.
Con el que no ha podido contactar este medio es con el organizador del otro cotillón de fin de año, el que se iba a celebrar en la finca El Toro. De hecho, algunos afectados señalan que tampoco han podido hablar con él y que se encuentra en paradero desconocido. Por este hecho, la organización de consumidores Facua informa a los usuarios de que deben presentar una denuncia ante la Consejería de Salud y que ésta vaya acompañada de la fotocopia de la entrada.
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